viernes, 9 de septiembre de 2011

Romeo y Julieta por Gergiev y la LSO: Prokofiev para valencianos

Alguien me podría decir que, si considero a Valery Gergiev como el peor director (famoso, se entiende) del mundo mundial (enlace), además de un envidioso de libro (enlace), para qué demonios me compro su Romeo y Julieta con la Sinfónica de Londres (desconozco el suyo anterior con las huestes del Kirov en Philips) registrado entre el 21 y el 23 de noviembre de 2008 en el Barbican londinense, editado por LSO Live en un doble SACD que, al menos en mi equipo con un reproductor de este formato y con el multicanal correspondiente, suena de maravilla. Pues miren, por dos razones: porque la obra maestra de Prokofiev es una de las páginas que más me gustan de toda la historia de la música, y porque quiero asegurarme de que la interpretación no es lo suficientemente horrible como para no comprar la entrada para la interpretación del ballet en el Palau de Les Arts el próximo 10 de diciembre a cargo del Marinski (el antiguo Kirov) y el propio Gergiev. ¿Conclusiones? Que pasaré por taquilla y que la interpretación musical gustará mucho en Valencia: en una ciudad cuya mayor diversión es tirar petardos, un Prokofiev tan decibélico, tan ruidoso, no puede menos que despertar arrebatos. Pero vayamos por partes.

Hay en esta lectura graves defectos pero también importantes virtudes, dos concretamente. Yo destacaría por un lado el sonido muy “a Prokofiev” que consigue el ruso de la orquesta londinense, particularmente por el “descaro” de los metales y por el tratamiento de las maderas, oscuro y “con carne”, así como por la riqueza e incisividad del color que extrae. Por otro, y esto es lo más importante, está la enorme vitalidad que Gergiev imprime a su lectura, llena de vida, de teatralidad, de brillantez y de sentido de los contrastes. Uno no se aburre en un solo momento escuchando estos ciento treinta y nueve minutos de música. Desde luego, nada que ver con la “rutina de foso” que imprimen la mayoría de los directores especializados en ballet, preocupados principalmente en poner las cosas fáciles a los bailarines.

Defectos. En primer lugar, la tosquedad generalizada de la interpretación. Nada nuevo en Gergiev, un señor que dirige con trazo grueso, desatento a la claridad y a la planificación de tensiones más o menos minuciosa, amén de poco o nada elegante o refinado. Ni siquiera la Sinfónica de Londres suena todo lo bien que debiera. En segundo lugar, su escasa capacidad para desplegar poesía y ofrecer aliento lírico: con la excepción de la escena en la celda de Fray Lorenzo del Acto III, que sí está plenamente conseguida, lo que nos encontramos en los pasajes más emotivos es una alternancia entre nerviosismo en el fraseo y acumulación decibélica, todo ello salpimentado de algún que otro detalle de cursilería en el tratamiento de los violines. En tercer y último lugar, algo que ya anticipábamos arriba: la enorme cantidad de “ruido” a la que el maestro recurre para epatar al personal. Grandes contrastes sonoros, metales y percusión en primer plano y enorme aparatosidad en las explosiones sonoras (que obviamente están en la partitura, pero se pueden hacer de manera muy distinta) son las habituales señas de identidad de su arte, y Gergiev no parece dispuesto a renunciar a ellas.

Así las cosas, hay de todo en estos dos discos. Hay momentos espléndidos, como el primer enfrentamiento callejero, la entrada de los invitados a la fiesta, la danza con mandolinas o el nº 30 (“la gente continúa divirtiéndose”); momentos rematadamente malos como la “Danza de los caballeros” (¡nada menos!) o el interludio del acto III; momentos discretos que no llegan a molestar, como la desinflada aparición de Mercutio en el primer acto o el rutinario “Fray Lorenzo"; y momentos que están bien sin que lleguen a entusiasmar, como buena parte de las danzas festivas o el espectacular final del segundo acto, donde por cierto se saca de la manga un "accelerando" en los timbalazos de la muerte de Teobaldo que sorprende más que convence.

