jueves, 17 de agosto de 2023

Horas bajas de Barenboim en Chicago: decepcionante Quinta de Tchaikovsky

Ha sido triste repasar esta Quinta sinfonía de Tchaikovsky con Barenboim y la Sinfónica de Chicago registrada en vivo –abundan las toses– por Teldec en octubre de 1995. La recordaba como una interpretación rutinaria y poco interesante, sin más. Pues no. Hay en ella cosas extraordinariamente positivas, pero también errores de bulto que demuestran hasta qué punto su etapa como titular al frente de la formación norteamericana fue la menos interesante desde el punto de vista discográfico de toda la trayectoria del artista porteño.

El primer movimiento, gracias a la musicalidad de un Barenboim que evita todo lo melifluo y a la sonoridad maravillosa de la CSO, se encuentra admirablemente planteado y expuesto. Bravo. Los problemas comienzan en el segundo, en el que el maestro parece confiar en la intensidad emocional y descuidar la planificación, cayendo incluso en la brocha gorda. Muy intenso, mas no elegante no refinado el tercero. En el cuarto la inflamación extrema vuelve a hacer que el maestro caiga en el descontrol y hasta en la vulgaridad, de la que no se libra ni siquiera gracias a la superlativa respuesta de la formación norteamericana. Su realización de 2004 con la WEDO –escuchada en Sevilla, grabada después en Génova– desarrollará el concepto con mayor control y finura, mientras que con la Filarmónica de Berlín en 2014 ofrecerá una recreación ya sensacional y a la altura de su talento.

La Obertura 1812 que se grabó por las mismas fechas y completa el disco de Teldec no puede competir con la que los mismos intérpretes habían registrado en 1981 para DG. Esta más reciente resulta mucho más natural que la anterior, menos estudiada, pero también menos paladeada (14’53’’ frente a 15’55’’) y ajena los logros de los pasajes líricos de aquella, que sonaban más punzantes y emotivos. Menos personal, a la postre, y un tanto de cara a la galería. La orquesta vuelve a estar soberbia, pero es preferible escucharla en esta obra con Solti y con él mismo.

8 comentarios:

Manuel Pérez de Rozas dijo...

En cambio, sin salir de Chicago, pero para DG, Barenboim grabó un disco Tchaikovsky bastante majete, si no recuerdo mal, con Romeo y Julieta y Francesca da Rimini…lo tengo en LP….probablemente dentro de su amplio repertorio el territorio ruso no es el repertorio más afín para él….; esto va como va….sin ir más lejos, [véase la caja de más de 90 cds que sacó Warner hace 2 años], Riccardo Muti, que a priori no parece un paladín de la música eslava, grabó un montón de repertorio ruso y a gran nivel [Tchaikovsky, Rimsky, Los Cuadros de Mussorgsky, Rachmaninov, Shostakovich, Stravinsky, hasta el rarito pero genial Scriabin…..]

Un tema que debes tratar en tu libro, que todos esperamos con fruición , es si hasta cierto punto Barenboim fue un poco víctima de la mercadotecnia de los ‘80-‘90 y en algún momento cruzó la frontera entre “grabar mucho” y “grabar demasiado “ en función de las compañías discográficas….hubo una época en que aparte de los conciertos estaba grabando a la vez piano solo, ópera, música orquestal…..ya les pasaba a Solti, Böhm, Karajan, Abbado…., demasiados compromisos y no todos los discos pueden ser igual de buenos….

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Pues mira, estoy de acuerdo conque el disco Francesca/Romeo es majete. Bueno, en mi opinión es de lo mejor de toda la trayectoria del maestro. Sobre la etapa Chicago, le copio ahí lo que he escrito en el libro de marras, de cuyo índice discográfico me estoy ocupado ahora (vamos, que está prácticamente acabado, además de corregido).

En el capítulo 2, he escrito esto:

"Tan alto había sido el nivel de sus grabaciones con la Sinfónica de Chicago para DG que no debe extrañar que, tras el merecido descanso de Sir Georg Solti, nuestro artista accediese a la titularidad de la formación norteamericana, a la que el gran maestro había convertido en una de las mejores del mundo. Con ella Barenboim va a grabar un amplio repertorio para Erato y Teldec, los dos sellos que se van a integrar en Warner, aunque con los resultados más desequilibrados de toda la trayectoria del nuestro artista: interpretaciones abiertamente geniales van a alternarse con otras simplemente notables e incluso con algún resbalón, fruto quizá de las imposiciones de las discográficas o de los intereses de la orquesta. El prestigio a nivel mundial de Barenboim va a ser ahora inmenso, pero sus días en Chicago están contados."

