Tal vez usted no pueda seguir el Concierto de San Silvestre con Kirill Petrenko y Jonas Kaufmann, porque no esté abonado (¿a qué espera, querido lector?) a la Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín. O quizá no le apetezca ver mañana al Most-Boring Wëlser-Most destrozando por tercera vez la música de los Strauss. Una buena alternativa es escuchar uno de estas dos célebres grabaciones de esa maravilla que es la opereta El murciélago, que firmara Johann Strauss II allá por 1874.
Una, la de que Willi Boskovsky, concertino de la Filarmónica de Viena, registró con la Sinfónica de la misma ciudad para EMI en otoño de 1971. Dirección no genial, pero increíblemente perfecta en el estilo (¿alguien lo conocía acaso mejor que él?) y de una musicalidad admirable.
Elenco de ensueño. Anneliese Rothenberger es una Rosalinde maravillosa, aunque en una línea marcadamente frívola que hoy se nos antoja un pelín anticuada. Nicolai Gedda, ya mayor, se las arregla para que su ancha voz de tenor funcione para Eisenstein. Perfecta Renate Holm como Adele, sensacional Walter Berry (¡qué borrachera!) encargándose de Frank, impecable Alfred Dallapozza como Alfred, y un lujo asiático Brigitte Fassbänder como Orlofsky. De Fischer-Dieskau poco podemos decir: lógico que, teniendo al mejor cantante del siglo XX a disposición, se añada sin venir a cuento un aria de la opereta Waldmeister para que el barítono se luzca.
El otro registro es el de Carlos Kleiber en la Bayerisches Staatsoper grabado por DG en octubre de 1975. No descubro nada nuevo: sería la referencia absoluta de no haber realizado el peor fichaje lírico de toda la historia del disco clásico, el bajo Iwan Rebroff –famoso, al parecer, haciendo canciones rusas tradicionales– poniendo presunta voz de contratenor como Orlofsky; en los diálogos recuerda al actor Emilio Laguna intercambiando pluma con Alfredo Landa en Solos o con nuestro tío. Una pena, porque el resto es para caerse de espaldas.
Herrmann Prey hace el Eisenstein perfecto, aunque se echa de menos verle en escena: ahí está el DVD del Covent Garden con Te Kanawa. Julia Varady canta con absoluta excelsitud y delinea una Rosalinde muy sensual. Deliciosa e insuperable Lucia Popp como Adele. Irreprochables Benno Kusche y Bernd Weikl, Frank y Falke respectivamente. Magnifico René Kollo. La orquesta, sin ser muy allá, rinde al máximo de sus posibilidades bajo la batuta de un Carlos Kleiber más Kleiber que nunca, para lo excelso y para lo discutible. Ya se sabe, efervescencia, electricidad y chispa a tope, tremendos zurriagados en Bajo truenos y relámpagos, rubatos increíbles y mucha fantasía.
En ambos registros, los diálogos corren a cargo del célebre director de escena Otto Schenk, que se reserva en el primero de ellos el bombón del carcelero Frosch. En la segunda los diálogos son particularmente breves, pero se encuentran muy bien modificados para que todo funcione de maravilla.
Una cosa más. Las dos grabaciones fueron cuadrafónicas en origen. La de EMI suena bien sin más: gama dinámica en exceso reducida. La de DG la he escuchado en el Blu-ray audio con formato Dolby Atmos; he comparado con los CDs que vienen en la misma caja y la mejoría es asombrosa. Suena de escándalo.
¿Conclusión? Eche una cana al aire, como Eisenstein, y escuche los dos registros. Yo también lo he hecho: felicidad garantizada. Y si aún le quedan fuerzas, no se pierda el DVD del propio Kleiber con la puesta en escena de Schenk.