martes, 28 de noviembre de 2017

Intento de boicot a Savall en Sevilla

Me llegó el pasado domingo, en referencia a la inauguración hoy martes del Año Murillo en Sevilla con un concierto de Jordi Savall en el Maestranza, un WhatsApp que reproduzco seguidamente de manera literal y en su integridad:
“Q vergüenza, el martes hay un concierto para la inauguración del año dedicado a Murillo en el Maestranza y el director de la orquesta es Jordi savall, un catalán contratado por el ayuntamiento de Sevilla, q se declara independentista y dice en la vanguardia q España se cree q puede silenciar a millones de catalanes por la fuerza. Hay q tener poca vergüenza venir a una parte de España por dinero y además la orquesta es tb catalana. Pasarlo por wassap para q todo el mundo se entere. Podéis comprobarlo en la web del Ayuntamiento de Sevilla.”
Poco más tarde, me mandan un enlace a este artículo de la web Sevillainfo.es que luce un titular muy significativo: “Jordi Savall, un reconocido antiespañolista, inaugurará el Año Murillo junto a la Capella Real de Catalunya”.


Voy a ser claro. El asunto del llamado “procés” mediante el cual una gran parte de la población catalana quiere independizarse del resto de España me tiene muy preocupado. Entiendo perfectamente, aunque opine que sus creencias no poseen fundamento real, que haya numerosas personas en la referida comunidad autónoma que se sientan exclusivamente catalanas y no españolas. También soy consciente de que por parte de los diferentes gobiernos centrales de nuestra aún reciente democracia se han cometido importantes errores a la hora de abordar la articulación de España, un problema que venimos arrastrando desde hace ya muchos siglos sin que hasta ahora se haya encontrado un esquema que satisfaga al cien por cien todas las sensibilidades. Pero estoy rotundamente convencido de que el actual sistema, el de las comunidades autónomas, es la menos insatisfactoria de todas las soluciones. Porque permite la convivencia entre quienes se creen dirigidos por un estado diferente al que debería ser el suyo propio y quienes entienden que Cataluña se integra por naturaleza propia en una realidad compleja, y por su complejidad particularmente rica y llena de posibilidades, llamada España. Permite la convivencia, eso sí, siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo en renunciar a un porcentaje de ese cien por cien de satisfacción en aras de la estabilidad integradora.

Por eso mismo me asquea la actitud del ahora destituido gobierno catalán, y también de muchos de los que lo precedieron. Porque su intención no ha sido otra que la de imponer una única sensibilidad. Acabar con la convivencia. Obligar a los que también se sienten españoles a optar entre la renuncia a ese sentimiento (tan admirable: ¡compartir presente y futuro con quienes más hemos tenido en común a lo largo de los siglos!) o tener que marcharse de las tierras catalanas. Todo ello arguyendo sentimientos nacionalistas muy pasados de moda en pleno siglo XXI que ocultan la sucia realidad: que tras el deseo de independencia, y bajo un indigesto mix ideológico que se extiende desde la extrema derecha carlista hasta la izquierda antisistema, pasando por la antes presuntamente moderada burguesía democrática, no se esconde sino la creencia de que sustrayéndose de los mecanismos de solidaridad intercomunitaria que parten de la Constitución de 1978 (el “estamos hartos de que nuestras bien merecidas ganancias vayan a parar a las tierras de los vagos andaluces”) se superarán con mayor facilidad los efectos de la crisis económica que a todos nos afecta. El dinero les interesa mucho antes que la patria.

Pues bien, dicho esto no puedo sino sentir un profundo disgusto al comprobar que hay personas en Sevilla dispuestas a realizar un boicot a Jordi Savall basándose en motivos ideológicos. Se podrá preferir a otros artistas a la hora de programar este concierto inaugural –a mí la elección me parece perfecta–, pero rechazar a una persona por su procedencia y por su afinidad al independentismo me parece terrible por parte de un pueblo, el andaluz, que desde hace siglos renunció a la xenofobia –que la hubo– para dar pruebas de su voluntad respetuosa e integradora. Textos como el del WhatsApp antes referidos o como el del malintencionadísimo artículo citado no tienen otro objetivo que la de incrementar la considerable dosis de crispación y de odio entre hermanos que venimos sufriendo.

