jueves, 22 de octubre de 2020

Tabea Zimmermann con Javier Perianes: una combinación excepcional

Si el maldito coronavirus no lo impide, Javier Perianes comenzará este sábado en el Teatro Villamarta de Jerez una gira que ha de llevarle también a Huelva, Alicante y Gerona, con escapada a Canarias de por medio para hacer el Concierto para piano de Schumann junto a la OFGC. Pensaba en decir algo sobre Cantinela, su último disco, realizado en colaboración con Tabea Zimmermann con deliciosos resultados. Pero me decanto por el vídeo del recital que los dos artistas ofrecieron el 30 de mayo de 2015 en la Fundación Juan March, porque junto a Falla –único compositor que se repite– encontramos, en transcripción para viola, nada menos que la Arpeggione de Schubert, la Sonata para clarinete nº 2 de Brahms y las tres Fantasiestücke para clarinete y piano de Schumann. Páginas muy, pero que muy mayores, a las que solo intérpretes de primera magnitud pueden abordar con plena justicia. Y si Javier es hoy uno de los mejores pianistas del mundo, la señora Zimmermann tal vez sea la más excelsa viola que jamás se haya escuchado. Los resultados son los esperables.


No tengo tiempo –quizá hayan notado que últimamente no puedo atender al blog: mi trabajo me tiene a tope– para extenderme sobre las interpretaciones. De la técnica insuperable y la musicalidad prodigiosa de los dos artistas nada se puede decir que no resulte redundante. Pero si se podría hacer un matiz: sintonizando a la perfección el uno con el otro, quizá la viola se incline más hacia lo dionisíaco y él hacia lo apolíneo. Ella aporta temperamento, pasión y contrastes, quizá también carnalidad y hasta desgarro. A cambio, él ofrece control absoluto, concentración, elegancia y suprema cantabilidad. A ninguno de los dos le falta precisamente las cualidades del otro (¡todo lo contrario!), pero creo que esta relativa inclinación de cada uno enriquece el diálogo y les permite alcanzar la estratosfera con semejante conjunción.

Y no caigamos en los tópicos: si alguien se piensa que Zimmermann se mueve mejor en los “clásicos” y que Perianes lleva la voz cantante en Falla, tal vez se lleve una sorpresa. Casi se podría decir que él es quien marca la dirección en Schubert y en Brahms, a los que sirve no solo con ese perfecto control del fraseo que le caracteriza, sino también haciendo gala de riquísimos acentos para demostrar que el piano, lejos de desempeñar un papel secundario, tiene muchísimas cosas que decir en esas geniales páginas. En Schumann los dos artistas se muestran tan elegantes como apasionados, al tiempo consiguen ese especial carácter “alado”, nervioso y un punto esquizofrénico que este compositor necesita: nada de verlo como a los otros dos. Y en Falla, aun estando el de Nerva sensacional, Zimmermann se pone en primer plano con una recreación en el que el más deslumbrante virtuosismo (¡qué manejo de los recursos de su instrumento, cielo santo!) le sirve para mostrarse más “racial”, más intensa, más variada en lo expresivo y más poética que nadie: a ni una sola cantante le he escuchado una recreación de las Siete canciones españolas a la altura de esta, por mucho que la viola no pueda pronunciar palabras. Así de claro.

Como complemento, unas piezas de Kurtág para viola sola que resulta interesantísimas, más una espléndida propina de Tchaikovski a cargo de los dos artistas. No se lo pierdan: es gratis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Fernando, le felicito por la admirable labor que realiza en este blog de dar a conocer las interpretaciones más brillantes de grandes obras, la cual realiza con afán entusiasta y, afortunadamente, da lugar a críticas atinadas.
En este caso, por ejemplo, me ha parecido muy acertada su valoración. Han llevado a cabo una interpretación sublime; más allá de ser técnicamente irreprochable, conecta perfectamente con el éspiritu de cada obra, que nos llega con toda su belleza y matices.

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