Interesante lanzamiento en HD incluye las sinfonías Quinta y Sexta de Beethoven registradas por Josef Krips al frente de la Sinfónica de Londres allá por 1960 para el sello Everest, dentro de un ciclo que en su momento llamó
la atención por estar registrado en 35 mm. De hecho, aún recuerdo como de pequeño me llamaba la atención ese reclamo en la portada de los vinilos que en mi casa teníamos de esa integral, y por eso mismo he escuchado esta entrega con suma curiosidad.
La
Quinta resulta por
completo tradicional y está interpretada dentro de una óptica mucho antes amable que combativa. Dotada de
cantabilidad pero no de sentido teatral, a la postre me ha parecido poco interesante. El primer
movimiento es tan correcto como aburrido: nunca “pasa nada” en él. Mucho mejor
el segundo, amplio y cálido. El tercero resulta más bien soso. La transición
carece por completo de fuego visionario, estando el cuarto dicho con enorme
corrección y exquisito gusto –nada de espectáculo de cara a la galería–,
perdiendo muchísimo fuelle justo antes de la coda y dejándonos con un mal sabor
de boca.
Obviamente, el enfoque que
lírico y ajeno a conflictos de Krips funciona mucho mejor en la
Pastoral, pero ello no la libra de desigualdades. De este modo, el maestro triunfa
en una Escena junto al arroyo cálida y sensual, dicha con delectación y poesía contemplativa, convenciendo asimismo en un Finale no especialmente
visionario, pero sí humanístico y maravillosamente cantado. Se queda un poco a
medio camino en un primer movimiento dicho con amplitud y exquisito gusto, aunque escaso en contrastes, parco en los necesarios acentos dramáticos y, en general,
no del todo poético, mientras que defrauda muy seriamente en una Danza campesina
y en una Tormenta de una blandura intolerables.
La toma sonora, sin ser espectacular, funciona muy bien en esta nueva remasterización, pero lo cierto es que estas interpretaciones distan de convencer. Las recomiendo a los muy interesados en la evolución de la interpretación beethoveniana.
1 comentario:
Muy interesante el análisis. En el fondo, no me sorprende del todo. Krips era un gran director, y sobre todo fue un gran director de ópera. Quizá se le puede aplicar con justicia lo de pertenecer a algo así como una escuela vienesa. En su estilo apolíneo, era muy bueno, pero claro, no le va bien a todo. Me ha sorprendido relativamente que la Sexta no le saliera más redonda, pero me cuadra mucho lo comentado sobre la Quinta.
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