miércoles, 10 de septiembre de 2008

Tres momentos de Pavarotti

Como pequeño homenaje a Pavarotti en el primer aniversario de su fallecimiento, aquí va esta reseña que escribí en febrero de 2007 para Ritmo.
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Estos tres DVDs ya aparecidos hace tiempo y que Decca ahora reúne en un pack, ofreciéndolos a un precio algo más bajo que el habitual, son reflejo de tres momentos bien distintos en la carrera de Luciano Pavarotti. En 1981 era aún el gran tenor que arrasó en los sesenta y setenta con un timbre increíblemente hermoso (¿ha habido otro semejante en esa mágica unión entre terciopelo y luminosidad?), una extensión considerable que no conocía pérdidas de homogeneidad, un irresistible verbo italiano y, sobre todo, un agudo segurísimo, fulgurante y arrebatador. Cierto es que se pueden preferir otros enfoques para el Duque de Mantua más digamos “psicológicamente complejos”, más “altareros”, o quizá más “señoriales”, que ya sabemos que la capacidad introspectiva no fue nunca el fuerte del tenor modenés; también es verdad que ciertos alardes canoros muy adecuados en un teatro sobran en una película pensada para ser vista en el salón doméstico, más aún si quién dirige ésta es un Jean-Pierre Ponnelle mucho más atento a la integración entre música y drama -es decir, a lo que ya con esta genial obra buscaba claramente Verdi- que al lucimiento de los solistas.


Pero Pavarotti utiliza como arma, junto a su instrumento privilegiado, una extroversión, un apasionamiento y una comunicatividad -mucho antes espontánea y natural que reflexiva- que le hace ganar plenamente la partida. Algo parecido a lo que le pasa a Riccardo Chailly con su dirección tan vitalista, contrastada y muy latina, ya que no atmosférica ni particularmente dramática, al frente de nada menos que la Filarmónica de Viena. Y todo lo contrario de lo que le ocurre a Edita Gruberova, que a pesar de contar con una voz no menos privilegiada y con un superior virtuosismo, fracasa con una Gilda insincera, narcisista, anémica y desmayada. Ingvar Wixell, ya se sabe, mucho mejor viéndolo que sólo escuchándolo en su papel del bufón. Una filmación de Rigoletto que sin duda hay que conocer, pese a que el playback resulta hoy bastante artificioso.

En 1991 Pavarotti era ya el personajillo de los “mass media”, el de la sonrisa tan amplia como falsa y el pañuelo en la mano, el de la voz aún hermosa pero ya declinante, el de la rutina y el escaso compromiso expresivo. Sólo un año antes el concierto de los Tres Tenores en las Termas de Caracalla le habían convertido en ídolo de masas comparable a una estrella del pop, y este célebre recital en Hyde Park bajo la lluvia terminó de cincelar su imagen pública y de abrirle el camino del dinero fácil que le llevaría, a medida que iban mermando sus facultades, a sustituir las funciones de ópera por Pavarotti & Friends y horrores similares. Claro que quien tuvo retuvo, y ante un público londinense que debió de mojarse mucho y escuchar bien poco, y que parece más atento a saludar a la cámara que a disfrutar en lo posible de la música, pudo aun exhibir buenos medios y una excelente línea en arias como “Recondita armonía” o “Vesti la giubba” -en otras se quedó muy corto-, por no hablar de la luminosidad y el vuelo lírico con que cantó las inevitables canciones italianas. Le acompañaba sin mucha inspiración y sin aprovechar lo suficiente a la Philharmonia Orchestra Leone Magiera, su colaborador durante muchos años.

Es precisamente el ex marido de la Freni uno de los entrevistados que aporta cosas interesantes en el documental de hora y media que ocupa el tercer DVD. En él se acompaña a Pavarotti desde marzo de 2003 hasta su despedida del Met un año después, prestando especial atención a acontecimientos como su boda con Nicoletta (se oye “cantar” a Bocelli durante la ceremonia) e indagando de manera más bien superficial en su vida cotidiana. El resultado es muy triste: lo que aquí vemos es un Pavarotti en una anticipada decrepitud, torpe en los movimientos y con escasos reflejos en la palabra, ridículamente maquillado y un tanto ajeno a la corte que le rodea, amén de bastante mermado vocalmente en lo poco que se le escucha cantar. Desde luego el documental está realizado de manera espléndida (magnífica la dirección de Francis Hanly, y sobresaliente la narración de Ian McKellen), pero es más un producto promocional que otra cosa, pasando completamente de lado sobre lo que es el arte del tenor. Tampoco logra convencernos a la hora de presentarnos su figura como la de un hombre sencillo, de provincias y buen amigo de sus amigos, porque ya sabemos cómo se las gastaba el italiano. Lo más interesante, la breve pero curiosa entrevista a Pavarotti -quien no regatea elogios a Di Stefano y Corelli, sus dos grandes ídolos- y la más extensa a Roberto Alagna en torno al tenor modenés. Se incluyen como propinas tres arias filmadas en recitales multitudinarios de los noventa y los excelentemente realizados videoclips de las dos últimas canciones que grabó: el simpático “In canto” y el tan hortera como divertido “Ti adoro”. Poco después un tumor en el páncreas empezaría a acabar con la vida de quien, pese a todo, ha sido uno de los más grandes tenores de los últimos cincuenta años. Y el más popular. Descanse en paz.


VERDI: Rigoletto. Pavarotti, Wixell, Gruberova, Furlanetto, Vergara, Barbieri. Coro de la Ópera de Viena. Orquesta Filarmónica de Viena. Dir: Riccardo Chailly.
Decca, 00440734166.
DVD 116’
DDD
Universal
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M


PAVAROTTI EN HYDE PARK. Obras de Verdi, Meyerbeer, Puccini, Massenet, Leoncavallo, etc. Angrea Grimielli, flauta. Coro y Orquesta Phiharmonia. Dir: Leone Magiera.
Decca, 0711509.
DVD 99’
DDD
Universal
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M


PAVAROTTI: THE LAST TENOR. Una película de Francis Hanly, escrita y producida por Adam Sweeting.
Decca, 0743102.
DVD 88’ (+ 77’ extras)
DDD
Universal
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M
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Artículo publicado en el nº 807, abril de 2008, de la revista Ritmo.

1 comentario:

Gino dijo...

Agudo y ecuánime. Enhorabuena.

Saludos.

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