viernes, 24 de junio de 2022

Falla y Ravel por Giulini

De entrada, sorprenden las fechas de este registro de El amor brujo –el ballet, no la gitanería– con Carlo Maria Giulini y la Orquesta Philharmonia: 16 y 17 de octubre de 1961 y 10 de marzo de 1964. ¡Tres años de por medio! La cosa se aclara atendiendo al registro del Sombrero de tres picos por Frühbeck de Burgos: septiembre y diciembre de 1963 por un lado, 12 de abril de 1964 por otro. Teniendo en cuenta de que en ambas grabaciones participa Victoria de los Ángeles, la cosa queda más o menos clara: los dos maestros hicieron sus respectivos registros sin solista, y en ese abril de 1964 los ingenieros de EMI grabaron las intervenciones de la soprano barcelonesa. En fin, cosas del estudio.

Lo cierto es que no recordaba este Amor brujo tan rematadamente bien dirigido. No es solo que la orquesta de Klemperer toque con una limpieza extraordinaria: es que Giulini disecciona con una claridad meridiana todos los elementos de la escritura de Manuel de Falla. Y no solo eso. El maestro de Barletta, bellísima ciudad que queda un poquito lejos de la no menos hermosa Cádiz, demuestra una extraordinaria sintonía con el trasfondo expresivo de la página. Sabe ofrecer terror y ansiedad cuando corresponde, también increíble concentración (“El círculo mágico”), así como una poesía tan tierna como es de esperar de su batuta. Todo ello dentro de un enfoque elegante, más sinfónico que propiamente escénico, y desde luego mucho antes francés que racial, pero eso no parece problema habida cuenta de los círculos en que se movía el compositor gaditano.

En cuanto a Victoria, pues ya se sabe: canta de maravilla y ofrece una dicción impecable, sintonizando a la perfección con la óptica del maestro –el cual, probablemente, ni sabía quién iba a cantar la parte cuando se metió en el Kingsway Hall–. Dicho esto, confieso que me quedo con cómo hizo esta parte una señora de un pueblo de aquí al lado en el que me he llevado muchos años veraneando, Chipiona; por desgracia, su registro se lo cargó Jesús López Cobos.

El vinilo original editado por EMI se completaba con Ravel: Rapsodia española y Pavana para una infanta difunta, tomas ya de mayo de 1966. No conocía estas grabaciones, que responden a la manera en que Giulini veía por entonces el impresionismo. Tempi muy lentos, fraseo de enorme concentración, sensualidad y misterio sin espacio para el narcisismo y, por sorprendente que parezca, un punto de estatismo e incluso de distanciamiento: la Rapsodia podría resultar un poco más animada. La Pavana alcanza lo sublime, si bien me quedo con su grabación posterior con la misma orquesta (DG, 1986), algo increíble.

2 comentarios:

magomusicale dijo...

wonderful. thank you

Bruno dijo...

Volviendo a Barbirolli y las cuerdas inglesas, hay mas información en https://classicalpippo9.blogspot.com/2022/06/24-192-john-barbirolli-english-string.html

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