domingo, 27 de febrero de 2022

Netrebko, Gergiev, Putin, Dudamel...

Finalmente Anna Netrebko, putiniana de toda la vida, nos ha sorprendido a todos con una declaración (leer aquí) oponiéndose a la guerra. Pero la diva rusa añade, en clarísima referencia a su mentor Valery Gergiev, que “no se puede forzar a ningún artista, ni a ninguna figura pública, a dar a conocer sus opiniones políticas ni a denunciar a su patria”. Te equivocas, querida Anita. Hay algunas ocasiones, afortunadamente muy pocas, en que sí se puede. Es justo lo que ocurre cuando un país invade a otro violando la legalidad internacional e inicia un conflicto que va a causar muerte y destrucción a gran escala, además de infinito sufrimiento –represión, pérdida de hogares, deportaciones– a muchísimas personas inocentes. Y no digamos cuando el líder de los invasores amenaza a quienes pretendan ayudar a sus víctimas con iniciar una guerra nuclear.

El posicionamiento público ya resulta por completo irrenunciable, oh gran diva del Mariinski, cuando en tu carrera ha sido fundamental el apoyo económico y logístico del criminal en cuestión y tú has aireado siempre a los cuatro vientos tu apoyo a la política de ese señor.


Por otra parte, la ideología política no es necesariamente algo privado. No tiene que ver con si eres del Madrid o del Barça, de León de Aranoa o de Almodóvar, de la cerveza Alhambra o de la Cruzcampo. Ideología política es tu postura ante cómo debe funcionar las relaciones entre los seres humanos y las sociedades que estos conforman. Cuando está muriendo mucha gente por la avaricia de unos pocos, cuando el sufrimiento va a ir a más y cuando se vislumbra la posibilidad real de que iniciemos la mayor conflagración que jamás se haya conocido, si quien se ha posicionado muchas veces a favor del agresor no lo hace ahora, está dando a entender que apoya lo que está haciendo. Por eso mismo ninguno de nosotros puede consentir, señora Netrebko, que ese mal director y mala persona que es Valery Gergiev acuda a Occidente a ser aplaudido. Porque él mismo ha escogido ser cómplice del genocidio.

Afortunadamente, muchos de los artistas importantes en el campo de la clásica sí han tomado partido declarado. También rusos, como Kirill Petrenko o Alexander Melnikov. Y Gustavo Dudamel, tan vinculado en otros tiempos a un régimen que, bochornosamente –aunque no inesperadamente–, se ha puesto a favor de Vladimir Putin. La Segunda sinfonía de Mahler que dirigió anoche la dedicaron, él y la Filarmónica de Berlín, a los fallecidos en la contienda. Quiero volver a verla cuando la pongan en 4K, porque la transmisión de la Digital Concert Hall estuvo plagada de clics, pero adelanto que el último movimiento no solo me pareció superior a los cuatro anteriores, sino también uno de los mejores (¿el mejor?) que yo haya escuchado.

PD. La foto está tomada de aquí.

1 comentario:

Bruno dijo...

From The Associated Press: Munich and Rotterdam orchestras give Gergiev until tomorrow to distance himself from the invasion of Ukraine. https://apnews.com/article/russia-ukraine-vladimir-putin-entertainment-music-new-york-1c44c56c6dc085acb28d0a4b20094945
His agency already dropped him today. https://apnews.com/article/russia-ukraine-vladimir-putin-entertainment-business-arts-and-entertainment-99f56166ea9db49dd496a4f354a3939c

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