BRITTEN: Sinfonietta. SHOSTAKOVICH: Conciertos para violonchelo nº 1. Sinfonía nº 1.
Orquesta de Cámara Mahler. Dir: Teodor Currentzis.
DVD Euroarts, 20599818.
82’
PCM Stereo – 16:9
Ferysa
**** R
RAMEAU: El sonido de la luz. Páginas vocales y orquestales de Les Fêtes d´Hébé, Zoroastre, Les Boréades, Les indes galantes, Plateé, Six Concerts, Nais, Hippolyte et Aricie, Dardanus y Castor et Pollux.
Koutcher, Svetov. MusicAeterna. Dir: Teodor Currentzis.
Sony Classical, 88843082572.
66’38’’
DDD
Sony Music Spain
****R
S
No es precisamente Teodor Currentzis (Atenas, 1972) un señor falto de personalidad. Ni en lo humano ni en lo artístico. Quedó muy claro en la entrevista que le realizamos para esta revista en 2012 con motivo de su presencia en el Teatro Real para Iolanta y Persephóne: esta es una persona que sufre mucho –no tiene miedo en confesarlo– y que quiere transmitir todo su agonía interior en la música. Aspereza, rabia, contrastes extremos en tempi y en dinámicas, hiperexpresividad y, con total coherencia, un obvio desinterés por la belleza sonora en sí misma, son los rasgos que le caracterizan.
Todavía podemos añadir algunos ingredientes más: una importante cantidad de riesgo e imaginación, para lo bueno y lo no tan bueno, y una tendencia al misticismo (el maestro es fiel devoto de la Iglesia Ortodoxa) más trascendente y desmaterializado. Todo ello, en cualquier caso, dicho desde una visión muy torturada de la existencia humana: no debe de extrañar que, frente a algunos Mozart bastante discutibles, sus grandes logros discográficos estén en cosas como el Macbeth verdiano, el Wozzeck de Berg, La pasajera de Weinberg (¿se ha caído definitivamente esta ópera del Real?) o una terrorífica, demoledora Decimocuarta sinfonía de Dimitri Shostakovich.
Precisamente en el autor de La Nariz se centró la velada que Currentzis ofreció en 2013 en el Concertgebouw de Brujas al frente de la Mahler Chamber Orchestra (que toca ella solita, de manera portentosa, la juvenil Sinfonietta de Benjamin Britten); un concierto que nos llega editado en DVD de la mano de Euroarts con excelente imagen y toma sonora de calidad (aunque sin multicanal, a estas alturas).
Negra, muy negra es la interpretación del Concierto para violonchelo nº 1 de Shostakovich (comparativa), en perfecta sintonía con un Steven Isserlis decidido a resultar sórdido e incluso desagradable antes que humanista, que fue la opción de su dedicatario Rostropovich en sus múltiples registros de la pieza. Y en la Primera sinfonía (comparativa), como era de esperar, el maestro griego deja a un lado todo lo que de desenfadado y gamberro puede tener esta página para decidirse por una visión verdaderamente severa que en su primera mitad ofrece una fuerte dosis de humor negro –más siniestro que corrosivo– para en la segunda decantarse por un lirismo impregnado de congoja y rabia de alto voltaje hasta llegar a un final lleno de rabia contenida. Todo ello lo hace, además, delineando a la perfección la arquitectura de la obra y haciendo que los solistas de la espléndida orquesta –flojea el piano– intervengan con el más acertado sentido teatral. El resultado es una interpretación de referencia, para poner al lado de las de Rozhdestvensky, Bernstein/Chicago y Celibidache, aunque obviamente más en la línea del primero de los citados que en la de los dos últimos.
El otro disco que nos toca comentar, en este caso un CD editado con espléndido sonido por Sony Classical, consiste en una selección de páginas orquestales de Jean-Philippe Rameau, secuenciadas para escuchar el disco del tirón, que podría recordar como concepto a la “Sinfonía imaginaria” que grabó hace años Minkowski si no fuera porque aquí se han incluido algunas intervenciones vocales. ¿Y cómo se entiende eso del “tremendo sufrimiento” de Currentzis en unas músicas, las de Les Fêtes d´Hébé, Zoroastre, Les Boréades o Les indes galantes, que pertenecen al mundo galante, sensual y delicioso, pero no por ello superficial o falto de expresividad, de lo que entendemos por rococó? Pues alejándose todo lo posible del tópico de “lo francés” que tan maravillosamente han ofrecido aquí directores como Jordi Savall o, con menos exuberancia pero dictando la lección de ortodoxia, el gran William Christie, para desplegar un mundo sonoro de contrastes tímbricos y dinámicos extremos, de verdaderos arrebatos pasionales, de tormentas terroríficas, de fanfarrias brillantísimas… y también de concentradísima elevación espiritual.
Ni que decir tiene que su orquesta MusicAeterna , que parece tocar como si le fuera la vida en ello, utiliza aquí instrumentos originales, y que el enfoque es rigurosamente historicista a pesar de que Currentzis afirma en la carpetilla que no ha pretendido “buscar el sonido barroco más auténtico, sino ir más allá y encontrarme con zonas de mí mismo que aún no he conocido”. No es necesario hacer caso de semejantes elucubraciones: basta dejarse llevar por la intensa emoción de este registro que pone de relieve la insultante modernidad de la escritura orquestal de Rameau y, ciertamente, nos lleva por fascinantes paisajes expresivos hasta desembocar en un “Tristes apprêts” (de Castor et Pollux) donde la dirección de Currentzis y la voz de Nadine Koutcher se elevan a las mayores cotas imaginables de poesía y (¡aquí sí!) sensualidad, dejándonos un agridulce regusto a Watteau en los labios. Pura melancolía de un alma que sufre.
Y ahora, a esperar la filmación de la musicalmente portentosa Indian Queen de Purcell que ofreció en el Real.
________________________________
Artículo publicado en el número de diciembre de 2014 de la revista Ritmo.
PS. Como curiosidad, uno de los dos clavecinistas del disco Rameau es Maxim Emelyanychev, que fue quien dirigió el reciente Don Giovanni en Sevilla.
2 comentarios:
Después de haberle visto , en vivo dirigir Dido y Eneas hace un par de años en el Teatro Real, daría lo que fuera por verle en directo dirigiendo a Shostakovich. Entiendo que sus criterios pueden ser discutibles, pero creo que directores como Currentzis hacen que la experiencia de asistir a un concierto merezca la pena.
Mucho ánimo con tu blog que algunos seguimos con mucho interés y feliz 2015.
Pues sí, con todas sus irregularidades Curranzis es un director a seguir con mucha atención: demuestra criterio, personalidad y técnica para llevar sus ideas a cabo, aunque a veces no estemos de acuerdo con ellas. En Shostakovich está claro que se mueve como pez en el agua.
Feliz año y muchas gracias por los ánimos.
Publicar un comentario