domingo, 8 de junio de 2025

Jerusalem vs. Emerson

Interesantísima experiencia la que acabo de terminar: escuchar sin solución de continuidad, con vistas a completar una pequeña comparativa que estoy preparando, las filmaciones del Cuarteto nº 8 de Dimitri Shostakovich a cargo del Cuarteto Jerusalem y del Cuarteto Emerson. La primera es de 2013, la segunda corresponde al 16 de diciembre de 2018. Ambas se encuentran disponibles en YouTube. ¿Resultado? El Jerusalem gana por goleada.

De entrada, llama la atención el sonido compacto, hermosísimo sin perder carácter afilado, que consigue la formación integrada por Alexander Pavlovsky, Sergei Bresler, Ori Kam Amihai Grosz abandonó en 2010 y Kiryl Zlotnikov. Pero hay que descubrirse más aún ante la variedad de recursos técnicos que poseen estos señores, desde la capacidad de modelar ese sonido cuando quieren logran sonar casi como una orquesta de cámara hasta la variedad en los ataques o el dominio de los reguladores. Todo es de impresión. Con semejantes recursos, ofrecen un Largo inicial severo y concentrado; no pretenden acentuar el misterio y evitan caer cosa que sí harán sus colegas en lo lacrimógeno. Lleno de nervio y de carácter implacable el Allegro molto, y eso que voluntariamente renuncian a la vía expresionista. Genial el Allegretto que viene a continuación; no sé si es el mejor de cuantos he escuchado, pero sí el más rico en matices, imaginativo a más no poder el uso de la agógica e inteligentísimo al modelar el tratamiento de los pizzicatos. Los dos fúnebres movimientos conclusivos, en los que nuestros artistas sobresalen por su manera de matizar expresivamente las dinámicas, son un acierto al ofrecer profundo humanismo sin necesidad de lanzarse en plancha hacia la negrura de la música; para eso ya estaban los señores del Borodin en sus admirables recreaciones.

Eugene Drucker aquí primer violín, en esta agrupación turnan la posición, Philip Setzer, Lawrence Dutton y Paul Watson poseen un sonido mucho menos interesante, menos terso y más desequilibrado: a Drucker la mano izquierda no le funciona muy bien, y en el primer movimiento nos regala una sonoridad llorica y unos portamentos de todo punto inaceptables. Tras un buen Allegro molto, los norteamericanos apuestan por una fina ironía en un Allegretto que no termina de funcionar: otra vez el violín técnicamente inestable e insincero en lo expresivo de Drucker hace que nos acordemos de su árbol genealógico, justo como va a ocurrir en los dos movimientos conclusivos, que por lo demás van a sonar antes cabizbajos que lacerantes. Dicho esto, hay que aplaudir el fraseo cantable del grupo, lo certero de Watson en la cita melódica de la ópera Lady Macbeth y la innegable intensidad que se alcanza en algunos momentos.

¿Conclusión? El vídeo del Jerusalem no solo es ideal para acercarse por primera vez a la obra, sino que se convierte en obligatorio para los amantes de la música del autor de La nariz.

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