martes, 7 de julio de 2009

El anillo del Nibelungo en el Palau de Les Arts (y III): las voces

Ya he dejado mi opinión sobre la propuesta escénica (enlace) y la labor de batuta (enlace) del Ring del Palau de Les Art que presencié entre el 22 y el 30 del pasado mes de junio. Toca por fin decir algo sobre los cantantes. Aun con sus desequilibrios, lógicos habida cuenta de que nos encontramos ante quince horas de música que demandan un elenco de voces tan variado como exigente, fue admirable el conjunto canoro congregado sobre el antiguo cauce del río Turia. Superior probablemente a lo que se escucha hoy en Bayreuth, y muy difícil de superar por cualquier teatro de primera.

Los protagonistas

Un sensacional descubrimiento Jennifer Wilson. Dicen que ha madurado mucho desde el Sigfrido del pasado año. Aún le queda por madurar, pues no en balde cantantes menos dotadas en lo canoro que ella han sabido decir con su canto más cosas aún sobre la valquiria. Pero en cualquier caso la joven, oronda (¡perdón!) y simpatiquísima soprano norteamericana tiene todas las papeletas para convertirse en la gran Brunilda de la primera mitad del siglo XXI.

Su voz, robusta y bien timbrada, de enorme volumen, es francamente extensa, conociendo insuficiencias en el grave pero alcanzando un agudo poderosísimo y espectacular. Su fiato es amplio, su legato espléndido e incuestionable su capacidad para plegarse a las inflexiones líricas: fabulosa en sus “dúos” con Sigfrido. Siendo cierto que tiene aún que bucear en los aspectos más torturados del personaje, amen de madurar mucho como actriz, sus prestaciones en el Palau de les Arts fueron espléndidas.

Irregular Juha Uusitalo. Le encontré cansado y muy ajeno al drama en el Rheingold del 22 de junio. El barítono finlandés me pareció fabuloso, entregadísimo y perfectamente cómodo en lo vocal en la narración del segundo acto de Walküre la noche del 24. Volvió a cansarse en los “adioses” y ofreció en el Siegfried del 27 un notable Wanderer cuya vocalidad más grave no pareció producirle especiales trastornos.

Menos interés guarda el Sigfrido de Lance Ryan. Parece que el tenor del año pasado no fue gran cosa, y que por ello se ha decidido repetir la grabación en DVD e inmortalizar así al joven canadiense en las dos últimas jornadas. Cumplió sobradamente luciendo un instrumento que es de genuino tenor heroico y dosificándose con prudencia para no llegar agotado al final, pero tiene la voz algo atrás, cala y desafinen alguna ocasión y, sin ser frío, no es el colmo de la expresividad. En cualquier caso, estuvo muy por encima de los Sigfrido-aulladores de los últimos lustros. Y eso ya es mucho.

Los demás

Repasemos el resto de los cantantes, empezando por las chicas. Espléndida, pese a algunas asperezas en el agudo, la altísima Anna Larson en el rol de Fricka. Notabilísima la Freia de Sabina von Walther. Sólida la Erda de Daniela Denschlag. Digno el pájaro del bosque de Marina Zyatkova. Admirable la Waltraute de Catherine Wyn-Rogers. Exhibición de voz y estilo por parte de Elisabete Matos en el desagradecido rol de Gutrune. Estupendas dos de las tres Ondinas -la otra chillaba-, y mejor aún las Nornas. Irregular el equipo de valquirias. Y sensacional la Sieglinde de Eva-Maria Westbroeck, sin el punto de calidez de la Meier (que es mezzo, no lo olvidemos), pero fantástica en lo vocal y apuntando muy buenas maneras en lo expresivo.

Los chicos. Mediocre como cantante y como actor el tosco Alberich de Franz-Josef Kapellmann. Muy notable el Loge de John Daszak, que por culpa de la regie tuvo que cantar todo el tiempo en patinete. Magnífico el Mime de Niklas Björling Rygert en Oro, que supo cantar y no graznar, y no tan interesante Gerhard Siegel en el mismo rol en Sigfrido. Irreprochable Stephen Milling haciendo (en el segundo ciclo, que es el que presencié) los dos Fafners. Discreto el Gunther de Ralf Lukas.

