viernes, 14 de agosto de 2015

Rattle dirige Lutoslawski, Mahler y Janácek

El concierto del 8 de septiembre de 2013 de la Filarmónica de Berlín, disponible en la Digital Concert Hall, se abría con la Sinfonía nº 2 de Witold Lutoslawski, primera obra del autor en utilizar los procedimientos aleatorios en una orquesta sinfónica. Poniendo a prueba el virtuosismo de la formación alemana, así como su capacidad para generar texturas y colores con la más absoluta precisión y la mayor maleabilidad posible, Sir Simon Rattle consigue unos resultados verdaderamente formidables, pese a que el maestro británico, como “controlador” del proceso, solo marque el ritmo en determinados momentos. Fascinante, imprescindible.


Siguen los Lieder eines fahrenden Gesellen de Gustav Mahler, donde Sir Simon ofrece una dirección animada y teatral, muy juvenil, rica en el sentido del color, ya que no especialmente poética. Christian Gerhaher posee una voz en exceso lírica, poco oscura y algo corta en el grave, pero canta con teatralidad, sentido de los contrastes expresivos y apreciable sinceridad, amén de irreprochable gusto. En diciembre del año siguiente, un servidor tendría la oportunidad de escucharle la obra en directo en el Teatro de la Zarzuela, en un recital del que ya di cuenta en su momento.

Misa Glagolítica de Leos Janácek en la segunda parte del concierto berlinés. Aunque se interpreta la más aristada versión original de la obra, y no la “tradicional”, lo cierto es que Rattle no insiste –aun sin descuidarlos– en los aspectos más tensos, dramáticos y expresionistas de la página, sino que se fija más en lo que ésta debe a la herencia tardorromántica, recreándose por consiguiente en la voluptuosidad, el vuelo lírico y el hedonismo bien entendido que la genial partitura también alberga.


Todo ello, por descontado, lo hace con la comunicatividad, vitalidad y extroversión que caracterizan al maestro, que sabe inyectar energía sin perder el control y hacer sonar a la fabulosa orquesta y al notable coro, el Filarmónico Checo de Brno, con una plasticidad irresistible. Bien Christian Gerhaher, mejor aún Stuart Skelton, notable Mihoko Fujimura y ya algo gastada, pero buena conocedora de la obra, la soprano Luba Orgonásová. Espléndido el organista Christian Schmitt.

Gran versión de la Glagolítica, en definitiva, aunque sin llegar a la genialidad extrema de Pierre Boulez en los Proms, aún disponible en YouTube.

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