He repasado lo entonces escrito. Como creo que el texto sigue siendo válido –hoy me explicaría peor–, a él me remito no sin antes resumir en dos ideas la valoración: notable la interpretación musical, soberbia la propuesta escénica. Ahora bien, debo puntualizar que el visionado doméstico hace perder espectacularidad a la escenografía, mientras que en contrapartida permite apreciar mucho mejor el extraordinario trabajo escénico de todos y cada uno de los cantantes. Y que la toma sonora, además de ser magnífica, permite –para algo están los micrófonos– escuchar correctamente la Mescalina de Ning Liang, cosa que desde el patio de butacas no se podía hacer.
Habida cuenta de que hay subtítulos en castellano (aunque traduciendo “cocksucker” por “chupa…”, así con puntos suspensivos, no se vaya a escandalizar alguno), y que la calidad audiovisual es espléndida, parece claro que para todo buen melómano este es un vídeo de obligado conocimiento. Como lo es el resto de la obra de Ligeti. Anímense.
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