jueves, 27 de enero de 2011

Barenboim, odio politizado

La Junta ha destituido a Michael Thomas y decide integrar a la Orquesta Joven de Andalucía que hasta ahora lideraba el antiguo miembro del Brodsky Quartet dentro de la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Barenboim-Said. Aún no ha explicado cómo se realizará tal fusión, pero hay quienes interpretan este gesto como una manera de disimular la desaparición de la OJA como tal. Al mismo tiempo, el Partido Popular ha afirmado que si llega al poder en nuestra comunidad autónoma (circunstancia que parece bastante probable), no tendrá reparos en suprimir la referida fundación. Muchos no están teniendo reparos en aplaudir tales declaraciones. Pues bien, este artículo que escribí hace ahora casi un año viene que ni pintado. He subrayado en negrita mi predicción final, con los mejores deseos de que esta no se convierta en realidad.
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Anda la cosa revuelta al sur de Despeñaperros. Y al igual que ocurrió en tierras andaluzas durante la crisis del no tan lejano siglo XIV, las iras apuntan hacia la presunta avaricia judía: en este caso le ha tocado a Barenboim.

Resulta que la señora Maribel Montaño, concejal delegada de Cultura del muy ilustre, muy cateto y muy mediocre Ayuntamiento Hispalense, especialista en la demagogia y la hipocresía (ella, y el consistorio también), ha recortado seriamente el presupuesto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y piensa hacer lo mismo con el Teatro de la Maestranza, aprovechando para advertir que se acabó la hora de los títulos operísticos “raros”, es decir, en alemán y del siglo XX: hay que llevar a escena obras populares, que es lo que el público pide y llena las butacas. ¡Y eso que se supone que el PSOE rechaza la dictadura del mercado! Un destrozo en toda regla, pues, de la línea que -con sus aciertos y desaciertos- emprendió hace pocos años Pedro Halffter por iniciativa del propio ayuntamiento sevillano.

Paralelamente, la consejera de la Junta de Andalucía (también PSOE) decide aumentar sustancialmente la aportación anual realizada a la Fundación Barenboim-Said en la que se integra el proyecto de la Orquesta del West-Eastern Divan, mientras que mantiene la presencia anual de la Staatskapelle de Berlín con el de Buenos Aires a su frente en el Festival de Granada, participación que es concertada y financiada no por la dirección del citado festival, sino por el propio organismo político. Al mismo tiempo, por si fuera poco, se lanzan globos sonda sobre la viabilidad de las orquestas de la comunidad autónoma, entre ellas la Joven Orquesta de Andalucía, mientras desfallecen por falta de presupuesto teatros como el Villamarta o han estado a punto de irse con la música a otra parte formaciones como la Orquesta Barroca de Sevilla. Todo ello, no lo olvidemos, en un marco de permanente desatención hacia las enseñanzas artísticas en general y a los conservatorios en particular. Las reacciones no se han hecho esperar: ¡Váyase, señor Barenboim!

De nada servirá indicar que las relaciones entre la Consejería de Cultura (encabezada por Rosa Torres) y la Delegación del ayuntamiento (presidida por la citada Montaño) no son precisamente buenas, y que por tanto no se puede argüir que “se ha quitado dinero de un lado para ponerlo en el otro”. Tampoco merece la pena recordar que ninguno de los músicos del West-Eastern Divan recibe un euro por actuar, incluyendo a su director, y que los gastos que genera la organización -y que se intentan compensar cobrando por las actuaciones ofrecidas fuera de Andalucía- son los que se derivan del alojamiento, la atención y los desplazamientos de los numerosos músicos que integran el proyecto. Ni vamos a insistir en que los conciertos granadinos, ciertamente discutibles en cuanto que se podía destinar la misma cifra a hacer desfilar a otras formaciones, obtienen un respaldo popular excepcional -las entradas se agotan en media hora- y alcanzan un nivel artístico considerable.

Barenboim se ha ganado el odio de mucha gente, y eso ya nadie puede remediarlo. La cuestión es que esas voces que se levantan en la zona el Guadalquivir no encuentran su paralelo, por ejemplo, junto al rio Turia. ¿Hay acaso una campaña que denuncie la barbaridad de dinero que se están llevando Lorin Maazel y Zubin Mehta, dos directores de prestigio similar al de Barenboim? No creo que nadie haya escrito que los dos músicos citados estén saqueando vorazmente las arcas del pueblo valenciano con la complicidad del señor Francisco Camps. Ni espero que nadie lo haga, porque son dos grandes batutas que contribuyen decisivamente a alcanzar un admirable nivel en el Palau de Les Arts.

