martes, 2 de junio de 2020

¡Combate a la extrema derecha! ¡Apoya a Aleix Saló!

Quienes siguen este blog saben bien que me gusta hablar de política y que pienso seguir haciéndolo. Porque es mi espacio privado en el que nadie está obligado a leer. Porque soy firme en mis convicciones. Aun sabiendo que pierdo lectores con ello, y habiéndome visto obligado a cerrar para siempre los comentarios –créanme que lo siento– tras los ataque sufridos por parte del lector “Nemo”, una de esas personas radicalizadas en sus pensamientos que solo es capaz de analizar la realidad desde la visceralidad de sus propias convicciones y tiene la osadía de acusar de sectarismo a quienes intentamos no ya guardar una equidistancia que se nos antoja banal, inútil y hasta ridícula, sino sencillamente distanciarnos de los extremos para realizar un análisis desapasionado de la realidad.


Creo que el principal problema que estamos viviendo en este momento es el ascenso de la extrema derecha. “De los dos extremos”, replicarán muchos, “uno de los cuales ahora comparte el poder en España”. Pues sí, reconoceré yo, con la gran diferencia de que los señores de Podemos, pese a actitudes chulescas varias y errores de bulto, se están mostrando bastante moderaditos para venir de la extrema izquierda. Y porque los valores en los que se está centrando son los de la pluralidad, la tolerancia y la justicia social que tan necesarios resultan en estos momentos de crisis en el que, como era de esperar, los que siempre han tenido menos son los que peor lo están pasando.


No es así en la extrema derecha. La de VOX y también la de un PP que se ha radicalizado de manera muy preocupante en estos últimos meses. Su discurso es el del odio, y en él se han enrocado muchos de sus votantes. Tengo a mi alrededor personas con la que resulta imposible hablar del coronavirus porque no son capaces de salir del mantra difundido por los medios afines a la oposición, que son mayoría y están bien financiados por las mismas fortunas que quieren quitarse a la izquierda de en medio antes de que llegue la subida de impuestos: el gobierno es responsable de las muertes, cometió delito permitiendo las manifestaciones del 8-M y anda conspirando para convertir a España en una suerte de nueva Venezuela. Acusaciones tan ridículas como manipuladoras que son difundidas por cientos de miles de personas que no permiten réplica alguna.



Basta con saber un poquito de historia para reconocer los síntomas. Quienes llevamos ya un tiempo explicando en clase la aparición de los totalitarismos del siglo XX lo hemos repetido muchas veces: la confluencia de circunstancias como las que estamos viviendo suelen cristalizar en los más temibles regímenes políticos, porque crisis implica miedo al cambio, a la pérdida y a las diversas amenazas –reales o imaginarias– que se ciernen en torno a nuestro modo de vida. Y para enfrentarse a esos miedos el ser humano suele encontrar apoyo en análisis superficiales de la realidad que ofrecen soluciones sencillas a problemas complejos, apelen a sentimientos primarios –Dios, Patria, Orden– y permitan sentir el cálido refugio de la pertenencia a un colectivo: lo del YO y el NOSOTROS frente a la alteridad siempre funciona.


No es una cuestión solo de España: miren ustedes los conflictos raciales en EEUU, o cómo están las cosas en Rusia o en Brasil, por no hablar del comunismo aún vigente, del Brexit o de Le Pen. Son manifestaciones del mismo fenómeno, impelidas a acentuarse y radicalizarse más aún por la crisis del coronavirus. Pero ello no impide que en España nos preocupemos sobre todo por lo que está pasando aquí. Resulta terrorífico el éxito que tienen en las redes un tipejo llamado “Spiriman” –médico de Granada que agita a las masas contra la izquierda– o mi paisano Álvaro Ojeda –presunto periodista financiado por el anterior gobierno municipal de Jerez, ahora por Eduardo Inda–. Los dos han convertido el exabrupto de borracho en la barra de un bar en auténtico género fílmico con miles de seguidores. Peor aun es asomarse a las páginas de El Mundo, diario que ha montado una chabacana campaña impropia de cualquier diario serio para derribar a este gobierno cuanto antes, aun a costa de presentar una visión extremadamente sesgada de la realidad: probablemente ni ABC ni La Razón han alcanzado nunca semejante nivel de inmundicia. Y de las declaraciones de la gentuza de VOX qué quieren que les diga. Pero son tercera fuerza política: pueden llegar al poder.


Por eso mismo es más necesario que nunca leer, reflexionar y recurrir al humor, incluso a la sátira, como manera de relajar tensiones y apasionamientos. Y de ahí que quiera hoy recomendarles vivamente la lectura de los libros y el visionado de los vídeos de Aleix Saló, un señor de Barcelona que a mi entender ha conseguido como pocos unir el sentido del humor, la profundidad en el análisis y la capacidad para la crítica y la autocrítica a la hora de analizar la crisis económica de 2008, los problemas de Europa en nuestro mundo progresivamente globalizado y, tras algunos años de silencio creativo, el ascenso de la ultraderecha.

Esta misma mañana he tenido la oportunidad de unirme a su patronazgo –una especie de crowfunding– para que siga haciendo vídeos. Les animo vivamente a ver estos –si es que no los conocen y– y a unirse a un proyecto decididamente útil ahora que estamos al borde (¡claro que a muchos españoles y a algún partido político les gustaría que determinadas fuerzas dieran un golpe de estado!) de perder mucho más de lo que estamos perdiendo con la crisis. Ni más ni menos que la Libertad. La de verdad.

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