lunes, 28 de noviembre de 2011

Jerez, en su línea

Lo he dicho muchas veces: el mundillo de la crítica musical de Jerez de la Frontera avergüenza desde hace años por su descarado peloteo hacia la figura de Francisco López, antiguo director del Teatro Villamarta y actual cabeza de la Fundación homónima. El pasado viernes 25 se estrenó una nueva producción realizada por él mismo de Sor Angelica (¡en versión con piano, cuando lo mejor de la portentosa partitura está en la orquesta!) combinada con varias canciones de Brahms. Pues bien, miren ustedes lo que escribe Nicolás Montoya en la prensa oficial del régimen, es decir, el Diario de Jerez (el texto completo lo pueden leer aquí):

“Si Puccini levantara la cabeza y observara, casi un siglo después, lo que un director de escena andaluz hacía con su obra, le estrecharía en un abrazo tal que hasta los ángeles del cielo se estremecerían. Claro, que enfrascados como están en Italia con los desmanes de un tal Berlusconi, ni la Scala ni la Fenice se han percatado del lujo de cabeza creadora que desde hace años anda por estas tierras. Mejor para nosotros. (…)

A nivel escénico, la genialidad del dueto formado por Francisco López y Jesús Ruiz se volvió a disfrutar en un escenario. Luces y sombras, blancos y negros, ambiente intimista, tonalidades como protagonistas y un vestuario que reflejaba en todo momento las intenciones de sus protagonistas. Quizás el espectáculo visual se enriqueció en gran parte debido a la maravilla de creación lumínica que, como siempre, nos tiene acostumbrados, y que en este caso además consiguió llenar de sentimientos y de emociones los momentos cruciales de la producción. La esmerada ocupación de espacios, a pesar de algunas indecisiones, los movimientos en escena en segundos planos, la capacidad de mover como unidades visuales a los participantes y la enorme carga de intenciones en todas las creaciones de personajes, fueron impactantes. Todo el ambiente conseguido rezumaba un trabajo milimétrico, y en esta ocasión, aforando calles en líneas verticales cruzadas en busca de lo trascendente, con un escenario abierto y limpio en aras de lo inmaculado, y con la grandiosidad de un ciclorama que a nivel audiovisual impactaba y conseguía hacer latir en pocos metros las entrañas más divinas de lo humano.”

Sobre el espectáculo en sí mismo no puedo hablar, porque no estuve. A mí me han dicho que fue un muermo pedantorro e infumable, pero no dudo que al autor del artículo le haya gustado mucho. Pero una cosa es eso y otra muy distinta el tono ditirámbico utilizado. ¿Sabe el tal Montoya lo que es un genio de la escena? ¿Ha visto mucha ópera por ahí? ¿Ha oído hablar de Strehler, de Ponnelle, de Chéreau, de Wernicke, de Carsen o de Kupfer, por ejemplo? A Francisco López le he visto bastantes producciones en Jerez, algunas que me gustan mucho, otras que me gustan lo suficiente y otras que me gustan poco o nada. No me parece un mal director. Puede que algo rancio y previsible, eso sí, pero no malo. Ahora bien, de ahí a la genialidad, la que por ejemplo he visto recientemente en el Pelléas de Robert Wilson (enlace) o en el Gran Macabro de La Fura (enlace), me parece a mí que media un abismo.

Me hace particular gracia eso de que en La Scala no se han enterado del presunto genio del director de escena cordobés. ¿Cuántas producciones le han ofrecido a este señor por ahí fuera, en teatros más de andar por casa? Lo único que yo le conozco es su magnífico trabajo sobre El loco para el Ballet Nacional de España. Al margen de eso, su obra en los últimos lustros se limita casi en exclusiva a las producciones que ha realizado para las dos instituciones de las que ha sido rector, el Gran Teatro de Córdoba y el Teatro Vilamarta de Jerez, en las que por cierto fue contratado en la figura de gestor y no en la de director escénico; otra cosa es que una vez ocupado el cargo bien que haya procurado estar presente en todas las temporadas y, obviamente, intercambiar sus realizaciones con las de otros teatros en los que también sus gestores se invitan a sí mismos a ofrecer sus servicios como artista, desde Curro Carreres en Murcia hasta Giancarlo del Monaco en Tenerife (enlace).

Además, ¿no era el Villamarta un teatro comprometido con los jóvenes artistas? Con la cantidad de directores de escena noveles que hay en España esperando una oportunidad para ofrecer -por el precio que sea- algunas de sus propuestas, no deja de sorprender que la inmensa mayoría de sus producciones propias hayan corrido a cargo de López, quien además escoge los títulos que a él le parece sin tener en cuenta que pueden ser repetidos: es el caso de este Puccini, pero también obras como Elixir, Don Giovanni o Carmen se habían visto ya en el teatro jerezano antes de que este señor decidiera ofrecer una producción firmada por él mismo y repetirla cada cierto tiempo. El resultado es que determinados títulos han sido visto en Jerez una buena cantidad de veces desde la reapertura del teatro mientras que otros muy importantes siguen durmiendo el sueño de los justos. Buena manera de educar al público.

Lo que sí hay que reconocerle es su capacidad para despertar adhesiones incondicionales, sobre todo en el mundo de la prensa. Justo como su colega Del Monaco, curiosamente. En Jerez ya hace tiempo que los chicos de La Arcadia (enlace) empezaron a funcionar como guardia pretoriana de López y sus allegados, así como del Coro del Villamarta y de cantantes de la localidad como Ismael Jordi (otra suerte han corrido artistas como Ángel Hortas, caído en desgracia ante López y por ende en el punto de mira de  los arcadios). Desde que el anterior director del Diario de Jerez empezó a hacer giras junto a su esposa -miembro del coro- y a compartir experiencias con la dirección del teatro, todo quedó atado y bien atado. Nadie queda ya en Jerez que se atreva a levantar la voz. Todo son aplausos, aplausos y aplausos. Prietas las filas: el pensamiento crítico está desterrado. Los graves problemas presupuestarios que atraviesa el Villamarta ofrecen la excusa perfecta para considerar la disidencia como alta traición. Mientras tanto, al tiempo que algunos se autoimponen la medalla de “verdaderos amantes de la lírica”, las sesiones que ofrecen los martes en los Cines Ábaco siguen teniendo una media de asistencia de tres personas. En las últimas semanas se han visto la Carmen de Barenboim, la Adriana de Kaufmann y Gheorghiu y una Tosca por los mismos cantantes dirigida por Pappano. Mañana repiten Puritani con Flórez. ¿Qué se apuestan a que no va nadie?

2 comentarios:

Jorge M. Garzón dijo...

Hola. Quería aclararte que la esposa del antiguo director del Diario de Jerez no pertenece ni ha pertenecido jamás al coro. Simplemente es figurante en Carmen al igual que su marido.
Me parece bien que des tu opinión sobre las cosas que no te gustan, Fernando, al fin y al cabo es tu blog, pero infórmate bien, porque el coro no pertenece a la guardia pretoriana que nombras, y en el mismo hay diversidad de opiniones al respecto de lo que ocurre en el teatro, en el coro, y en general simplemente.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Lamento la confusión. Parece que me habían informado mal. Eso sí, más a mi favor: qué bien escoge Don Francisco a los figurantes.

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