Sí, soy consciente de que el director de la Capella Reial de Catalunya posiblemente sea no antiespañolista –monumental embuste que se desmonta por sí solo–, pero sí independentista. Me entristeció mucho el vídeo de un concierto celebrado en el extranjero en el que al presentar a sus músicos se enorgullecía de liderar un grupo multicultural en el que había armenios, turcos, griegos, etc. –no recuerdo ahora mismo las diferentes nacionalidades– “y catalanes, y españoles” (sic). La diferenciación entre unos y otros y las risas de complicidad que siguieron no dejaron entonces duda de que el de Igualada entiende que ser catalán y ser español son dos cosas diferentes. Cuando en la reciente entrevista para Diario de Sevilla afirma que se siente “también español, como en casa ya esté en Santiago de Compostela, Toledo, Granada o Sevilla” es posible que quiera decir lo mismo que si confesase en Francia sentirse francés y en Inglaterra sentirse inglés: “es mi cultura también”, apostilla en la referida entrevista. Pero en su pleno derecho está Savall se sentirse así. ¿Quién es nadie para juzgar qué se siente o no se siente cada uno?

Este intento de boicot, porque de eso y no de otra cosa se trata, me recuerda mucho al que sufrió Fernando Trueba por afirmar que no se sentía particularmente español. Y por ello me produce las mismas nauseas. Se puede y se debe encarcelar a los políticos que se saltan la ley repetidamente en aras de acaparar más poder al tiempo que ponen en gravísimo peligro la convivencia ciudadana; como también se pueden pedir responsabilidades a los gobiernos que, desde Madrid, o bien se han negado al siempre imprescindible diálogo, o bien han mirado hacia otro lado a cambio de conseguir la aprobación de presupuestos en minoría. Sobre eso y sobre muchas cosas más se puede hablar largo y tendido. Pero lo que no se puede, bajo ningún concepto, es rechazar a un artista por su procedencia o por su adscripción ideológica. Algunos, quizá muchos catalanes, así lo están haciendo. Pero nosotros no nos lo podemos permitir. No en Andalucía. No somos así. Ojalá que el concierto de esta tarde –desdichadamente no podré asistir– sea un éxito.

15 comentarios:

FERITO dijo...

No puedo estar más de acuerdo.

ipromesisposi dijo...

Se avecinan tiempos oscuros.

Bruno dijo...

Hacer montaje sentimental de la nacionalidad es un fraude. Porque necesariamente deviene en excluyente. No hay dos sentimientos iguales.
La nación es una cuestión política, de leyes comunes. Y los secesionistas se han descubierto al final confesando que lo que les guía es la pasta y el poder. La historia inventada, una excusa. La revolución francesa para algo sirvió: Todos somos libres e iguales, sometidos a las mismas leyes. Y los catalanes están desde tiempo inmemorial en el barco hispano, nunca han estado en otro excepto en sus ridículas excepciones. No tienen derecho a la secesión. No se puede desconectar una red de relaciones con siglos de historia. No puede un andaluz ir a Cataluña como emigrante en su nación y le salgan ahora conque le quitan la nacionalidad y la lengua.
En ese proceso no se han manifestado con opción distinta sino agresivamente antiespañoles. Savall uno de ellos.
El supremacismo de esta gente es abrumador y me temo que cuentan con que estamos idiotas y les invitamos a giras. Un no secesionista en Cataluña no tiene nada que hacer.
Yo entiendo su postura buenista y equidistante. Pero eso es muy peligroso con los agresores.

Anónimo dijo...