En resumen, una interpretación muy vistosa y de cara a la galería que sin duda funcionará con el ballet en directo -como digo, bastante mejor que con un “especialista” de foso-, pero que en el mundillo del disco cuenta con demasiada competencia como para convencer. Gramphone, Classic FM y BBB Music Magazin han elogiado este registro, concediéndole esta última revista el galardón de "Disc of the Year & Best Orchestral Album". ¿Ha pagado la LSO para que se lo den o es que a los ingleses también les van las mascletás?

11 comentarios:

Vicente dijo...

el topicazo de valencia y los petardos es tan manido, absurdo e injusto como el de los andaluces y la siesta o la juerga. No hace falta hacer una crítica musical despreciando a una región entera. Tan solo trasluce rencor político: como votan a Camps, haga lo que haga, pues me meto con ellos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Qué poco sentido del humor. Buf.

gerardo dijo...

Crujir asi a Gergiev (en noviembre en madrid haciendo Stravinski ¡¡¡) y a la prensa especializada de esa manera me parece un poco heavy. Lo de valencia no es sentido del humor, es una columpiada. Abz

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

A lo mejor no soy yo, sino Gergieg el que "cruje" al personal cobrando por interpretaciones superficiales y ruidosas.

La crítica especializada británica me merece muy poco repeto. Se lo han ganado a pulso.

En cuanto a las mascletás y los petardos en general, que me explique alguien dónde está la gracia, por favor.

Por otra parte, ¿qué es el Palau Les Arts sino una enorme falla con más humo que "sustancia"? No lo digo yo, lo dice un amigo mío levantino: los valencianos son muy falleros.

bruckner13 dijo...

Que Fernando diga que a los valencianos les va el ruido no tiene nada de malo. Más bien los valencianos no dicen nada bueno de ellos cuando votan a Camps después de lo que se supo con Gürtel. Y también estoy de acuerdo con lo que dices de Gergiev. En mi opinión es el director más sobrevalorado con mucho del panorama actual. Me parece alucinante que la Filarmónica de Viena, por poner un ejemplo, lo tenga entre uno de sus asiduos. Con este tipo de directores me temo que su nivel irá decayendo poco a poco.

jacksbrain dijo...

Comparando con los conocimientos y críticas de los que se hace gala en tu blog no soy más que un neófito en esto de la música clásica, pero esta obra de Prokofiev es, a día de hoy una de mis favoritas y casi la que más he escuchado durante los últimos meses.
Acabo de conseguir esta grabación de la LSO y tras escuchar únicamente el primer CD, no me ha convencido en absoluto. Tanta espectacularidad en la mayoría de movimiento le resta intensidad a la obra en conjunto, por no hablar de la ausencia de lirismo.

Asi que me he ido corriendo a escuchar otras grabaciones. Aunque no tengo muchas mis favoritas son la de Previn con la LSO grabada en el 73 y la de Maazel con la Cleveland. Me gustaría que me recomendases alguna otra que te guste.

Un saludo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¡La de Ozawa, sin duda! Esta y la de Previn son las mejores, con una importante diferencia: Previn es más regular, siempre se mantiene en "notable alto" pero nunca llega a sobresaliente. Ozawa alcanza la Matrícula de Honor en los pasajes más líricos, pero en las escenas de violencia se queda en el "notable bajo". Por otra parte, el maestro oriental hace gala de un increíble sentido del color y de un refinamiento sin igual. Además, su interpretación está increíblemente bien grabada.

Se me olvidaba: es muy recomendable tener la selección que grabó Muti para EMI, que por cierto acaban de reeditar. Para mí, de lo mejor que se ha hecho con esta obra, por encima de los dos directores antedichos. También es buenísima la selección que grabó Abbado para Decca hace muchos años (no así la de DG con la Filarmónica de Berlín, mucho ojo).

Espero haberte ayudado. Un saludo.

jacksbrain dijo...

¡Genial! Muchísimas gracias por las recomendaciones, me las apunto. Un saludo

Anónimo dijo...

Vaya, ahora el pecado de Gergiev es pretender ser original. El mundo, al igual que su manera de hacer críticas, Don Fernando, está llena Karajans o Danis encubiertos...

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Los pecados de Gergiev son muchos más que el de ofrecer originalidades como la de la muerte de Teobaldo. El peor de ellos es su vena hortera. Si a usted le gusta el chinpún, estupendo. Que lo disfrute.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Señor anónimo II: el único comentario que se me ocurre acerca de sus apreciaciones es... un buen petardazo.

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