Me invitó ayer un amigo al concierto de Año Nuevo de la Sinfónica de Sevilla que ofrecía, tras su comparecencia en 2011, el presunto especialista Manfred Mayrhofer. Acudí mucho antes por disfrutar de su compañía que por las expectativas musicales que me despertaba el maestro austríaco, que al final se vieron completamente confirmadas con respecto a lo que escribí aquí mismo con respecto a la ocasión anterior.
Para quienes no quieran tomarse la molestia de leer aquella entrada, se lo resumo: una batuta tan solvente y eficaz como rutinaria, que tiene como principal virtud evitar la cursilería, el amaneramiento y el excesivo decadentismo con que algunos abordan este repertorio (Welser-Möst, sin ir más lejos) para por el contrario optar por interpretaciones directas, comunicativas y de sana rusticidad sonora, pero que a la postre se ven lastradas por la falta de emotividad lírica y la poca variedad de los matices, no sé muy bien si por escasez de imaginación o sencillamente porque no se le dedicó a cada pieza el número suficiente de ensayos.
Así las cosas, quizá fueran los valses las páginas que menos bien funcionaran, por echarse de menos belleza sonora, aliento poético e incluso empuje, garra e intensidad, ingredientes estos que sí se hicieron presentes en las polcas rápidas, con los que se alcanzaron quizá los mejores niveles de la velada a pesar de que se hubiera agradecido un juego mucho más matizado con las dinámicas. La orquesta sonó moderadamente bien, aunque no muy brillante en los metales.
Por lo demás, expresar mi fastidio por el empeño de Mayrhofer y la ROSS de imitar hasta en el menor detalle los conciertos de la Filarmónica de Viena, incluyendo las explosiones de confetti, las bromas (en este caso un percusionista disfrazado de herrero en Feuerfest), la felicitación al público tras el arranque del Danubio Azul y, por descontado, las palmas durante la Marcha Radetzky. ¡Incluso la extrema longitud del programa! Solo se salió en un detalle: tras una propina inicial (Bajo truenos y relámpagos) y las dos que todos esperábamos, se bisó la Polca Furioso. El respetable salió encantado.
4 comentarios:
Tanto querer imitar a Viena me parece de un provincianismo que raya el absurdo. Qué vergüenza ajena dan...
Quizá porque algunos jamás podremos ir a vivir lo de Viena, agradecemos los detalles que pudimos disfrutar, provincianismo? Hay otras cosas realmente provincianas y no se cuentan, gracias a Mayrhofer y la Ross por la noche que nos ofrecieron. Uno que no sabe pero se emociona con la música
Me parece a mí que todos los que andamos por aquí nos emocionamos con la música. En cuanto a lo de saber o no saber, pues depende del punto de vista.
Por mi parte, me parece estupendo que las orquestas de provincias hagan este repertorio en conciertos monográficos. Lo que me parece un tanto fastidioso es que se imite a Viena en tantos detalles, aunque entiendo que hay un tipo de público que pide precisamente eso, lo que tiene poco que ver con la música propiamente dicha y bastante con el presunto "glamour" del evento del 1 de enero. Un saludo.
Con tanto gasto navideño, nunca he ido a estos conciertos de año nuevo del Maestranza. A ver si yo, y mi bolsillo, nos animamos el año próximo.
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