Siempre que se haga de forma voluntaria y por tanto no coercitiva, el boicot es una forma civilizada y legítima de protestar contra una ideología tan xenófoba, supremacista, totalitaria, egoísta e insolidaria como el nacionalismo catalán. Savall es un gran músico, pero si en lo personal hay quien dice que es elitista, paternalista y déspota, en lo intelectual es directamente abominable. Creo que no está de más enseñarle a esa gentuza que sin el mercado español, la "locomotora catalana" no podría "tirar del carro", como les encanta decir. El boicot es una buena arma en ese sentido.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Estimado Bruno, ¿de verdad le parece equidistante mi postura? Muy mal me debo de haber explicado entonces. Otra cosa es que se llame equidistancia a la necesidad de analizar un problema, cualquier problema, haciéndolo desde todos los puntos de vista posible, y en el caso que nos ocupa haciendo una valoración lo más objetiva posible de los criterios esgrimidos por la parte con la que no estamos de ac uerdo, lo que incluye otorgar la razón en una serie de aspectos. Pero eso no es ser equidistante: es no dejarse llevar por los sentimientos primarios.

Anónimo, por supuesto que el boicot es una forma legítima y pacífica de protesta, y coincido en que en el nacionalismo catalán hay un componente xenófobo y supremacista detestable. Pero pienso que Jordi Savall, que tantísimo ha hecho por la cultura española a pesar de ser independentista, no se lo merece en absoluto. Que no estemos de acuerdo con su manera de pensar, y que esa línea ideológica en la que parece enmarcarse esté causando daños muy serios a toda España, no justifica un boicot como el que se plantea.

Bruno dijo...

Me refiero a equidistante a ver a los secesionistas haciendo sedición, que no es cualquier cosa, y no actuar. Ellos son malos y nosotros no hacemos como ellos.
El Sr. Savall ha hecho declaraciones vergonzosas. Y mas precisamente vergonzosas por ser él quién es. No es lo mismo que un mindundi diga una barbaridad que que la diga Savall. Como Carreras. Como el expresidente y su exgobierno. Uno es más responsable cuanto mas alto es su puesto o su posición. Pensar en devolverles la pelota no es un instinto primario. Puede ser supervivencia.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Bruno, contra el independentismo catalán se lucha aplicando la ley e intentanto establecer puentes, no mediante la xenofobia que muchos catalanes practican. Desde aquí, desde este minúsculo rincón de la red, permítanme gritar un NO al racismo, a la xenofobia, al machismo, a la homofobia y a cualquier tipo de intolerancia.

Ahora bien, estos mensajes en torno a esta entrada en la que puse tantas emociones me han entristecido tan profundamente, y me hacen guardar tan pocas esperanzas sobre el futuro de España, que no me siento con ganas de continuar con el blog. Permítanme que anule las entradas programadas y que esté ausente durante algún tiempo.

Bruno dijo...

El decir devolverles la pelota me estoy limitando al ámbito de su artículo. El contraboicot al que ellos practican. Ellos promueven allí exclusivamente el consumo de sus productos. Ellos adoctrinan allí a los alumnos. Ud. es profesor y algo le habrán contado. allí enseñan exclusivamente en catalán a pesar de que muchos no son catalano hablantes.
Muchos catalanes les votan. Ello quiere decir que apoyan esa política supremacista y chulesca.
Est4e estado de cosas genera un grave perjuicio a los productores pasivos del resto de España. Es muy bonito vender y no comprar pero un mercado no resiste que una parte sea super proteccionista y la otra superliberal. Así los catalanes siempre ganarán al poker.
Mi entrada no tiene nada que ver con el racismo, la xenofobia, la homofobia ni la intolerancia. Bueno, si se puede llamar intolerancia a protestar a que otro español se arrogue más derechos que yo. Y el Sr. Savall se los arroga sin parar. Y se les debe hacer ver que todos somos libres e iguales.
Lamento que haya llegado a esas conclusiones que expresa y a anular entradas programadas.

Anónimo dijo...

No puedo estar más de acuerdo con Bruno en fondo y forma. Savall se ha posicionado a favor del independentismo en demasiadas ocasiones pero al mismo tiempo él y su difunta esposa abrazaban subvenciones del "estado español" como pocos artistas en este país y esto durante años y años. Estamos hartos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Anómino procedente de Gijón: yo también estoy harto de todas estas actitudes del independentismo catalán, pero creo en la unidad de España, y por eso pienso que es mucho más importante tender puentes que destruirlos. Eso sí, sin confundir "tender puentes" con ceder a chantajes. Ambas cosas son posibles, aunque cierto nacionalismo español lo niegue.

Carlos Alberto dijo...

