miércoles, 17 de mayo de 2023

La Sinfonía Dante por Barenboim y la Filarmónica de Berlín

Ustedes saben que ese genio del piano llamado Franz Liszt compuso dos sinfonías de atmósfera marcadamente gótica, estructuradas en tres movimientos de los cuales el último tiene carácter coral: La Sinfonía Fausto y la Sinfonía Dante, ambas entrenadas en 1857. Lo que ocurre es que muy probablemente conozcan la primera de ellas mas no la segunda, porque se graba poco y se toca mucho menos aún. 

Pues precisamente, como escribía Pedro González Mira (Ritmo n.º 655, junio 1994), “lo verdaderamente importante de este disco es eso, cómo Barenboim nos descubre una música que, en el mejor de los casos, imaginábamos como muy buena; en el peor, lo afirmábamos aun sin haber tenido ocasión de comprobarlo.” El crítico no escatimaba elogios a los resultados interpretativos:

“La versión, naturalmente, es memorable, pero lo que más apabulla de ella es la cantidad de cosas nuevas que se escuchan y la idea global que Barenboim tiene de la misma, para él una música lúgubre, bastante negra en su embriagante hermosura, una verdadera orgía poética (literalmente: es la primera vez que escucho el primer movimiento –"lnferno"– y me entero de algo, sin sentirme envuelto en la retórica y el grito fácil y gratuito. Y desde luego no podría imaginar que en el segundo –"Purgatorio"– hubiera tanta música).”

Por las mismas fechas, Enrique Pérez Adrián le perdonaba la vida a Barenboim desde las páginas de Scherzo (n.º 85, junio 1994):

“[…] dirige con apasionamiento y convicción, aunque en ocasiones se le podría pedir más diferenciación tímbrica, más fantasía, imaginación y riqueza de resortes interpretativos para que la peculiar retórica lisztiana hiciese más mella en el oyente de hoy: no obstante, aclaremos que es una magnífica versión, […] creemos que con unos planteamientos coherentes y con espléndidas calidades de reproducción sonora.”

¿Mi opinión? Coincide por completo con la del primero y, por tanto, difiere de la del segundo. Más aún, creo que la tímbrica es exactamente la acertada para esta página y que el maestro se muestra muy atento al uso expresivo del color: impresionante en este sentido las maderas de la Berliner Philharmoniker. Añadiría que la sección dedicada a Paolo y Francesca –el primer movimiento coincide más o menos con el programa de la Francesca de Rímini de Tchaikovsky, de la que Barenboim nos dejara aquella maravillosa lectura en Chicago– ofrece un lirismo y una ternura muy elevados, nada melifluos, que a su vez permite ofrecer las texturas y veladuras más delicadas. Y qué quieren que les diga del misticismo, al mismo tiempo sensual y humano, del movimiento conclusivo. En realidad, solo se me ocurre una pega: la filmación del propio Barenboim con la Staatskapelle de Berlín de 2011, que no ha conocido difusión comercial, es como mínimo igual de memorable que esta de febrero de 1992.

Ah, la Sonata Dante se grabó en Bayreuth –es la filmación editada en DVD por Euroarts– y palidece ante la que el maestro había grabado en 1979 para DG. Da igual: disco a conocer.

4 comentarios:

xabierarmendariz88 dijo...

Tengo muchas ganas de oír esa Sinfonía Dante de Liszt por Barenboim. El resto de su Liszt orquestal que conozco por él me ha parecido siempre muy bueno, y en concreto la misma Sinfonía Fausto que grabó con la misma orquesta me parece impresionante, aunque siempre haya estado algo por debajo en la consideración general de la de Bernstein en DG… Esta Dante por Barenboim no la tenía estudiada.


Mireia P.B. dijo...

Debo confesar que entró en este blog a ver si puedo informarme de los rifi rafes orquestrales de Sevilla que al paso que van tendrán serie en Netflix.

Javier dijo...

Sí, hubiese sido interesante leer la réplica de Mengíbar, defendiéndose cuál gato panza arriba. Y yo disfrutando como gato en una "matanza".

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Bah, se limitaba a decir que estoy loco y tal. Sí, estoy tan loco que hasta anuncié hace tiempo lo que ahora todo el mundo dice, no hay más que bichear por las redes: que los del Diario no tienen vergüenza.

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