martes, 9 de julio de 2024

Un acercamiento a Tarmo Peltokoski (I): Sibelius, Herrmann, Strauss, Schönberg y Wagner

El próximo domingo se clausura esta larga y multiestelar edición del Festival de Granada con la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse bajo la dirección de su actual titular, Tarmo Peltokoski. Ya saben, finlandés de veinticuatro años con contrato en exclusiva con DG y próxima titularidad de la Filarmónica de Hong Kong. Tras el huracán Mäkëla, nueva presunta revelación de joven prodigio. ¿Hay para tanto? La única manera de saberlo es escuchando lo poco que tiene grabado, y eso es justo lo que me he puesto a hacer.

He empezado por la Sinfonía nº 1 de Jean Sibelius con la Sinfónica de la Radio de Frankfurt del 5 de noviembre de 2021 que está en YouTube. Contaba veintiún añitos cuando tuvo lugar el concierto: para esa edad, formidabilísimo. Pero si se nos está vendiendo a un genio de la dirección de orquesta, hay que poner el listón a la altura estándar. No convence el arranque de esta –lo digo ya– singular y desigual interpretación, no se sabe muy bien si por culpa de la batuta o de la cuerda de una orquesta que, siendo notable, dista de ser una maravilla. Poco a poco se van percibiendo las buenas ideas del jovencísimo director, su convicción a la hora de plantear un enfoque abiertamente escarpado y su destreza a la hora de delinear el complicadísimo tejido de las maderas, pero al mismo tiempo quedan en evidencia sus limitaciones a la hora de trazar la arquitectura de tensiones y distensiones, como también la ausencia de trasfondo reflexivo. No baja la guardia en el Andante, que a pesar de alguna frase lírica muy bella desatiende la vertiente sensual para volcarse en el clímax dramático. Los movimientos conclusivos siguen la misma línea: planteamiento atractivo, pero corto en maduración. 

Continúo con un concierto al frente de la Sinfónica de la SWR ofrecido en Baden-Baden el 18 de mayo de 2024, la mitad del cual se encuentra filmado en este enlace. Comienza con una de las músicas que adoro desde hace más años, y por ende una de las que mejor conozco: la suite de Vertigo de Bernard Herrmann. Maravilloso que comience así, integrando el gran sinfonismo escrito para el cine con total naturalidad en el programa. Otra cosa es la interpretación, a mi entender no muy lograda, y abiertamente fallida en un Preludio demasiado rápido, mecánico y ajeno a las sugerencias expresivas de la música. Implacable e incluso violenta, mucho más que sugerente, la habanera que ilustra la secuencia onírica. La célebre escena de amor la dirige con intensidad pero sin paladearla lo suficiente, anunciando así justo lo que haría a continuación.

Y ese "a continuación" es nada menos que el Así habló Zaratustra de Richard Strauss. Aquí no hay donde esconderse: quizá precisamente por no ser el mejor de los poemas sinfónicos de su autor –Till o Don Juan "funcionan solos"–, no solo hay que demostrar un soberbio control de la orquesta, sino también darlo todo en el plano expresivo. Peltokoski da la talla en lo primero, en el dominio de un conjunto orquestal al que hace sonar poderoso, como también muy aristado en la tímbrica, sin por ello dejar de ofrecer claridad de líneas, pero no tanto en lo segundo. Zaratustra necesita una dosis importante de sensualidad, de magia sonora, incluso de decadentismo bien entendido, que el joven maestro no sabe o no quiere destilar. Lo suyo son la tensión, el empuje y la incandescencia. Nada más, tampoco nada menos. La orquesta es mucho mejor que la de Frankurt.

La segunda parte del programa ofrecía la Sinfonía nº 2 de Vaughan Williams, pero como solo la tengo en audio, no en vídeo, he preferido pasar a una filmación que ofrece la plataforma Stage + de Deutsche Grammophon con la Orquesta del Capitolio de Toulouse. Corresponde a diciembre de 2023 y cuenta como solista invitado con Renaud Capuçon.

Concierto para violín de Arnold Schönberg en los atriles. ¡Qué valor! El solista triunfa plenamente: armado de un sonido de extraordinaria solidez, muy carnoso y homogéneo, agilísimo además con la mano izquierda, Capuçon logra hacer bella esta página sin necesidad de domesticarla. Bella y emocionante, como también dolorosa cuando tiene que serlo. Lo interesante es que Peltokoski, todavía con veintitrés, no se queda atrás. Impresiona por el control de los medios, por el soberbio rendimiento que obtiene de una orquesta que no es nada del otro jueves, por la manera de organizar el material... Y sí, también por la enorme intensidad que parece caracterizar su batuta.

Zaratustra a continuación. Interesante comparar con la versión de Frankfurt. Peltokoski parece aquí, unos meses antes, algo más inspirado, no tan empeñado en hacer algo distinto y más dispuesto a dejar que la música fluya por sí sola, pero la orquesta francesa no alcanza la excelencia la alemana; la concertino, por su parte, se excede en los portamentos. Tampoco la toma de sonido, bastante constreñida, es ni muchísimo menos tan buena como la que ofrece la filmación de la SWR.

Preludio de Los maestros cantores para terminar. Es decir, justo la obra con que arrancará el concierto de la misma formación en Granada. Esta se queda corta, a decir verdad. Y también al maestro, carente del idioma apropiado para Richard Wagner tanto en lo sonoro –a veces resulta liviano– como en lo expresivo. Solo convence del todo en la parte sarcástica de la genial página, acertando por completo en el tratamiento de las maderas. 

¿Conclusión? Hay que esperar a escucharle más cosas para decir algo. Seguiré en ello.

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Para lo que ha quedado la Gheorghiu

Por supuesto, yo ya ando en casa. Escribiré poco a poco sobre lo que he escuchado en Bucarest.