¿Y qué pasa en la capital del reino, más concretamente en la Plaza de Isabel II? Sólo a ultimísima hora, cuando no queda más remedio que reconocer la grisura del maestro zamorano, hay gente que denuncia la cantidad que se está embolsando Jesús López Cobos en el Teatro Real: cinco millones de euros es la cifra que publicó el pasado febrero “Beckmesser” en su página web. Pero aun así a nadie se le pasa por la cabeza escribir que el PP es culpable de permitir a un artista que no es precisamente Barenboim, ni Mehta, ni Maazel, meter en su cuenta corriente el dinero que bien se podía haber aprovechado en -pongamos por caso- renovar los conservatorios o las plantillas de nuestras orquestas. Sí que se habla, y mucho, de lo que se nos va a ir con Gérard Mortier. Claro que ese es “progre” (más bien se hace pasar por tal, aunque esa es otra historia) y le han colocado en el poder los del PSOE, no como al de Toro.

Así las cosas, y sin negar la validez de algunas -o muchas- de las argumentaciones sobre la conveniencia de financiar a Barenboim y sus proyectos desde la Junta de Andalucía, uno no puede dejar pensar que gran parte de la campaña que se ha levantado contra el de Buenos Aires en tierras andaluzas se debe no tanto a criterios musicales como al rechazo que despierta el partido que lleva lustros en el poder. Como las últimas encuestas hacen rozar al PP la mayoría absoluta en Andalucía para dentro de un par de años, es compresible que haya quienes se froten las manos a la espera de carne fresca. En cualquier caso, si ganan los de Javier Arenas no es difícil imaginar que el panorama musical andaluz seguirá igual de mal que como lo están dejando los del PSOE con la excusa de la crisis. Igual de mal, y además sin Barenboim. Al tiempo.

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Artículo escrito para Forumclásico, publicado el lunes 01 de marzo de 2010 (enlace).

3 comentarios:

papasconchocos dijo...

A ver Fernando, el Divan es muy bonito y esta muy bien y es muy progre y cuando los nenes van por el mundo sale el logotipo de la Junta (quien cojones sabra en Austria que es eso) pero yo me pregunto:
1. que pinta una region con 30% de paro gastandose la pasta en una fundacion para la integracion de palestinos y judios
2º que se ha tenido que cerrar la Oja, que en tiempos de Udaeta daba muy buenos conciertos, y pasar los loiros a la susodicha fundacion
3º que se ha tenido que liquidar la Barroca de Sevilla y quitar los conciertos de las Iglesias por parte de Cajasol para darle los dineros a la fundacion Baremboimniana
4 que los conciertos en Andalucia siempre son dos, y en sitios tan rocambolescos coo el Foro Iberoamericano de Huelva de acustica horrible y cero ganas de baremboim por dirigir, o en la plaza de toros de la maestranza, donde lo vieron bien los 4 amigachos y el resto a los corrales
por todo ello me temo que nos metemos en una historia que Andalucia no tiene nada que hacer, que esta bonita idea la paguen los que tienen perras, porque aqui no hay na de na y el señor Baremboim que venga cuando quiera.
Y mas importante, que recuperemos los conciertos en Iglesias, pequeños teatros y que la poca cultura que queda en esta region de charanga y pandereta y copla mal cantada y de viejos verdes buscando novia en el juanimedio se reconduzca.
Por favor!

Anónimo dijo...

Ay, qué mal agradecidos somos. ¡Los conciertos que se le han podido escuchar a Barenboim con su Orquesta del Divan! -que se acuerden del de la Mezquita de Córdoba con las Sinfonías 6 y 7 de Beethoven, en el que aunque no estuve, sí que sé que fue algo inolvidable- bien que justifican cualquier inciativa de este tipo. Para una vez que invierten en algo con verdadero alcance, le crecen los enanos... Todavía no le perdonan los puritos que se fumó con Felipe González, así son las cosas en España... JSR

papasconchocos dijo...

El problema de la fundacion es que solo da un par de conciertos en Andalucia, y cuesta mucho dinero. Todavia si fuera algo estable se podria amortizar,pero para el concierto de la Mezquita, que es cierto, fue precioso, en vez de la orquesta del Divan ponemos a la Filarmonica de Berlín y cuesta 10 veces menos y encima tendria mas autobombo que tanto gusta a los seudoprogres andaluces, vease socialistas/listos.

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