martes, 11 de noviembre de 2008

Carlos Kleiber, genial... y sobrevalorado


CARLOS KLEIBER ensaya y dirige.
Obras de Weber y J. Strauss II.
Südfunk-Sinfonieorchester. Dir: Carlos Kleiber.
Arthaus, 101 062 DVDs 102’
ADD Ferysa ***

La yuxtaposición de estos dos adjetivos puede parecer a simple vista paradójica, pero en este caso no lo es tanto. Carlos Kleiber (1930-2004) fue sin duda un director genial por su prodigiosa técnica de batuta, por la elegancia y flexibilidad de su fraseo, por la plasticidad con la que era capaz de moldear a la orquesta, por su claridad y atención a la polifonía, por su sentido del color, por su capacidad para cantar las melodías sin caer en blanduras ni amaneramientos, por su chispa irresistible en las partituras más desenfadadas, por su garra e incisividad tan alejadas de la violencia gratuita, por su único e inigualable sentido del rubato y, sobre todo, por la irresistible electricidad que transmitían sus interpretaciones.

Pero ha sido también, y sigue siendo, un músico un tanto sobrevalorado: su carácter excéntrico, sus desconcertantes exigencias a músicos y gestores, sus sonadas cancelaciones y su alejamiento de los estudios de grabación le han convertido en una figura mítica en la que cada recuperación audiovisual, por muy mala calidad técnica que tenga, se convierte en todo un acontecimiento para el público -y en jugosa fuente de beneficios para discográficas y distribuidoras-, de tal manera que cualquier asomo de duda ante la supuesta excelsitud de lo recuperado es considerado delito de lesa majestad: el caso de la tan alabada como discutible Pastoral de hace unos años resulta bien significativo.

De ahí que sean pocos los que se atrevan a señalar que en ocasiones Kleiber caía en precipitaciones conducido por sus veloces tempi, que a veces el fraseo era excesivamente nervioso, que puede rozar lo superficial y hasta lo pimpante (escúchese su referida Pastoral) y que en determinadas ocasiones se echaban de menos el carácter reflexivo y la “densidad filosófica” de otros directores.

Sobre todo ello nos permite reflexionar este DVD filmado en 1970 (en blanco y negro, con sonido sólo aceptable) en los que Kleiber hace gala de su singular dominio de la agógica en los ensayos y la ejecución de dos auténticas especialidades de la casa: oberturas de El cazador furtivo y El murciélago en interpretaciones donde, lógicamente, las virtudes referidas priman muy por encima de las insuficiencias, especialmente en la obra de Strauss, pero en las que la discreta calidad de la Orquesta de la Radio de Stuttgart se deja notar.

Interesa, en cualquier caso, ver cómo en sus explicaciones a los músicos (pésimos los subtítulos en castellano) Kleiber entremezcla indicaciones muy técnicas con imágenes descriptivas de gran originalidad, y resulta una gozada disfrutar de la figura del director de más hermosa gestualidad del que tengamos testimonio videográfico.
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Artículo publicado en el número 812, octubre de 2008, de la revista Ritmo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Quedo a la espera de ver el DVD, que me interesa mucho, pero de sobrevalorado nada, o al menos lo pienso yo.

Tengo debilidad por la familia Kleiber (los Strauss y Beethoven de su padre me parecen magistrales), y creo sinceramente que Carlos Kleiber llegó a ser único.

Único solo en algunos títulos, pero único: Otello, Fledermaus, Tristán (ay M. Price), Rosenkavalier y algunos más. Un director, ciertamente muy complejo, pero que en lo selecto que hacía, llegaba a niveles que otros, que hacen de todo, no llegan.

Eso si, un tio raro de narices :D

Saludos

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Ufff, el tema da para largo. No me cabe la menor duda de que era un director genial,pero tampoco de que, como todo hijo de vecino, tuviera sus altibajos. Por ejemplo,su primer acto de Otello me parece una cosa verdaderamente descomunal, inigualable, pero en el cuarto (al menos en las dos grabaciones que le conozco), se precipita un tanto y no deja respirar a la música todo lo que ésta pide. Creo.

