viernes, 22 de septiembre de 2023

Novena de Mahler por Barbirolli

Parece que la discografía comparada de la Novena de Gustav Mahler va a tardar más de lo previsto, así que vaya aquí un aperitivo: la registrada por Sir John Barbirolli al frente de la Filarmónica de Berlín en enero de 1964. Suele decirse que no es tan formidable como la Quinta y la Sexta grabadas también para EMI. Cierto es, pero aun así se trata de una gran interpretación.

Arranca Sir John desconcertándonos con unos innecesarios portamentos, pero a los pocos minutos queda claro que este Mahler va a ser el que podemos esperar del grandísimo director británico: dramático y combativo, adusto en la sonoridad al tiempo que encendido en la expresión, desinteresado por la belleza y dispuesto a hurgar en la llaga. Ahora bien, en el primer movimiento las cosas no terminan de funcionar: el pathos se hace bien presente, pero la peculiar poesía que esta música alberga -melancólica y humana, sin que ello signifique que haya que caer en lo erróneamente contemplativo- no llega a brotar. Tampoco, y eso es más extraño, termina el maestro de analizar como es debido todo el entramado orquestal, y eso que somete a un verdadero tour de forcé a una orquesta a la que hace sonar de manera muy, pero que muy distinta, más áspera y angulosa, de como lo harán Karajan y Abbado en esta misma página.

Los movimientos centrales, aquí hay no hay sorpresa, son formidables. Barbirolli no necesita distanciarse con la socarronería de un Klemperer: le basta con mantener el punto justo de equilibrio entre visceralidad y control para realizar una lectura descaradamente expresionista en la que, sin renunciar a cierto sentido del humor, no hay lugar para el respiro lúdico. En perfecta coherencia con lo hasta aquí desarrollado, en el Finale la batuta prende fuego a la cuerda increíble de la orquesta berlinesa (¡qué soberbio trabajo el de la remasterización de 2020!) y nos conduce de manera implacable a los grandes clímax para dejarnos con el corazón en un puño. Tras el último, qué cosas, vuelven los portamentos y el maestro no termina de encontrar ese punto de negrura absoluta al que parecía dirigirse.

1 comentario:

Pablo Daffari dijo...

Si no me equivoco, fue la primera vez que la Filarmónica de Berlín se enfrentaba a la obra, creo que hay que decirlo en descargo de los músicos y también de la capacidad de persuasión como pedagogo del gran Sir John en favor de una obra que no estaba en el repertorio de la orquesta.

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