martes, 24 de enero de 2017

¿Mravinsky para la Quinta de Shostakovich? ¡No, hijo, no!

Ningún secreto que el veterano crítico Justo Romero y yo tenemos poco en común en nuestros criterios para calificar una interpretación musical. Resulta casi imposible que nos pongamos de acuerdo. Él lo sabe perfectamente, porque hemos discutido –sin la menor acritud– unas cuantas veces. No parece que a ninguno de los dos nos preocupe tal divergencia, pero lo que le he leído hoy (enlace), al hilo de un concierto de Gergiev y sus chicos en Valencia, me ha llegado al alma: ¿de verdad que a estas alturas de la película se puede recomendar a Mravinski para la Quinta Sinfonía de Shostakovich?


Vean lo que he escrito, pensando en una discografía comparada que no sé cuándo finalizaré, con respecto a una interpretación del mítico maestro ruso recogida por las cámaras soviéticas en 1973:
"Esta filmación, en color pero deficientemente planificada y con discreta toma monofónica, ofrece un extraordinario valor histórico: ver y escuchar la obra a los mismos intérpretes del estreno treinta y seis años después de aquel monumental giro en la carrera artística y en la vida de Shostakovich. A tenor del testimonio, puede comprenderse el entusiasmo no solo del público, sino también de las autoridades ante las que el compositor pudo reconciliarse, porque la visión de Mravinski no puede ser más complaciente: en lugar del amargor, del carácter desolado y el nihilismo que hoy día asociamos con su música, la batuta adopta un punto de vista mucho antes épico que trágico para ofrecernos una recreación donde el lirismo contemplativo, el consuelo, la esperanza, el humor desenfadado –aunque no exento de carácter burlón– y hasta el carácter afirmativo también tienen su lugar. Todo ello, por descontado, sirviéndolo con un lenguaje que mira claramente hacia el pasado romántico –espléndida para tal fin la orquesta, pese a los desafortunados metales de la coda– e inyectando una buena dosis de emotividad y convicción. Hoy día estas cosas no convencen, pero así se escribe la historia".
En fin, desde mi punto de vista hay que saber cómo Mravinski hacía la Quinta justamente para darse cuenta de cómo no hay que interpretar la obra. Y escuchar a Tilson Thomas, por ejemplo, para darse cuenta de lo que realmente hay detrás de ella. En cuanto al aprecio del señor Romero por Gergiev, créanme que bien lo lamenté cuando tuve que sufrir en el Palau de Les Arts –del que Justo fue Dramaturgo– un Romeo y Julieta de Prokofiev verdaderamente impresentable a cargo del maestro favorito de Vladimir Putin.

7 comentarios:

Cristian Muñoz Levill dijo...

Estimado Fernando:

No creo que se pueda ser tan categórico para descartar a Mravinsky como referencia para la Quinta (obviando, claro está, los elementos míticos e históricos). Gracias a los piratas cibernéticos he podido hacerme con al menos 9 grabaciones del maestro ruso abordando, junto a la Filarmónica de Leningrado, la obra en cuestión y la verdad es que uno encuentra distintos enfoques a lo largo del tiempo (teniendo en cuenta que la primera grabación es de fines de los 30 y la última registrada es del 83).

Saludos!

Bruno dijo...

Ahora veo su contestación a mi entrada tan antigua. Yo creo que Georgiev es un estajanovista de los conciertos. Me asombra su amplísima actividad tan poco profunda.
Mravisnski tocó la 5 en Valencia a comienzos de la transición. Pocos asistentes. Yo ya había escuchado a la orquesta sobre los 60 con Arvid Jansons y Dmitriev y me impresionaron. El mejor solo de arpa que he escuchado. Puro milagro. Quizá el padre se lo contó a su hijo.
Aunque Mravinsky me gusta mucho me defraudó con la visión optimista de la 5. Por ese tiempo ya se escuchaban versiones más pesimistas. Creo que ya lo he comentado por aquí. Hay finales de sinfonía muy ambivalentes. La 5 de Chaikoski, la del Nuevo Mundo, la sexta de Mahler... (No se extrañe. Lo que pasa es que a Mahler le pillaron enseguida que esa algarabía era el fatalismo de la devastación)
Askhenazi la hizo en Valencia con la RPO y fué pesimista. Una buena interpretación.
A Georgiev ya no he tenido ganas de ir. Y eso que tiene una flautista que es un ángel.

Anónimo dijo...

Don Fernando

De esta sinfonía ponía usted en 3ª posición la versión de Jansons, supongo que la del ciclo con la Orquesta del Concertgebouw. ¿Qué opina de este ciclo en general?

AAL

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Gracias a todos por su participación.

Sobre el ciclo de Jansons he escrito aquí:

http://flvargasmachuca.blogspot.com.es/2009/03/las-sinfonias-de-shostakovich-por.html

En otro momento, si me lo permiten, hablamos de lo demás. Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola Fernando qué tal
me encuentro con este sitio y debo decier que: creo que descartar a Mravinsky para la 5ta de Shostakovich sería un grave error. tal como dice "Cristiandelicia" tiene muchas interpretaciones, brillantes varias que no deberían faltar en una buena discoteca,
Cordial Saludo

Julián

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Hola, Julián. Probablemente tengáis razón. Hay muchoas maneras de interpretar una música, desde luego. Lo que ocurre es que la Quinta de Shostakovich es una obra muy particular en toda la historia, por razones en principio extramusicales que a la postre interfieren en la propia música: véase en análisis que realiza Tilson Thomas sobre el final de la página. Por eso creo que, en esta ocasión, el intrérprete debe tener muy en cuenta el contexto en el que se escribe, y por ende debe sacar a la luz los dobles sentidos que se esconden en la partitura. Quedarse con la apariencia es "rebajarla" a una mera disculpa ante Stalin, cosa que seguramente no es. Es necesario hurgar en los pliegues de la escritura y poner de relieve sus aspectos más inquietantes: ese final debe sonar opresivo, amenazador y antirretórico. Al final, le vamos a dar la razón a Volkov, pese a que en buena medida su libro sea una falsificación. Gracias por tu participación. Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Estimado Fernando!
realmente está muy bién lo que dice Tislon Thomas, sólo que no se ve plasmado en su efectiva interpretación! creo que comparada con las de Mravinsky, Kondrashin o en la línea no soviética Lenny o Previn/londres resulta demasiado blanda civilizada y amable, francamente olvidable. Es la impresión que me ha dejado la audición. Bueno Maestro te mando un muy Cordial Saludo y sinceras gracias por tus invalorables aportes,

Julián

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