El Rosenkavalier, pues tres cuartos de lo mismo. Toda la parte digamos "festiva" de la obra está expuesta de manera magistral, pero cuando se trata de hablar de melancolía, soledad y esas cosas, se queda un poquito corto, al menos en comparación con "el otro" (Karajan,claro). Por descontado que su sentido del color es excepcional, que la manera en la que maneja las texturas es asombrosa y que su rubato es único... pero para que la interpretación sea redonda, redonda, no es suficiente.

También se le podrían poner reparos a su globalmente espléndida Carmen. Reparos que no pondría yo a su Murciélago, desde luego: para mí gusto, una de las más geniales lecciones de batuta que he escuchado.

Y su Tristán a mí me gusta, y no sólo el de Bayreyth sino también el de estudio, extrañamente condenado por algunos Kleiberianos. Y la Isolde de la Price a mí no me parece mala... Aunque es ya es otra historia ;-)

Anónimo dijo...

El problema del Rosenkavalier es la eterna comparacion no con Karajan, sino con su padre. Se dice que siempre tuvo miedo a esa comparación.

En cuanto a Tristán, las grabaciones de Bayreuth, a pesar de Brillioth y Ligenzda, me parecen lecciones de cómo se debe dirigir Tristán. Es increible la cantidad de matices que saca a una partitura que muchos tenemos más que trillada.

En cuanto a resto, no estoy tan versado en lides verdianas (y menos en Otello) como para emitir mayores juicios. Y lo mismo con Carmen.

Y voy a lanzar una boutade: Más me valen las versiones de Kleiber, que podrán pecar de alguna imperfección pero están llenas de pasión; que las versiones tan perfectas de un Solti siempre preocupado de la brillantez del sonido, pero vacías de mensaje.

Ala, ya lo he dicho

Por cierto, algún dia hay que reivindicar al más grande director de ópera: Dimitri Mitropoulos

Saludos

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

De Mitropoulos sólo he escuchado, en ópera, su sensacional Wozzeck. En el repertorio sinfónico tiene cosas buenísimas. Hace días le escuché una Sinfonía de Franck que.... Ufff. Pero claro, le jodieron por ser homosexual convicto y confeso.

El Rosenkavalier de Kleiber senior me encanta, aunque los que más me gustan son los de su hijo y lo de Karajan, que me parecen absolutamente complementarios.

¿Solti, vacío de mesaje? Mira que te pego... A Sir Georg no me lo toques. :-P

Anónimo dijo...

Algun dia escribiré una solfama contra la Salome de Solti, puro estruendo.

De Mitro son interesantes:

LA MEJOR ELEKTRA: Borkh, Della Casa, Madeira

Salome con la Goltz y Schöffler desde el Met

Tosca con Tebaldi, Warren y Tucker

Fanciulla con Steber y del Monaco

Ernani con del Monaco, Cerquetti, Bastianini y Christoff

Y alguna que se me escapa seguro...

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Vaya, esto se pone interesante... Por fin puedo hablar de lo que me gusta.

Pues mira, aun siendo fan de Solti, reconozco que su Salomé está un poco sobrevalorada. Y no porque me parezca estruendosa, sino porque el húngaro se empeña en destapar la caja de los truenos desde el principio, cuando a mí me parece que lo mejor es que haya una progresión, que exista una planificación de las tensiones que permita "respirar" a la música y destilar erotismo. Justo lo que hace Karajan, que es la batuta que más me gusta en esta obra. También me entusiasman las de Sinopoli y Dohnanyi. Böhm y Leinsdorf, bastante menos, y Ozawa nada de nada. La de Mehta no la he escuchado. Tengo curiosidad por saber lo que hace Harding, pero todavía no me he atrevido a ver el DIVX que circula por ahí.

De las grabaciones de Mitropoulos que citas no he escuchado ninguna, pero ahora recuerdo haber conocido en su momento el Don Giovanni de Salzburgo; creo que me gustó, pero no tengo en mente cómo era. Muchas gracias por las recomendaciones.

Mtro. Llanos González dijo...

http://www.diariolaprovinciasj.com/sociedad/2014/1/16/sanjuanino-logro-institucionalice-julio-como-director-orquesta-8238.html

El Ateneo Rumano, una bellísima sala

Breve entrada para presentarles las bellezas del Ateneo Rumano o  Ateneul Român  de Bucarest, una de las más hermosas salas de concierto en...