domingo, 3 de agosto de 2014

Nelsons dirige Mozart, Wagner y Shostakovich en Berlín

El muy talentoso Andris Nelsons ha realizado ya siete apariciones al frente de la Filarmónica de Berlín, disponibles todas ellas en la Digital Concert Hall de la orquesta alemana, pero hasta ahora aquí solo he comentado dos de ellas: el debut en 2010 con Berg y Shostakovich y el programa Brahms-Richard Strauss de 2012. Como su disco con Zaratustra, Till y Don Juan –comentado en su blog por Ángel Carrascosa– me dejó anonadado cuando lo escuché hace unas semanas, me apresuré a escuchar algún concierto más, dejando el resto para mucho más adelante porque, por cuestiones que ahora no hacen al caso, no volveré a disponer de la DGC con buena calidad –o sea, con televisor y equipo de música en condiciones– hasta dentro de un tiempo.


Escogí el programa del 8 de marzo de 2013: Mozart, Wagner y Shostakovich. Me encantó su visión de la Sinfonía nº 33 del Salzburgués: una interpretación clásica y equilibrada como debe ser, pero no severa, ni distanciada, ni menos aún sosa, sino llena de vida, de color, de sensualidad y de sentido de los contrastes; incluso de picardía, particularmente en un final lleno de jovialidad y de sentido del humor. Lo mejor es la manera en que Nelsons trata a la orquesta, eliminando su habitual robustez y haciéndola sonar con la ligereza de la mejor orquesta de cámara imaginable, pero sin confundir esto con la molesta ingravidez por la que con la misma formación optaba Abbado en este repertorio. Creo que es la versión de las que más me gusta de todas cuantas he escuchado, incluidas las espléndidas de gente tan distinta entre sí como Böhm, Tate, Pinnock, Muti o Carlos Kleiber.


La obertura de Tannhäuser es un mundo por completo diferente, pero de nuevo Nelsons convence con una recreación de admirable ortodoxia en su lenguaje y espléndido desarrollo, de fraseo natural, sonido cálido más que opulento y grandeza no confundida con grandiosidad ni con decibelios, en la que destaca la enorme carga sensual que extrae de la partitura, no solo en la sección del Monte de Venus –cuya parte central le suena muy impresionista–, sino también en las dos extremas, cuyo misticismo suena más carnal que propiamente metafísico. Se han escuchado cosas aún mejores en esta genial página (Solti, por ejemplo), pero lo de Nelsons es admirable.


Sexta sinfonía de Shostakovich en la segunda parte. Le tenía un poco de miedo porque la Octava que hizo con la misma orquesta en 2010 me pareció deslavazada. Por fortuna, ahora las cosas funcionan mucho mejor. Siempre con admirable trazo y perfecto estilo, en el primer movimiento Nelsons sostiene admirablemente las tensiones durante sus casi veinte minutos de duración, logrando alcanzar altas cotas de dolor y desolación bien secundado por un impresionante Andreas Blau en los acongojantes solos de flauta. En el segundo sabe ser furioso sin perder claridad, y en el tercero acierta al combinar carácter burlesco con mala uva. Únicamente la comparación con la hondura humanística de un Sanderling, un Bernstein o un Rostropovich en la primera parte de la obra –el primer movimiento– o con la fuerza de un Kondrashin o un Rozhdestvensky en la segunda –los dos últimos– hace palidecer relativamente a esta espléndida recreación. Seguiremos informando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Fernando, soy Francisco, seguidor de tu blog y del de Ángel Carrascosa, que me proporcionan muchos momentos de deleite, y sabias recomendaciones discográficas... Me gustaría saber tu opinión acerca de la obertura de Tannhauser correspondiente a la ópera completa registrada por Sinopoli... imagino que la habrás escuchado. Yo cuando la escuché por primera vez, me quedé bastante anonadado, me atrapó inmediatamente sobre todo su cantabilidad (me pareció estar escuchando, por ejemplo,a Giulini)y flexibilidad en el fraseo (en comparación, Solti me parecía casi "rígido", aunque lleno de tensión, como en su Wagner suele ser habitual)... A raíz de este "tardío descubrimiento", me he hecho con una parte importante de la discografía de Sinopoli (al tiempo que he visto la terrible antipatía que despierta en un sector de la crítica y de los aficionados), y no he parado de hacer descubrimientos (en especial, su Puccini y su Mahler)... Ya puestos, te preguntaría qué opinión te merece en general su aportación discográfica... Gracias y hasta pronto!

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Hola, Francisco.

Gracias por tus palabras y por tu interés.
Sobre esa versión de la obertura por Solti, grabada frente a la Orquesta Filarmonía en 1988, no tengo más que copiar y pegar desde mi blog de notas:

"La primera parte de la obertura está bien puesta en sonidos, pero resulta algo pesada y poco poética. La sección central mejora bastante, y toda la bacanal es excepcional por su fuerza, claridad, sentido del color y de las texturas, belleza, etc. Sensacional la grabación."

Le puse un 9 de nota. Sobre Sinopoli, me parecxe un director de enorme talento, aunque bastante irregular, lastrado a veces por un excesivo nerviosismo. En cualquier caso, el modo alguno creo que sea el maestro mediocre que algunos, o muchos, andan pregunando por ahí. Sus lecturas de la II Escuela de Viena son sensacionales, y como bien dices lo es también su Puccini. Su grabación de El mar es sin duda una de las que más me gusta. En Mahler le he escuchado menos. Un cordial saludo.

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