viernes, 2 de marzo de 2018

La Arlesiana, un gran logro de Abbado

Cuando hace poco puse a caldo la grabación de La Arlesiana de Bizet por Minkowski cité de paso la grabación de Clauddio Abbado, es decir, la que el milanés registró para Deutsche Grammophon al frente de la Sinfónica de Londres allá por 1980, vieja conocida por todo buen melómano. He vuelto a escucharla y de nuevo he quedado maravillado. ¡Lástima que la toma no fuera aún mejor!


El acierto del maestro consiste en aportar una buena dosis de músculo, de empaque sinfónico y de tensión sonora al mismo tiempo que mantiene, de manera milagrosa, todo el sentido de la delicadeza, de la levedad bien entendida, del encanto y de la picardía que esta música pide. Y en llevarlo a la práctica con un virtuosismo de batuta verdaderamente asombroso: la naturalidad en el fraseo, la matización de las dinámicas, el cuidado de las transiciones, la transparencia y la enorme finura (¡sin rastro de amaneramiento!) con que maneja a una Sinfónica de Londres en estado de gracia son de no dar crédito.

Solo falta, lástima, ese punto último de morbidez y sensualidad en el color de algunas versiones más entroncadas en la tradición francesa, léase Cluytens, Beecham o Martinon, pero globalmente la de Abbado no desmerece en absoluto de las mismas. Ah, se me olvidaba: no se olviden de la magnífica heterodoxia de Barenboim en esta página.

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