Para quitarme el mal sabor de boca que me dejó François-Xavier Roth en Colonia, he visto en la Digital Concert Hall la Sinfonía nº 3 de Anton Bruckner que Herbert Blomstedt y la Filarmónica de Berlín ofrecieron el 9 de diciembre de 2017: entiendo que es exactamente la misma toma que la formación alemana ha editado en audio y que se encuentra disponible en las plataformas de streaming.
El anciano maestro se decanta, como Roth, por la larga e infrecuente versión original de 1873. Me gusta bastante menos que las habituales, a decir verdad. Pero en lo referente a la interpretación, media un abismo. Siendo cierto que Blomstedt es, siempre lo ha sido, mucho antes artesano que artista, y que en esta recreación se echa de menos una dosis adicional de inspiración poética, su dominio del lenguaje bruckneriano es aplastantemente superior al de Roth, como también su capacidad para levantar la arquitectura, para modelar a la orquesta y para combinar belleza sonora con fuerza dramática. No hablo de cuestiones expresivas, sino de aspectos puramente técnicos: esta “wagneriana” se encuentra muchísimo más trabajada. En cuanto a lo otro, pues más o menos lo ya dicho: se puede volar más alto, se puede alcanzar mayor sensualidad y –en el otro extremo– se pueden cargar más las tintas, pero el estadounidense sabe lo que se trae entre manos y destila una combinación adecuada de lo que esta música necesita. En definitiva, un Bruckner honesto y sabio, digno de toda admiración.
En la primera parte de la velada, Concierto para piano nº 23 de Mozart con Maria João Pires. Resultados notables, aunque cada uno por su lado: él más enérgico, determinado y resuelto, siempre dentro de la más admirable ortodoxia, ella tímida en los contrastes, excesivamente suave en el toque y algo insulsa, aunque ofreciendo toda la elegancia, la cantabilidad y belleza sonora que en la lisboeta es de esperar. Aplausos cálidos y merecidos.
Por cierto: la calidad audiovisual es myu buena, pero se echan de menos el 4K y el Dolby Atmos de las filmaciones más recientes de la propia orquesta.
2 comentarios:
Blomstedt me parece muy buen bruckneriano, no genial, pero con las virtudes que apuntas. Tiene grabaciones con la Statskapelle de Dresden para el sello Denon de varias sinfonías y una integral reciente con la Gewandhaus de Leipzig (sello Querstand). Esta última es muy recomendable. De lo mejor de Bruckner en los últimos años.
Pues sí, Kapsweiss, exactamente eso.
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