miércoles, 20 de septiembre de 2023

La Segunda de Mahler por Solti: mejor en Chicago

Repasando el libro sobre Gustav Mahler escrito por el desaparecido José Luis Pérez de Arteaga, reparo en que la primera de las dos grabaciones que Sir Georg Solti realizó de la Sinfonía nº 2, Resurrección, la grabación con la Sinfónica de Londres de 1966 obtiene más nota (***) que la que hizo con la Sinfónica de Chicago en 1980 (**), de la que un servidor tenía estupendo recuerdo. Pues bien, he escuchado las dos en días consecutivos y confirmo que a mí me gusta bastante más la citada en segundo lugar.

La de Londres, en cualquier caso, es una muy notable interpretación, que por cierto hay que entender en su contexto. Porque este es un Mahler bien distinto tanto del de Bernstein como del de Klemperer, por citar a dos grandes recreadores de esta música en fechas cercanas a la del registro. Un Mahler ajeno a cualquier suerte de amaneramiento y de devaneos más o menos psicoanalíticos, pero también del sarcasmo y del distanciamiento digamos que “agnóstico”. Nada que ver, insisto: es un Mahler directo, cargado de electricidad y marcado por un poderoso sentido teatral, pero también capaz de mostrarse emotivo cuando corresponde y, desde luego, expuesto con tanta tensión interna como depuración sonora. En este sentido, la batuta siempre incisiva, clarísima y brillante de Solti resulta todo un espectáculo. Otra cosa es que, aún bisoño en el terreno mahleriano, a su recreación le falte una dosis de imaginación, o al menos de indagación en las diferentes atmósferas propuestas. Bien Heather Harper y Helen Watts, solo eso, y excelente el coro de la propia orquesta. Una pena que la toma carezca de la gama dinámica y relieves necesarios para hacer justicia a esta música. 


Lo de Chicago, siempre a mi entender, es todavía mejor. El último tercio de los años setenta y casi toda la década de los ochenta fueron la época dorada de Sir Georg: su batuta perdió un poco –solo eso, un poco– de la electricidad de antaño, mantuvo todo su sentido teatral y ganó en flexibilidad, imaginación y atención a la belleza sonora. Por eso mismo esta Resurrección no varía sustancialmente con respecto a la que había grabado en Londres en lo que al concepto se refiere, pero sí que mejora en madurez, riqueza de matices e inspiración, permitiéndole semejante avance ofrecer un primer movimiento modélico, epidérmico en el mejor de los sentidos, expuesto con tensión implacable y una perfecta comprensión de sus aspectos tanto épicos como dramáticos. Irreprochable el segundo, no muy emotivo pero dicho sin blanduras y dotado de tensión interna en sus momentos más escarpados.

En el tercero, ningún director lo puede remediar, se echa de menos el sarcasmo de un Klemperer, pero hay que descubrirse ante la agilidad y el virtuosismo de un Solti que trata las texturas de manera magistral. En el lied se queda corta Mira Zakai, en cualquier caso sobria y musical. Un prodigio el último movimiento, milimétricamente planificado, plagado de detalles sutiles, lleno de emoción y grandiosidad sin retórica. Bien a secas Isobel Buchanan, y un verdadero milagro el coro de Margaret Hillis. La orquesta está en su mejor momento y luce en todo su esplendor con la batuta que mayor brillantez obtuvo de ella: dudoso que haya una sola interpretación tan increíblemente bien tocada y cantada. La toma, de verdadero lujo, aunque parece un error no colocar a los violines antifonalmente. Sí que convence la estereofonía de los metales off-stage. 

¿Mi versión favorita de todas? Ninguna. Todavía no he encontrado una que esté a la altura, pongamos por caso, de la Quinta digital de Bernstein, de la Sexta de Barbirolli o de La canción de la Tierra de Klemperer, para que ustedes me entiendan. Esta lectura de Solti/Chicago estaría entre mis preferidas, quizá junto a las de Mehta con la Filarmónica de Viena y la de Bernstein con la Sinfónica de Londres.

4 comentarios:

Bruno dijo...

Tengo mucha curiosidad por su opinión sobre la 9ª de Mahler con la Sinfónica de Londres y, en especial, por el último movimiento. Piense que en esa época Mahler era un desconocido y presumiblemente aburrido compositor y que Solti lo estudió por esa época por primera vez.

xabierarmendariz88 dijo...

Es curioso; no ha sido Pérez de Arteaga el único crítico al que he leído esa opinión sobre las Segundas de Mahler por Solti. Por ejemplo, nuestro “querido amigo” David Hurvitz, al que tanto hemos comentado alguna vez, también prefiere la Segunda de Mahler por Solti en Londres…, y en general todo el Mahler que Solti hizo en Londres, frente a las grabaciones de la integral. Creo que no llega tan lejos a preferir la Cuarta Sinfonía del Concertgebouw. Por lo que a mí respecta, estoy escuchando la versión con la LSO y comparto bastante tu opinión, aunque claro, para completar el argumento tendría que escuchar la de la CSO…, y eso otro no va a ser ahora.
Uno de los pocos aspectos que no me gustaron de la discografía que Pérez de Arteaga incluyó al final de su libro sobre Mahler es precisamente que no comente aunque sea de manera sucinta las principales versiones de las obras… quiero decir, las que forman parte de ciclos completos o algunas de las principales grabaciones comerciales de mayor difusión. Claro que no había seguramente espacio para comentar todas, (y seguramente no habría sido tampoco deseable), y el criterio de selección siempre habría sido discutible, pero habríamos aprendido mucho todos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Bruno, me pone usted en un apuro, porque esa grabación no pensaba escucharla. La de Chicago dista de convencerme, así que supongo que esa de Londres lo hará aún menos. O no. Lo cierto es que, como usted dice, por aquellos años había pocas grabaciones de la página. El hecho de atreverse ya es mucho por parte de Solti.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Xavier, empiezo a cogerle el punto a Hurwitz: le gustan las versiones "explosivas", a ser posible con mucha percusión en primer plano.

El libro de Pérez de Arteaga me gusta muchísimo, salvo en lo que se refiere a la discografía. Las poquísimas grabaciones a las que les pone la máxima calificación son los clásicos en los que todos estamos de acuerdo, pero el resto... La verdad, no le encuentro ni pies ni cabeza. Y tengo dudas de que se escuchara todas esas grabaciones, sobre todo sabiendo que era un señor ocupadísimo. ¿Pondría calificaciones al azar? Sobre las maneras de este señor me han llegado comentarios muy, pero que muy negativos por parte de fuentes no ya distintas entre sí, sino enfrentadas, así que es posible que detrás de lo mucho (muchísimo) muy bueno que Arteaga hizo por la música, hubiera cosas altamente censurables.

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