Una fugaz oferta de Amazon, de la que me avisó un amigo, me hizo comprar el SACD de la Sinfonía nº 4 de Shostakovich en interpretación de la Sinfónica de Londres bajo la batuta de Gianandrea Noseda, toma en vivo realizada en el problemático Barbican Hall los días 1 y 4 de noviembre de 2018. No me arrepiento de la adquisición, porque hay cosas interesantes en el disco que arrojan nuevas luces sobre esta escalofriante obra maestra del sinfonismo del sigo XX, pero lo cierto es que me ha parecido una lectura de lo más irregular.
El maestro pone las cartas sobre la mesa desde el arranque: interpretación seca, hosca y violenta, más preocupada por buscar la aspereza que por explorar los muy inquietantes misterios que se esconden detrás de las notas. Hasta cierto punto en la línea de Rozhdestvensky, por tanto, pero sin ofrecer en modo alguno el sentido de lo grotesco, de la virulencia y del sarcasmo que sabía destilar el llorado maestro ruso en sus numerosos registros de la partitura. Y no es solo cuestión de opción expresiva: Noseda se muestra un tanto lineal, matiza poco y en ocasiones se precipita. Solo al final del primer movimiento se toma las cosas con más calma y empieza a interesarse ya no tanto por lo que nos golpea el estómago, sino por lo que nos pone los pelos de punta.
El moderado con molto, ese movimiento que según acertadas palabras de Pérez de Arteaga hace que la obra se encuentre "genialmente desequilibrada", hubiera estado bien si no fuera porque hay algunas aportaciones de la batuta muy desafortunadas, por estar fuera de estilo y por su mal gusto. La marcha del tercer movimiento empieza de manera despistada, sin misterio alguno, y culmina bastante peor: decibelios y brutalidad gratuita en lugar de rabia. A partir de ahí, Noseda empieza a deambular por las diversas fantasmagorías de manera unilateral, sin captar lo mucho que de mahleriano hay en la página: recuerdos agridulces, inocencia, ironía, sentido de lo gamberro, malos presagios... Alguna metedura de pata hay, y solo la faceta más angustiosa de la escritura parece interesarle. El gran clímax, menos mal, se encuentra muy bien planteado, y la larga coda está dicha con la lentitud y el carácter siniestro que aquí resultan imprescindibles.
¿La toma? No es óptima, y de hecho contribuye a reforzar la sensación de sequedad que desprende la interpretación, pero a cambio ofrece la más amplia gama dinámica que haya conocido esta partitura en discos.
6 comentarios:
Esta es una de mis obras favoritas de Shostakovich. Escucharé esta grabación de Noseda. De momento mis favoritas son Rozhdestvensky, Hatink/Chicago y Nelsons/Boston. Por cierto, de Rozhdestvensky tengo una versión con la London Philharmonic grabada en vivo de 1983 (en origen una grabación BBC) que está muy bien. La otra versión de Rozhdestvensky, con la orquesta del ministerio soviético de cultura, está también muy bien. Las dos me gustan. Otra que me gusta muchísimo es la de Rostropovich. La verdad es que es una suerte contar con un puñado de muy buenas versiones de esta maravilla de obra.
De Rozhdestvensky creo que las tengo todas (ojo, hay una en Le Chand du Monde que es un fake: es la de estudio con toses superpuestas). La de Haitink/Chicago me decepcionó. Las dos de Rostropovich me parecen impresionantes. A ver si pronto termino la maldita comparativa. ¡Gracias por la aportación!
La que tengo de Rostropovich es la del ciclo Teldec, con la National Symphony Orchestra. No sabía que había otra grabación suya. La estoy reescuchando ahora, y en el efecto la recordaba como excepcional.
Creo que hace tiempo, comentó en una entrada que le gustó mucho la versión o versiones (no recuerdo bien) de Nezet-Séguin.
Creo que hace un tiempo, comento en un entrada que le gustó mucho la versión o versiones de Nézet-Séguin.
Sí, la versión de Nezét-Séguin con Rotterdam es la que me parece más redonda de las que están en CD; también está disponible en vídeo. Aún me gusta más su vídeo con la orquesta del Festival de Lucerna, pero desapareció del mapa.
Rostropovich tiene una interpretación con la Sinfónica de Londres que es mejor aún que la oficial de Teldec, y que suena de manera más satisfactoria. Sería la referencia de no ser por algo muy grave: falta la última nota de la partitura, aquella con la que la celesta (no) resuelve las inquietudes de la larga coda. ¿Se olvidaron de tocarla, acaso? Eso es lo que parece. Por lo demás, es un registro completamente descatalogado. ¡Menos mal que yo lo compré en su momento!
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