Deutsche Grammophon ha sorprendido a todos con un lanzamiento que, destinado a fines benéficos, se ha realizado exclusivamente en disco de vinilo: la
Tercera de Mendelssohn que Gustavo Dudamel ofreció en su debut al frente de la Filarmónica de Viena en diciembre 2011. No sabemos qué motivos han llevado al sello amarillo a tomar esta decisión, ni si “el sistema” de orquestas venezolano se va a llevar mucho dinero del asunto toda vez que el personal -quitando a unos cuantos nostálgicos- no parece estar muy dispuesto a desempolvar su tocadiscos; en cualquier caso, es una pena que quienes estén interesados en ver qué hace nuestro artista con la
Escocesa no puedan adquirir el correspondiente compacto.
Yo también tengo apartado desde hace tiempo mi giradiscos, pero he podido escuchar la interpretación gracias a la correspondiente toma radiofónica. ¿Resultados? Notables con reparos. Es esta una interpretación abiertamente juvenil, muy animada y extrovertida mas no por ello exenta de control, porque el pulso es firme y excelente el trazo. Logra además Dudamel que la recreación suene a Mendelssohn, acertando en el punto junto de equilibrio entre densidad y ligereza que demanda esta música. Y acierta sin duda a la hora de no relegar los aspectos dramáticos de la partitura frente a los luminosos, por muy atractivos que estos sean.
El problema es que la increíble belleza sonora de la Filarmónica de Viena se convierte para Dudamel en un verdadero canto de sirenas: fascinado por ella, el venezolano deja entrar más dulzura de la cuenta en determinadas frases, sobre todo en los movimientos pares, circunstancia que por cierto también se daba en el
Don Juan de Strauss que abría la velada y que no ha sido editado comercialmente. Habrá a quien le guste la
Escocesa así, pero a mí me parece un error: escúchese a Klemperer (
enlace) para comprobar cómo desde la mayor adustez sonora se pueden alcanzar unos resultados conmovedores.
La citada recreación, más aún que la de Solti en DVD (
enlace) y la antigua de Peter Maag (Decca), es la que más me gusta de cuantas he escuchado, excepción hecha de la del propio Klemperer con la Radio Bávara (EMI, 1969) en la que el final de Mendelssohn es sustituido por otro de carácter amargo escrito por el de Breslau. En cuanto a Dudamel, quede claro que su aportación no es desdeñable. Es de esperar que con el tiempo vaya madurando su concepto.
1 comentario:
a ver dos cosillas con respecto a esta edicion en vinilo.
1-esta impresionada con una gran calidad, vinilo puro de 180grm y la toma sonora es muy rica. no tiene nada que ver con los vinilos ratoneros de los años 70 y 80, ni con las planchas españolas que eran malisimas.
2- Que se puede comprar por amazon bastante bien de precio, la portada es muy bonita y ahora está de nuevo de moda el vinilo en ciertos circulos de melomanos.
Lo unico que recomiendo es que cambien la vieja aguja del plato familiar por una nueva, y miren las nuevas ediciones de testament, speakers corner,tacet, etc. merece la pena hacer un "back to vynil"
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