El problema es el de tantas veces en el de Salzburgo: el maestro pensaba antes en seducir que en convencer. O mejor: antes en sí mismo que en la música. Unas sonoridades que oscilan entre lo aéreo y lo masivo, unos contrastes dinámicos extremos, una belleza sonora no poco narcicista y un fraseo cantable pero poco natural, que se pierde en detalles más o menos preciosistas al tiempo que quiebra la fluidez y unidad y la fluidez del discurso, dejan en evidencia la insinceridad de la propuesta. Mucho mejor la Marca, quizá un punto machacona pero formidable por la capacidad del maestro y su orquesta para desplegar brillantez y nervio interno. La sorpresa viene en el Finale: rápido, decidido y directo, implacable en su tensión, escarpado a más no poder y por completo ajeno a las exhibiciones de cara a la galería que el maestro había ofrecido con anterioridad. En fin, virtudes y defectos de un maestro en el que hay muchísimo que admirar y no pocas cosas que censurar.
PS. Me temo que he cometido un error. La versión que he comentado resulta ser la de 1976. La portada del vinilo –aún sigo teniendo el ejemplar el casa– sí que corresponde a la grabación de 1964, que sigo sin escuchar. Ni siquiera sé si está trasvasada a compacto. Lamento mucho la confusión.
5 comentarios:
Yo me quedo con su Patética de 1977. Seguramente desde su punto de vista sería algo similar a esta pero a la segunda potencia. Aun así me encanta, también su contraparte que es la de Bernstein.
Estimado Julio, me ha hecho usted ver un error: la versión que he escuchado es la de mayo de 1976. LO he aclarado al final del texto. Mil perdones.
Muy buen análisis de esta Patética de Karajan. Diría que todas las que grabó (serán unas 6 al menos) siguen esquemas similares. Desde luego yo busco más oscuridad en esta partitura. Ese registro de los 60 si se editó en cd (https://www.deutschegrammophon.com/es/cat/4742842) y yo diría que es algo mejor que el que comentas, aunque -como digo- no hay mucha diferencia.
Un saludo
Gracias por la información, José M. Veo que está en Tidal, así que ¡por fin podré escucharla!
Por cierto, me acabo de echar la Patética de Barenboim con la WEDO en Salzburgo y me pareció formidable la labor de batuta.
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