martes, 20 de mayo de 2025

Teatro de la Maestranza 25/26: suma y sigue

Se interesa un amigo granadino por más señas por mi opinión sobre la próxima temporada del Teatro de la Maestranza, presentada ayer mismo. En breves palabras: me parece francamente buena, cierto es que con algunas decisiones desconcertantes, pero consolidando el giro a mejor de los últimos años. Hay variedad y calidad, se mantiene el ciclo de las grandes orquestas, se concede suficiente espacio al flamenco, el apartado de ballet cobra relevancia y se exploran nuevas vías. Determinados repertorios quedan cojos, si bien hay que tener en cuenta que el presupuesto es el que es y que la ciudad no da para mucho más. La existencia de otros espacios escénicos y de ciclos como el Festival de Música Antigua, más los conciertos de la ROSS que tienen lugar en el propio Maestranza, enriquecen la oferta al tiempo que suponen una seria competencia: hay eventos en uno u otro recinto que se quedan a medio llenar cuando se suceden espectáculos de manera consecutiva. Piénsenlo bien, una pareja de clase media no puede permitirse, por falta de tiempo y de dinero, ir dos o tres veces por semana a un espectáculo de música culta, salvo que prescinda por completo de teatro, cine y otras artes; renuncia poco recomendable, dicho sea de paso. Otra cuestión es la imperiosa necesidad de crear nuevos públicos: el teatro hispalense incluye en su propuesta espectáculos para jóvenes, pero las administraciones públicas tienen que ir a más en ese campo. Con llevar a un colegio de vez en cuando no basta. 

Como este amigo también me pregunta por los espectáculos más interesantes, por aquello de hacerse con las entradas cuanto antes, voy a permitirme realizar un repaso por lo que se ofrece.

De los cuatro títulos de ópera escenificada hay dos imprescindibles. El sueño de una noche de verano de Britten es una delicia se ofrece en una producción del gran Laurent Pelly que ha recibido críticas extraordinariamente elogiosas, mientras que la Lucrezia Borgia de Donizetti cuenta con Marina Rebeka en el rol titular y la mejor batuta para este repertorio, Maurizio Benini. No hay que perdérselos bajo ningún concepto.

El Don Giovanni de Mozart me despierta dudas en el apartado musical, porque se trata de una ópera increíblemente difícil de hacer y no conozco a ninguno de los artistas convocados. He bicheado por ahí y, al parecer, lo valioso radica en la al parecer magnífica la producción de Cecilia Ligorio: moderna pero no estúpida. 

Programar una nueva producción propia de Aida me parece extraño. Supongo que hay confianza máxima en lo que puede hacer Paco Azorín, pero yo soñaba con cosas como Luisa Miller, Ballo y -sobre todo- Forza. Sí, ya sé que hablar es fácil y que luego llega la hora de la verdad, cuando hay que ver con qué medios se cuenta y cuadrar números. La zarzuela vale, zarzuela convertida en ópera llega esta temporada con tres voces de fuste: Sabina Puértolas, Ismael Jordi y Juan Jesús Rodríguez serán los encargados de hacer Marina de Arrieta. He echado mucho de menos las celebradas coproducciones que ha firmado el Maestranza de Bodas en el monasterio por un lado y de La hora española y Gianni Schicchi por otro: obviamente, quedan para otra temporada.

El apartado de óperas en concierto o semiescenificadas es muy relevante. El Barbero de Sevilla por Paisiello tiene más interés que el propiamente histórico, aunque no sé cómo lo dirigirá Lucas MacíasEinstein on the Beach de Philips Glass es ya un clásico de su estilo; me han hablado maravillas de esta producción de Robert Wilson, que además viene con Suzanne Vega, y el coro es nada menos que el soberbio Collegium Vocale GentLa prodigiosa Fairy Queen de Purcell llega con Les Arts Florissants. Ni idea sobre Don Juan no existe de Helena Cánovas. Luego está lo de Cecilia Bartoli: un Orfeo y Eurídice de Gluck en el que la diva se hará acompañar por los mediocres conjuntos propios con los que la escuché en Viena. Puede pasar de todo, pero yo la entrada al mismo precio que un titulo "normal", que la señora cobra caro me la compro en cuanto salga. Ya saben, el "chou" de la Chechi no hay que perdérselo.