¿Y qué decir de Matti Salminen? Está ya mal de voz, pero quien ha sido uno de los tres mejores bajos wagnerianos de la segunda mitad del XX (los otros fueron Talvela y Moll, claro) conserva intactas toda la autoridad vocal, la capacidad para el matiz y la presencia escénica que lo hicieron grandísimo. Si estuvo sólo correcto como Fasolt, dio verdadero miedo como Hunding (el día 24, sustituyendo a un indispuesto Milling) y ofreció una verdadera lección de todo -técnica, estilo, expresión- en su mermado pero aun así referencial Hagen. Al fin y al cabo se trata de un verdadero mito viviente del canto. Claro que no fue él el único que hubo en este Anillo.

… y Plácido

Dicen los grandes expertos en voces que hay en este país que Plácido Domingo está acabado desde hace más de dos décadas. Si ellos lo dicen, así será. Pero a mí, en mi ignorancia, me dio la impresión de que este señor conserva a sus sesenta ocho años (setenta y cuatro dicen las malas lenguas) exactamente el mismo timbre de toda la vida, sin rastro de deterioro; que como Siegmund se mostró pletórico hasta que, a partir de un winterstürme con menos legato de lo que en él es habitual, la falta de fiato le fue dejando sin recursos; que pese la escasez de aliento terminó con dignidad el primer acto de Walküre para dar una auténtica lección en el acto II.

Y que cuando hay sobre la escena alguien que sabe realmente lo que es cantar, que posee una voz bellísima, que frasea de manera maravillosa, que procura en todo momento enriquecer la línea vocal con las más apropiadas inflexiones expresivas y que sabe desenvolverse por la escena sin importarle la inexistencia de una buena dirección actores, todo el aparato visual desplegado por los fureros queda en segundo plano para que la Ópera con mayúsculas haga presencia en el escenario. Lástima que nos de Unitel no grabaran esta función (¿falta de recursos económicos, o más bien escasez de confianza de Helga Schmidt y su equipo en el tenor madrileño?) para incluirla en los DVDs.

Muy en resumidas cuentas: pese a todos los reparos apuntados, un Anillo de un nivel tan alto que difícilmente veré uno mejor en directo. Una gozada total. Enhorabuena a todos los implicados.

7 comentarios:

Titus dijo...

Entiendo perfectamente todo lo que dices acerca de todos los cantantes y lo comparto en la mayoría de los casos, quizá siendo un poco más optimista acerca de Wilson y Ryan que a mí me convencieron plenamente en el último Sigfrido.

Lo de grabar un DVD con Domingo supongo que dependerá más de su caché y de que él acepte que se grabe y Unitel o Les Arts o quien sea acepte pagarle su parte. En todo caso, habiendo presenciado el Siegmund de Seiffert, que es el que aparecerá, me quedo con el alemán. Eso sí, la lástima es que Sieglinde será la correcta Petra Maria Schnitzer, señora de Seiffert, en vez de la excepcional Westbroek.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Hombre, supongo que el caché de Domingo será disparatadísimo, y de hecho se ha publicado que el tenor ha tenido que renunciar a sus derechos porque si no, el evento no se podía retransmitir por pantalla gigante.

Sea por las razones que fuere, es una pena que no haya quedado testimonio comercial de esta función: Siegmund va a seguir siendo una de las grandes lagunas en la discografía de Domingo, que tiene un primer acto con Barenboim en compacto pero no el papel completo.

Doble pena por perdernos, de momento, la Sieglinde de la Westbroek, aunque aquí aún hay tiempo de grabarla, que la señora es aún joven.

maac dijo...

Ya tiene grabada una Walkyria con Rattle en Aix.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Ah, pues es verdad, ya tenemos grabación por la Westbroek. Gracias por la información.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Me imagino que cuando hablas de los mejores bajos wagnerianos de la segunda mital del s. XX te estás refiriendo en realidad a los mejores del último cuarto de siglo. Te recuerdo que en la segunda mitad cantaron Frick, Greindl y Weber. Un saludo (José)

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Absolutamente cierto. Lo que pasa es que tengo puesta una barrera mental en los sesenta como si esta década marcara la mitad del siglo en lo que a Wagner se refiere: digamos que cuando desaparecen Kna y Wieland se pasa de una fase a otra. Mil perdones.

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