Cuando en 1997 visité por primera vez la capital británica, Londres era aún el paraíso del disco. Mi segunda estancia allí tuvo lugar en 2007: había cerrado el inmenso Virgin Megastore de Oxford Street, como lo hicieron todos los establecimientos de la cadena a nivel mundial, pero las demás tiendas seguían en funcionamiento. En estancias más recientes he ido viendo cómo cerraban algunas de las más emblemáticas, hasta el punto de que este verano de 2014 lo que me he encontrado es, comparando con el panorama de hace pocos años, un desierto para comprar discos.
Tower Records, enorme y bien surtida tienda situada en Picadilly Circus, es una de las ausencias más notables; su sección de clásica era una de las más visitadas en la capital. El HMV de la misma plaza también ha cerrado, al igual que el de Covent Garden. La tienda especializada en lírica –no recuerdo el nombre– que estaba junto a la English National Opera asimismo ha pasado a mejor vida. La maravillosa tienda “Classical Music Exchange” de Nottin Hill, donde podían encontrarse verdaderos chollos de segunda mano, se ha trasladado al sótano del local de al lado (38 Nottin Hill Gate, muy cerca de la boca de metro), reduciendo de manera considerable sus existencias; eso sí, me he llevado un montón de discos sin caja ni carátula trasera por 50 peniques cada uno.
La gran desgracia, de la que ya tenía noticias, es el reciente cierre de los dos HMV de Oxford Street, uno de los cuales tenía en el sótano la tienda “de referencia” en Londres en lo que a música clásica se refiere. Cierto es que la propia HMV ha abierto un nuevo local en la misma calle, pero el fondo de catálogo es irrisorio en comparación con el anterior. Por no hablar de la cualificación del personal: pregunté si tenían las Sonatas de Schubert por Barenboim y me pidieron que les tecleara en el ordenador el nombre del compositor austríaco.
Sorprendentemente, sigue resistiendo un local que yo no conocía: Harold Moores Records, en pleno Soho Londinense (Great Marlborough Street, para concretar). Establecimiento a la antigua usanza, cuidadoso en su catálogo y con trato personalizado, que además de recordar a las antiguas tiendas especializadas de otros tiempos, conserva un sabor “londinense auténtico” de lo más atractivo. Eso sí, los precios no son los más estimulantes para un turista de presupuesto ajustado. Arriba les he dejado una foto: si se pasan por allí, no dejen de echar un vistazo.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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4 comentarios:
Yo no he tenido la fortuna de ir a Londres pero sabía de esas tiendas. Bastantes discos que tengo me los trajeron de allí. En Sttutgart también había tiendas muy completas. En Andorra estaba Transboard, que ya no está. Y algunas más. Me imagino que en la Europa del Norte era un asunto corriente.
De la absoluta falta de discos en España, comienzos de los sesenta, se pasó a la abundancia sobre los setenta. Aunque en el extranjero había mucho más. Luego con el CD se abrió el mercado. Creo que sobre todo en la música antigua.
Ya ha salido este asunto en su blog. Ahora este mercado está totalmente transformado. No sé si se escucha más o menos música que antes. Pero la facilidad de copia lo ha transformado. Y luego el Yuotube y similares. ¡Lo que me costó hacerme con determinadas obras o versiones ahora al alcance de un clic!
Era mucho disfrutar rebuscar en los estantes a la caza del disco. Eso ha terminado. El futuro está en las descargas. Sólo ver las rebajas que hay en el formato CD hace ver que las empresas musicales lo dan por fenecido.
Como siempre le digo. Lo importante es que los jóvenes tengan la curiosidad de escuchar esta música. Afortunadamente tendrán mucho mejor acceso a la misma.
me alegra que hayas descubierto la tienda de Harold Moore, una islta de tranquilidad entre tanta bulla de Oxford St. Es un Templo del vinilo, con cosas rarisimas eso si a unos precios escandalosamente altos, quien pase por alli y baje al sotano verá discos que ni pensaba que existieran. Algunas veces ponian ofertas a 2,5 libras en vinilos raros y he pillado cosas de Furtwangler o Walter en primeras ediciones. Otra tienda muy interesante que imagino habra cerrado se llamaba glamex cerca de la estacion de Waterloo.Una lastima que cerraran esa tienda de lirica junto a la ENO, porque era una gozada visitarla. En fin, los tiempos que cambian.
Recuerdo la tienda de la ENO, había de todo. Pero evidentemente los tiempos cambian y el momento de los soportes físicos ya pasó.
Me encanta esa tienda, solo estuve una vez pero me enamoré de ella.
Respecto a la cruda realidad de la desaparición de tiendas especializadas, pues sí, es terrible para los que disfrutamos del disco "físico".
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