Lo peor, está más o menos claro: una cosa llamada La batalla de Vitoria, o La victoria de Wellington, op. 91, compuesta allá por 1813 para celebrar la derrota napoleónica. Fue un tremendo éxito en su momento, al parecer. La grabación de Karajan y la Filarmónica de Berlín de 1969 fue una de las primeras cosas de música clásica que escuché en mi vida, pero la obra nunca me gustó. Hoy he vuelto al mismo registro, esta vez en una pista de estupendo sonido procedente de SACD. Maestro y orquesta hacen un formidable trabajo, desde luego, pero no hay nada que hacer. La obra es un bodrio descomunal, uno de los más grandes escritos por un compositor famoso.
Sobre lo mejor salido de la pluma del de Bonn se puede discutir bastante, pero les confieso que su Gran fuga –ya saben, originalmente un movimiento desgajado de su Cuarteto nº 13– es una de mis obras favoritas de todos los tiempos. La he escuchado también esta mañana, por partida doble. No conocía la versión de Karajan y los berlineses, grabación para DG de 1964. ¿Romántica? No: romanticoide. Hinchadísima, exagerada en su músculo sonoro, lentísima a ratos, falta de unidad en su desarrollo, narcisista y rebuscada en la expresión, a ratos de una severidad muy impostada, a veces de insufrible blandura. Eso sí, la belleza puramente externa resulta asombrosa.
Para terminar, Klemperer 1956. Como siempre, el de Breslau ofreciendo la cuadratura del círculo al combinar la racionalidad extrema con la más alta temperatura expresiva. Es decir, el más alto grado de análisis posible con un dolor existencial al borde de lo insoportable. Todo ello haciendo gala de un increíble control de la forma y de una tensión interna sin desmayo; y también, claro está, con la insustituible colaboración de una orquesta rocosa y empastada como ninguna, pero siempre de una claridad extrema. Por cierto, ¡cómo suena tras el reprocesado de este mismo año!
2 comentarios:
Bueno, que lo peor de Beethoven sea La victoria de Wellington es también discutible. Sí que es una obra firmemente candidata a ese puesto, pero creo que algunas de las cantatas que Beethoven compuso para los actos del Congreso de Viena están bien cerca… Y la verdad, yo me quedo más que con Karajan en esta obra con Dorati o incluso con Morton Gould. Como no intentan inflar tanto la obra como Karajan, le quitan peso y también todo resulta más festivo, más popular, no tan sobredimensionado…
No sabría decirle, de La batalla solo conozco Karajan y Maazel, creo recordar... Muchísimas gracias, en cualquier caso.
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