Estoy de acuerdo contigo Fernando. Este tema se ha enturbiado tanto, es complicado tratarlo con un poco de sensatez sin que te salten por un lado o por el otro, y no es para menos. Entiendo y suscribo tu postura, y no creo que sea buenismo, sino un intento serio de análisis para tratar de buscar una solución a un problema endiabladamente complicado. Por supuesto que ellos falsifican la historia y la realidad, manipulan y están provocando que la convivencia en Cataluña se haya roto. Pero creo que la respuesta no puede ser el boicot o el desprecio a personalidades a las que admiramos artísticamente pero de las que no nos gustan su postura política por muy equivocada que creemos que esté y en mi opinión lo está. Digamos que ellos no rechazan lo español sino la postura política del Gobierno español, que es diferente. No se sienten españoles si España les niega el derecho a decidir separarse y hay que asumirlo. Por eso yo también creo que es necesario tender puentes para evitar que estas personas se salgan con la suya y consigan la separación de Cataluña de España. En mi opinión, se trata de atraer a los moderados para que estos independentistas recalcitrantes queden en minoría. Actitudes como la que denuncias en Sevilla creo que no contribuyen a ello en absoluto. De alguna manera hay que demostrarles que estamos por encima de ellos y que no seguimos sus mismas tácticas. Claro, también se entiende la postura contraria de defensa de la nación española ante lo que se presenta como una agresión y una ruptura por la fuerza de la convivencia. La democracia española tiene que defenderse,etc. Las comprendo de veras pero no las comparto por cuanto enconan los ánimos y alejan a quienes están, digamos, en el término medio. Solo que es verdad que duele ver a Carreras o a Saball expresándose como lo hacen. Disculpa que saque el tema, Fernando, y sigamos hablando de música : grandisima versión la de la sinfonía de Bizet por Beecham. Gran recomendación. Un saludo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Completamete de acuerdo, Carlos Alberto. Y triste lo de Carreras, ciertamente, a quien le recuerdo en un prograna de televisión declarándose ferviente independentista y presumiendo de llevar la senyera en su bolsillo durnte todas sus actuaciones. Me alegra mucho de que te gustara lo de Beecham. Gracias por el mensaje.

Dr. Ramsés dijo...

Consecuencias todas estas de la híper ideologización y politización de la sociedad.

Por suerte no cumpliste la amenaza de abandonar temporalmente el blog ;-)

agustin dijo...

El problema no es que Savall sea independentista (cada uno puede ser lo que quiera), el problema es la hipocresía del separatismo catalán con el "España ens roba" a la vez que no pierden ocasión de extraer beneficios de ese país que dicen que les roba pero que lo tienen como una colonia comercial.
Aquí no hablamos de arte, hablamos de un señor que utiliza un cierto renombre para hacer apología del independentismo.
¿Quieren independencia? Pues que sea para todo.
Lo coherente sería que no hiciera conciertos en España embolsándose un dinero que es de españoles.
No hablamos de arte, hablamos de falta de coherencia y de una hipocresía que ralla en la cara dura.
Creo que ud. es profesor. Pues bien, un catalán puede trabajar en cualquier punto de España, pero en cambio, vaya ud. a dar clases a Cataluña ¿a que no?
Salvo que se aprenda ese catalán de laboratorio que se han inventado.
Saludos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Yo ya he expuesto mi muy negativa opinión sobre el separatismo catalán. Añado, por si no se nota, que en el victimismo del que muchos catalanes hacen gala puede esconder detrás una mezcla de complejo de superioridad y egoísmo, aunque en modo alguno éste explique por sí mismo un problema tan extremadamente complejo y en el que se dan cita circunstancias muy diversas.

Dicho esto, insisto en que me parece un tremendo error realizar a Cataluña o a personas separatistas cualquier tipo de boicot. Repito: de boicot, que según la RAE es una "acción que se dirige contra una persona o entidad para obstaculizar el desarrollo o funcionamiento de una determinada actividad social o comercial". Contra este problema se lucha primeramente aplicando la ley, y después buscando posibles puntos de encuentro, si los hubiere. No con semejante tipo de acciones. Saludos.

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