Para la Sinfonía nº 2, el maestro letón propone una interpretación sensual y gozosa, bañada por una luz cálida que la mantiene alejada de claroscuros tanto sonoros como expresivos, pero no por ello ajena a la potencia expresiva y al pathos que debe ofrecer la música beethoveniana. Ahora bien, la enorme belleza lírica del Larghetto, fraseada con efusividad encomiable y con una cantabilidad para derretirse, no ofrece el sabor agridulce con que otros directores han abordado este movimiento, e incluso por momentos resulta algo más acariciadora de la cuenta, mientras que en el resto de la página los aspectos carnales y gozosos se imponen por encima de cualquier otra consideración. Un nueve.
Llega la Sinfonía nº 3, Heroica, y aquí pasa lo que tenía que pasar. Toda la interpretación, eso desde luego, se encuentra todo lo maravillosamente tocada que es de esperar de una orquesta de semejante categoría, y también admirablemente construida por parte de una batuta que sabe frasear con naturalidad y holgura manteniéndose ajena a precipitaciones, planificar de manera irreprochable tensiones y distensiones, regular los planos sonoros, resolver transiciones y ofrecer un perfecto equilibrio entre transparencia y músculo sonoro al tiempo que despliega una sensualidad tímbrica para derretirse. Pero la óptica apolínea de Nelsons aquí no funciona, ya desde un primer movimiento que, aun no faltándole empuje ni ganas de comunicar, se queda corto en lo que a carga dramática se refiere. Y la cosa ya va a mayores en una marcha fúnebre muy hermosa, llena de nobleza y de sentido humanista, mas por completo ajena tanto a la negrura y la congoja que a todas luces necesita como a los claroscuros teatrales, a las tensiones extremas y, también, a un sentido de la rusticidad sonora aquí muy conveniente. Los dos movimientos postreros resultan irreprochables siempre que se acepte el enfoque “clásico” y nada agónico del maestro: la luz y la felicidad terminan despejando cualquier tiniebla. Creo que la versión no pasa del siete y medio, si es que aceptamos este juego de las puntuaciones.
Ahora mismo no me quedan muchas ganas de seguir con el ciclo, pero si lo hago les daré cuenta de ello.
2 comentarios:
¡Ayyyy! Como se nos desinfle Nelsons...
Muy de acuerdo con su valoración de la tercera, decepción ante las expectativas levantadas por Nelsons y una versión bella pero demasiado light, ligera, carente de tensión dramática. Parece que este no va a ser un ciclo deslumbrante ni revelador, si es que a estas alturas puede esperarse eso en las 9 de Beethoven, cuando casi todo se ha dicho ya.
Me hace gracia la fobia que Vd. y el sr. Carrascosa muestran ante la palabra historicismo en estos tiempos, (en el caso de este último, rechazo total) lo que no es óbice para que lea ambos blogs con mucho agrado.
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