domingo, 12 de abril de 2020

El Oratorio de Pascua por Leonhardt

Si esta mañana de Domingo de Pascua he optado por escuchar el fascinante Drama de los Peregrinos de Emaús grabado por Marcel Pérès y su Ensemble Organum allá por 1990 para Harmonia Mundi –no he tenido tiempo de escribir comentarios, porque ya estoy preparando las tareas de mañana para los alumnos-, esta tarde ha caído el Oratorio de Pascua de J. S. Bach, música no menos apropiada que la anterior a pesar de que el compositor hizo aquí pleno uso del procedimiento de la parodia: la mayoría de los números, a excepción de los recitativos, proceden de páginas anteriores.


Conocía hasta ahora solo dos versiones en disco. Una, la de Wolgang Gönnenwein y la Süddeutsches Kammerorchester grabada en 1964 para EMI. Esta se beneficia de una dirección cálida, entusiasta sin caer en la retórica y muy sensual en los pasajes íntimos, magníficamente trabajada en el aspecto coral. Fischer-Dieskau está admirable, pero en esta obra canta poco. Bien el tenor Theo Altmeyer, digna la soprano Teresa Zylis-Gara y discreta la contralto Patricia Johnson.

La otra es la de Philippe Herreweghe y su Collegium Vocale Gent, registrada por Harmonia Mundi en 1994. Se trata de una interpretación muy hermosa en lo formal, fraseada con naturalidad y muy cuidadosa, que se beneficia de un coro a todas luces excepcional, pero cuya expresión resulta algo superficial, no del todo intensa, sin terminar de resultar exultante en los momentos más vistosos, ni sensual y humanística en los introvertidos. Desequilibrado el equipo de cantantes: relamido el contratenor Kai Wessel, bien a secas Barbara Schlick, James Taylor y Peter Kooy. Algo dulzón, como siempre, el oboe de Marcel Ponseele.

Hoy he optado por una que me ha parecido la más equilibrada de todas: Gustav Leonhardt con la Orchestra of the Age of the Enlightenment, un registro que realizó Philips en abril de 1993 en la bonita iglesia londinense de St. Gilles Cripplegate, que yo suelo visitar porque fue allí donde mi querido Bernard Herrmann grabó la mayoría de sus discos a lo largo de los años setenta.

Nunca he sido especial admirador de Leonhardt en su faceta de director, pero tampoco pienso que fuera un mediocre, al menos en lo que a Bach se refiere. Sus características están aquí bien presentes: equilibrio sonoro, articulación “históricamente informada” pero no en exceso incisiva, espiritualidad muy ascética, desinterés por la belleza en sí misma y rechazo de todo lo que signifique blandura, cursilería o amaneramiento. También cierta sosería, escasa teatralidad y poco sentido de los contrastes, lo que en una obra como esta se deja notar. Los resultados, en cualquier caso, me parecen bastante positivos, sobre todo si tenemos en cuenta la apreciable calidad de la orquesta y de su coro, por no hablar de los solistas instrumentales: un lujazo el violín de Elizabeth Wallfisch, la trompeta de Mark Bennet y, sobre todo, la flauta de Lisa Beznosiuk.

El equipo vocal dista de ser una maravilla, pero resulta muy sólido y parece más equilibrado que el de las dos versiones arriba referidas: la soprano: Monika Frimmer, el contratenor Ralf Popken, el tenor Christoph Prégardien y el bajo David Wilson-Johnson. Como la toma es excelente, la recomendación queda hecha.

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Para lo que ha quedado la Gheorghiu

Por supuesto, yo ya ando en casa. Escribiré poco a poco sobre lo que he escuchado en Bucarest.