Disco que conocía solo de manera parcial, y que me ha hecho disfrutar un montón: las Serenatas para cuerdas de Dvorák, Elgar y Tchaikovsky en interpretación de la Orpheus Chamber Orchestra, registros de excepcional calidad técnica realizados en Nueva York por DG en 1984, 1986 y 1987 respectivamente.
La página del autor checo es la gran joya del CD: depuración sonora excepcional para una interpretación con movimientos líricos de tempi deliberados, concentradísimos, de serena belleza y elevadísima poesía, en contraste con la efervescencia soberbiamente controlada y pletórica de virtuosismo de los restantes. Pueden preferirse lecturas con un punto mayor de rusticidad, pero el resultado es impresionante.
Aunque la recreación de Elgar se mueve en la misma línea, aquí parece que hace falta una dosis mayor de chispa y contrastes, al menos en los movimientos extremos: la música del británico no es únicamente nobleza y exquisitez. Ahora bien, el Larghetto alcanza lo sublime por su manera de mezclar elegancia, hondura y esencialidad. Solo por este movimiento ya merecía la pena el disco, aunque globalmente me quede con las grabaciones de Barbirolli y Zukerman.
En Tchaikovsky las cosas funcionan menos bien. Es cierto que nunca he escuchado la obra con tan increíble claridad en las texturas, como tampoco mejor tocada: ni siquiera Karajan en su notabilísima recreación supera a los neoyorquinos. Pero aquí, amén de una orquesta un poco más grande, se nota demasiado la ausencia de un director que aporte un punto de vista expresivo más definido y estimule hacia una mayor implicación emocional. Dicho de otra manera, la interpretación es un tanto fría. Eso sí, ni rastro de blandura o de narcisismo, como tampoco de pesadez "sinfónica": el trazo es tan ágil como fluido. A destacar, en este sentido, el nervio perfectamente controlado del movimiento conclusivo. ¿Mi versión favorita? No lo tengo claro. quizá la de Barbirolli, que ni siquiera después del último reprocesado suena del todo bien.
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