viernes, 9 de septiembre de 2022

Cuando Vengerov hizo Bruch y Mendelssohn a los diecinueve

No conocía este disco: he quedado maravillado. En él un Maxim Vengerov de diecinueve años se enfrentaba nada menos que a los conciertos para violín de Bruch y Mendelssohn –el nº 1 y el nº 2 respectivamente, claro está– junto a Kurt Masur y la que todavía era su Orquesta del Gewandhaus de Leipzig. Lo hizo de manera prodigiosa. No solo por la solidez de su sonido –brillante y afilado en el agudo, prieto en el centro– y la infalibilidad de su mano izquierda, sino también por la enorme carga de intensidad emocional que despliega en cada una de sus frases sin perder dos aspectos tan fundamentales en estas obras maestras: el sentido melódico y la elegancia formal. Pocos, muy pocos violinistas han volado aquí tan alto como él.

La dirección de Kurt Masur me ha gustado muchísimo en Bruch: adecuadamente musculada en la sonoridad, cálida y muy bien paladeada, aun sin alcanzar el temperamento de un Claudio Abbado –su soberbia grabación con Shlomo Mintz–. En Mendelssohn me ha parecido notable sin más, con todo en su sitio y dejando que la música vuele en el Andante, pero sin agilidad ni frescura en los movimientos extremos.

La toma se realizó en septiembre de 1993 y suena divinamente en el Dolby Atmos que ofrece Tidal. No se pierdan este disco.

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