Enorme alegría al leer esta misma semana que por fin se puede volar directamente desde Jerez a Leipzig, con un vuelo que sale los viernes por la noche y vuelve el domingo por la mañana. Muy temprano, ciertamente, pero veinticuatro horas en la ciudad de Bach y la Gewandhaus tiene su interés. Miré en seguida a ver qué había hoy: concierto con Andris Nelsons y Anne-Sophie Mutter, nada menos. ¿Por qué no he ido? Ahí viene la parte mala: los vuelos son francamente caros, así que no hay nada que hacer.
Dicho esto, lo que quiero es comentar una cosa que me ha llamado mucho la atención: aún quedan entradas para el referido concierto de hoy sábado 18, y no precisamente pocas. Cierto es que son 130 euros la butaca, y que en el programa no está solo la Segunda de Sibelius, sino que aparecen también Adès y Lutoslawski: estos compositores asustan a cierto público. Aun así, que una ciudad como Leipzig no llene un concierto con Nelsons y Mutter me parece de lo más preocupante. Algo está fallando, así que hay que tomar medidas. Y estas no pasan por lo que a algunos desearían, que es hacer recortes. Más bien se trataría de lo contrario, aunque probablemente no baste con eso. hay que ir más allá.
4 comentarios:
Nelsons está un poco entradito en carnes. Nunca le había visto tan grueso en las fotos de los discos, pero claro, nunca le he visto en persona. Uno de los directores jóvenes más interesantes del panorama actual.
Hombre, a 130€ la entrada...
Normal que no se llene
La única solución para todo ésto es poner las entradas a 40 o 50€, porque los mileuristas también amamos la clásica, pero apenas podemos asistir a conciertos.
Está claro que estamos volviendo a tiempos pretéritos, en el que tan sólo los muy pudientes pueden darse el gusto de ir a conciertos y actividades culturales.
Todo pensado para ellos.
Grego
Hombre, a 130€ la entrada...
Normal que no se llene
La única solución para todo ésto es poner las entradas a 40 o 50€, porque los mileuristas también amamos la clásica, pero apenas podemos asistir a conciertos.
Está claro que estamos volviendo a tiempos pretéritos, en el que tan sólo los muy pudientes pueden darse el gusto de ir a conciertos y actividades culturales.
Todo pensado para ellos.
Grego
Cierto, si un teatro es público me parece absolutamente imprescindible que haya facilidades para las economías domésticas limitadas. Claro que esos 150 euros (ojo, allí el nivel de vida es alto) no son nada en comparación con los absolutamente escandalosos precios de nuestro Teatro Real, que está subvencionado.
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