martes, 26 de septiembre de 2017

Andris Nelsons dirige Wagner y Sibelius en Boston

Este disco, disponible tanto en CD como en descarga digital estéreo y multicanal, ha sido editado por la propia Sinfónica de Boston y ofrece la obertura de Tannhäuser y la Segunda de Sibelius que Andris Nelsons ofreció en el último trimestre de 2014, cuando comenzaba su andadura como nuevo titular de la soberbia formación estadounidense. Esta da una verdadera lección de virtuosismo y musicalidad, como no podía ser menos, siempre con esa particular sonoridad que le ha merecido la etiqueta de "orquesta más europea entre las norteamericanas". Por su parte, el maestro deja bien claro que es una de las mejores batutas de nuestros días haciendo gala de una capacidad para organizar la arquitectura, diseccionar el entramado orquestal y –al mismo tiempo– conseguir un empaste redondo y bellísimo como pocos directores pueden hacerlo.


En lo propiamente interpretativo el nivel es asimismo muy alto, aunque se pueden hacer matizaciones. Así, en la obertura de Wagner la propuesta de Nelsons es muy parecida a la que ya le conocíamos con la Filarmónica de Berlín: muy cálida y sensual, apolínea antes que arrebatada, en la que las secciones extremas ofrecen un misticismo sorprendente carnal (¡qué cuerda más acariciadora!) y la central, en lugar de entregarse a ardores orgiásticos, está cantada con una enorme nobleza y gran delectación, apostando por lo curvilíneo y lo ensoñado. Quizá en exceso: le sobran un par de detalles más voluptuosos de la cuenta.

La Segunda de Sibelius está más cerca de Bernstein que de Barbirolli. Es decir, no es la suya una interpretación escarpada ni electrizante, sino más bien equilibrada, contemplativa, de alto vuelo melódico, sonoridades opulentas en el mejor de los sentidos y enorme carga poética, lo que no le impide ofrecer una apreciable atmósfera ominosa y grandes clímax dramáticos en un segundo movimiento muy bien paladeado. Resulta ágil y adecuadamente nervioso el tercero, ofreciendo a su vez unos interludios muy pastorales sin caer en la blandura, en parte por la musicalidad enorme la de las maderas bostonianas. Sin embargo, creo que al cuarto le falta ese último punto de grandeza y fuerza visionaria con el que citado Bernstein alcanzó el cielo frente a la Filarmónica de Viena.

Ojo con las descargas: el FLAC multicanal en alta resolución solo he podido reproducirlo en mi nuevo equipo. El surround que semejante archivo aporta ofrece una espacialidad impresionante, pero lo cierto es que la definición tímbrica no es óptima.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Estimado Fernando, aunque aún no he escuchado estas obras dirigidas por Andris Nelsons, confío plenamente en tus acertadísimos conceptos. Me extraña un poco que no hayas comentado la reciente grabación de la tercera sinfonía de Bruckner por este notable director. Me llevé una sorpresa aquí, tal vez me hice muchas expectativas; creo que la competencia es abrumadora, incluso Karajan, tan denostado por la crítica en general, ofrece una tercera en donde el Adagio es una maravilla.
Un cordial saludo desde Chile.
Ricardo

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias por el interés, Ricardo. Me hubiera encantado escuchar esa Wagneriana, pero lo cierto es que la he ido dejando y hasta ahora no la he podido catar. A ver si puedo escuchar también esa grabación de Karajan. Como siempre, un placer enorme tener noticias desde Chile.

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