He querido leer algunas reseñas de diferentes eventos publicadas esta semana en la prensa de Sevilla. Veo que varios críticos insisten en recurrir a terminología muy específica inteligible solo para una reducidísima minoría de lectores y que poco, muy poco aporta a la valoración estética propiamente dicha del espectáculo. Antes al contrario, se convierten en los molestos árboles que no te permite ver el bosque, aunque sospecho que de eso precisamente se trata: de disimular las propias limitaciones haciendo gala de presuntos conocimientos técnicos que te hacen aparentar sabiduría y permiten mirar por encima del hombro al resto de los mortales.
El asunto se agrava, y de qué manera, cuando otros criticos intentan imitar a esos pedantes, por aquello del qué diran, e insertan de manera muy forzada referencias a cómo se resolvió tal o cual pasaje recurriendo a terminología tomada de la Wikipedia o similar. Vamos, que en lugar de esforzarse por aprender poco a poco escuchando con atención -es decir, sentándose en casa tomando notas y comparando una versión con otra- y leyendo a críticos más o menos sensatos de España o del extranjero, se dedican a emular de manera muy pobre los peores defectos de los que supuestamente saben. Mientras tanto, los pobres lectores de la prensa local mirando con cara de póquer sin encontrar en las paginas de su diario la ayuda que necesitan y para la que, se supone, los susodichos especialistas reciben su correspondiente salario . ¡Qué desastre la crítica musical hispalense, qué desastre!
2 comentarios:
De todo hay en la viña del señor!. Críticos mejores y peores, algunos pésimos. Yo me fío de bien pocos. Ángel Carrascosa no defrauda, su criterio me parece ecuánime y casi siempre acertado. Además hay un joven crítico en Navarra, Xabier Armendariz, con excelente formación musical, muy a tener en cuenta. También me gusta su blog señor Vargas Machuca, sobre todo las discografías comparadas.
Muchas gracias. Por supuesto que hay gente muy buena. Y también hay gente como yo, con muchísimas limitaciones, pero que intentamos (¡o eso espero!) no engañar a nadie escribiendo cosas que no comprendemos.
Cada uno hace lo que puede. A quienes no soporto es a los que no se esfuerzan por mejorar, a los que sueltan tecnicismos para aparentar que saben más de lo que realmente saben o a quienes, directamente, intentan tomarle el pelo al personal. A esos hay que denunciarlos, y eso justo es lo que hago. ¡Ya está bien!
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