Y luego, en el capítulo 24:

"Como con EMI ahora solo hace algunas grabaciones muy contadas, entre ellas el Triple concierto y la Fantasía coral de Beethoven –de nuevo con la Berliner Philharmoniker–, y las relaciones con DG han desaparecido, en poco tiempo el maestro va a convertirse en artista exclusivo de Erato y Teldec, que a su vez van a integrarse dentro del grupo Warner. Con ellos va a hacer muchos discos en Berlín, incluyendo un nuevo ciclo de las sinfonías de Anton Bruckner y las tres óperas de Mozart-Da Ponte. También son muy destacables la Sinfonía Fausto y, más aún, la Sinfonía Dante de Liszt. Ahora bien, cuando nuestro artista rompe con París va a empezar a grabar también con la orquesta cuya titularidad consigue en 1991: la Sinfónica de Chicago.
De nuevo la irregularidad es la seña de identidad en esta etapa, aun siempre dentro del muy alto nivel que garantizan una orquesta gloriosa y un director de incuestionable musicalidad. Así las cosas, vamos a encontrarnos con un irregular ciclo Brahms –a medio camino entre Furtwängler y Celibidache, como en su momento explicó José Luis Pérez de Arteaga en su programa radiofónico El mundo de la fonografía– en el que sobresalen sensacionales recreaciones de la Primera sinfonía y de la Obertura trágica. De Tchaikovsky nos entrega una volcánica Cuarta, una floja Quinta y una muy notable Sexta. El disco con valses y polcas es vapuleado sin piedad por algunos críticos –inmerecidamente: hay cosas interesantes en él–, mientras que se evidenciaba una cierta falta de sintonía con Richard Strauss: en lo más alto Vida de héroe, la Fantasía sinfónica sobre La mujer sin sombra y el disco con obras concertantes para instrumentos de viento, entre lo menos bueno Don Quixote y la ópera Elektra. Aciertos plenos son Sibelius y Nielsen –conciertos para violín con un jovencísimo Vengerov–, Prokofiev y Stravinsky –con su viejo amigo Perlman–, Debussy, Ravel –admirable Rapsodia española–, Schönberg, Furtwängler, Lutoslawski y Corigliano. Incluso en Gershwin y Bernstein triunfa sin problemas. En Wagner el nivel medio es bastante alto, pero no exento de irregularidades, mientras que su Mahler es recibido con controversia. En cualquier caso, su gran realización discográfica de estos años es el ciclo de todas las óperas famosas de Richard Wagner, que cierra en 2001 con la misma orquesta con que aborda por primera vez las nueve sinfonías de Beethoven: la Staatskapelle de Berlín."

Peli-Roja dijo...

¿Se sabe algo del estado de salud del maestro Barenboim últimamente?

¿Se sabe algo de si acabó el convenio con la Junta de Andalucía por el que actuaba una vez al año en el Maestranza?

Manuel Pérez de Rozas dijo...

Sin ánimo de hacer el pelota, muy bien los dos párrafos…y sin ánimo de colgarme ninguna medalla, este estilo de redacción es lo que yo sugiero de que básicamente hagas TU libro de Barenboim, analizando cómo ves tu sus discos, su personalidad, su trayectoria etc

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Peli-Roja, a tenor de las fotos de Facebook, Barenboim está ahora mismo dirigiendo, aunque sentado. Las visitas a Sevilla fueron anuladas por decisión de la Junta de Andalucía.

Manuel, muchísimas gracias. Ojalá que el resultado guste, aunque no me voy a librar de los que digan que el libro es una loa desmesurada a un músico sobrevalorado, como tampoco de los pocos que van a escribir que minusvaloro alguno de sus discos para llevar la contraria... Solo puedo asegurarle que he intentado dejar aun lado cualquier prejuicio. Otra cosa son mis limitaciones, claro: esas no las puedo superar. Lo he hecho lo mejor que he podido.

xabierarmendariz88 dijo...

Me ha interesado mucho este texto tuyo sobre la quinta de Tchaikovsky por Barenboim en Chicago. No llegué a escucharla en su momento, pero sí la Sexta de ese semiciclo, que conocí gracias a una colección de prensa y que me gustó mucho desde el principio. También la 1812, que los responsables de esa colección metieron en el mismo disco, (supongo que había que buscar un complemento atractivo…). Siempre me pareció una buena versión, pero no me gustaba el sonido tan afilado de los metales. Ya comentaste hace poco la versión de DG; supongo que tendré que escucharla para ver si es mejor…
Sí me pareció siempre que esos años fueron los más irregulares del Barenboim director, (como ya dices en el fragmento del libro), pero también en alguna medida, del Barenboim pianista… Incluso en el mismo autor: compárense sus Goldberg de estudio, bastante poco cohesionadas, con su Clave bien temperado, tan criticado en su día por algunos, que es magistral.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Xabier, quizá tenga usted razón en que la inspiración de Barenboim al piano fue menor en esos años, pero creo que no podremos estar nunca seguros porque es la época en la que menos discos pianísticos grabó. En cualquier caso, lo que sí tengo clarísimo es que, como a usted, esas Goldberg del Teatro Colón me gustan muchísimo menos que los dos libro0s de El clave bien temperado.

El disco con la 1812 de DG se lo recomiendo vivamente. Ofrece un Barenboim distinto, muy controlado y analítico, y desde luego muy lejos de la charanga con que otros maestros abordan esa página.

bruckner13 dijo...

Este disco lo compré en su día y no me gustó nunca. Ahí lo tengo cogiendo polvo. Quizás la grabación de Barenboim que más me ha decepcionado.

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