Soberbio el ciclo de grandes voces: Franco Fagioli, Xabier Anduaga, Juan Diego Flórez y Jakub Józef Orliński, este último sin el horrible equipo barroko radikal con el que se presentó la otra vez. Estupenda idea el programa navideño de Mariola Cantarero, aunque no sé cómo andará de voz la soprano granadina. Echo muchísimo de menos un ciclo de lieder, pero eso no vende en ninguna parte y no se puede tirar el dinero por la ventana. Lo suyo sería ir acostumbrando al personal con pequeños recitales en la sala de cámara, con artistas más o menos locales, sobretítulos adecuados, conferencias introductorias y tal; sería una labor de muchos años, pero a la larga mucho más provechosa que la de aumentar el número de eventos más populares.

Entre los conciertos hay de todo, siempre de interés por un motivo u otro. Por ejemplo, la curiosidad de ver a Herreweghe haciendo Quinta y Sexta de Beethoven: el belga es gran bachiano, pero en este repertorio resulta muy irregular. Más consenso alcanzará la presencia de Antonio Pappano al frente de la portentosa Chamber Orchestra of Europe; su temperamento es ideal para las Danza eslavas de Dvorák, mientras que la pesadita Sinfonía Española de Lalo corre a cargo nada menos que esa granadina justamente lanzada al estrellato internacional que se llama María Dueñas.

Se canceló esta temporada que ahora concluye el recital de Martha Argerich. Era previsible: por alguna extraña razón, esta señora desde hace décadas rechaza tocar sola en el escenario. Por eso mismo hay mucha más seguridad de que sí comparezca ahora, más aún cuando dirige su mejor amigo, no otro que su ex Charles Dutoit. El Concierto en sol de Ravel, idóneo para ambos: es de lo que ella interpreta con más excelsa inspiración, y él es el más grande intérprete del repertorio raveliano en la actualidad. Por eso mismo extraña la Sinfonía del Nuevo Mundo en la segunda parte, cuando podían haber hecho un monográfico del compositor vascofrancés. La orquesta es la Sinfónica de Sevilla, pero a precio de agrupación internacional. Ojo: muchas entradas ya están vendidas, porque se ha ofrecido a los que compraron las del recital de este año la posibilidad de intercambiarla.

La Orquesta de la Fundación Barenboim-Said viene con quien tal vez ofrezca el mejor concierto sinfónico del año: quienes han escuchado a Thomas Guggeis alternándose con Thielemann para sustituir a Daniel Barenboim en el que iba a ser su último Anillo wagneriano afirman que lo hizo mucho mejor que su veterano y prestigioso compañero. El joven ya dirige a la Filarmónica de Berlín, así que máxima atención. Orquesta y Coros Nacionales de España y Josep Pons interesan por traer una obra maestra que al sur de los Pirineos se hace mucho menos de lo que se debería: el Réquiem Alemán de Brahms. Morbazo enorme escuchar a Currentzis haciendo el Anillo sin palabras que hizo Lorin Maazel sobre Richard Wagner, aquel que en el Maestranza le escuchamos en 1992 al maestro norteamericano en persona. ¿Utilizará el griego instrumentos más o menos "originales"? ¿Con cuántas ocurrentzias nos sorprenderá?

Gianandrea Noseda es un director poco estimulante, pero viene nada menos que con la Sinfónica de Londres y un pianista del máximo interés, Seong-Jin Cho. Como en la segunda parte hace la Sinfonía nº 2 de Borodin, está claro que el concierto no hay que perdérselo. El disco ha dejado claro que Il Giardino Armonico forma excelente pareja con la soprano Julia Lezhneva, mientras que Vivaldi es el compositor con quien más sintoniza el muchas veces excesivo Giovanni Antonini: otra cita obligada. 

Nunca he escuchado a Jonathan Cohen, así que no sé cómo hará la Pasión según San Mateo bachiana que se ofrecerá el Domingo de Ramos. Para terminar con lo sinfónico, Carlos Miguel Prieto se pondrá al frente de la Orquesta Joven de Andalucía para un programa latinoamericano que incluye entre medias el Concierto para violonchelo nº 1 de Shostakovich.

Pianistas en solitario solo hay uno, el admirable Arcadi Volodos Brahms, Chopin, Schubert–, pero asomará también por ahí la mismísima Elena Bashkirova acompañando a su hijo Michael Barenboim. Gran tradición rusa por partida doble, pues, pero si tuviera que decidirme por un solo concierto me quedo con el de Joaquín Riquelme, nuestro murciano de la Filarmónica de Berlín: hará la acongojante Sonata para viola de Shostakovich.

Hay muchas más cosas, claro, pero yo me he limitado a escribir sobre aquello sobre lo que creo que puedo decir algo. La programación completa la pueden encontrar aquí. Venta de entradas sueltas a partir del lunes 2 de junio.

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