No entiendo al señor David Hurwitz. Ya en mi libro sobre Barenboim hablé de cómo ponía a caer de un burro la tercera grabación de las sinfonías de Anton Bruckner realizada por Barenboim. Ahora repaso algunos titulares de su videoblog: "Andris Nelsons's Bad, Boring Bruckner Box" o "Thielemann's atrocious Bruckner Box" me llaman particularmente la atención. Vale, ningún de estos dos últimos ciclos va a pasar a la historia, pero no son malos en absoluto. De hecho, están bastante mejor tocados que el muy famoso de Jochum en Dresde.
En fin, viene esto a cuento porque he tropezado por su reseña videográfica de la, según él, mejor Sinfonía de los salmos de la historia, interesado que estoy en el asunto ahora que ando haciendo mi propia discografía comparada de esta genial página de Stravinsky. Y no lo entiendo. Cierto es que, tras un arranque de enorme urgencia, el maestro checo acierta plenamente en su mezcla de inmediatez y estatismo, así como en la sonoridad "eslava" que extrae de los conjuntos que tiene a su disposición. Pero el problema está precisamente en estos: por muy estilísticos que suenen y por mucha expresividad –la stravinskiana, pero expresividad al fin y al cabo– que le pongan, que se la ponen, el nivel técnico del que hacen gala deja bastante que desear, sobre todo en lo que a la orquesta se refiere.
Ese es otro misterio para mí, dicho sea de paso: que la mediocre Filarmónica Checa de tiempos del comunismo siga siendo un mito. ¿Ustedes lo entienden? Yo tampoco. Ni eso, ni a Hurwitz.
14 comentarios:
yo no se de que va, pero sus apreciaciones musicales dejan mucho que desear, asi como un sectarismo y mala baba que echan para atras. En definitiva, un compulsor comediscos que no interesa lo mas minimo.
Es verdad. Hurwitz ensalza las brucknerianas séptima y novena de Jochum en Dresde. Yo las compré muchísimo antes de conocer los blogs de Fernando y de Ángel. Y, gracias a las discografías comparadas de éstos, pude corroborar la gran diferencia entre las citadas grabaciones de Jochum y las séptima berlinesa de Barenboim para Teldec y novena vienesa de Giulini para DG. Me quedo con los últimos. Ahora bien, no conozco el Bruckner de Nelsons y de Thielemann.
A mí me gustan esas grabaciones de Dresde, pero me parece clarísimo que las hay muy superiores en términos de ejecución y de continuidad de tensiones, que creo que son sus dos puntos débiles. El ciclo Barenboim/Berlín, desde luego, me parece netamente superior. En esas dos cosas y en lo demás. Pero claro, alguien dictaminó en su momento que Jochum era el no va más en Bruckner, y ahí se quedó la etiqueta. Es como lo de Mahler y Kubelik: fue el primero que grabó el ciclo en Europa, muchos críticos de la actualidad se criaron con esas grabaciones, y de ahí no han sabido salir. Así nos va...
Me temo, Fernando, que en esto no vamos a estar de acuerdo. Sí creo que las apreciaciones de David Hurwitz sobre el tercer ciclo Bruckner de Barenboim son exageradamente negativas, (justamente la Séptima de ese ciclo siempre me ha parecido extraordinaria), pero el conjunto de esa serie siempre me ha resultado irregular, y seguramente más que el ciclo con la Filarmónica de Berlín. Los ciclos de Eugen Jochum no son los más perfectos en términos de ejecución, y desde luego la sonoridad orquestal está más cuidada en las versiones de Karajan, por ejemplo, pero cualquiera de las dos series de Jochum me parece en conjunto más regular en cuanto a nivel de interpretación, aunque admitamos que seguramente Jochum nunca terminó de acertar del todo con la Octava. Thielemann y Nelsons no están tan mal como dice Hurwitz, pero ciertamente no compiten con Jochum.
Personalmente, me resultan mucho menos explicables las valoraciones de las sinfonías de Schumann más recientes de Barenboim; esas versiones sí son referencias incontestables, para mí, y Hurwitz les aplica el mismo tratamiento.
Respecto a la valoración de las orquestas, hay que reconocer que en Europa a Hurwitz siempre le ha gustado “lo alternativo”. Su modelo parecen ser las orquestas estadounidenses de los años 1950-1960, (por algo le gustan tanto Szell, Reiner, el Bernstein de Nueva York y Ormandy), o en el caso europeo, la Orquesta de la Sociedad de conciertos del Conservatorio de París, la misma Staatskapelle de Dresde, la Filarmónica Checa… Nada de Berlín y Viena. Me parece muy sintomática su valoración de la carrera de Bernstein como director. Según él, Bernstein es más regular en su etapa inicial, y cuando llega a DG, hay grandes aciertos, (Quinta y Sexta de Mahler en Viena, Novena con el Concertgebouw, etc.), e interpretaciones lastradas por la desmotivación de orquesta y/o director (su Sibelius vienés, la Sexta de Shostakovich, la Novena de Mahler de Berlín que a su juicio no tenía que haberse publicado…). En fin.
La octava "buena" de Jochum es la de la Filarmonica Estatal de Hamburgo de finales de los 40 (DGG) con unas flexibilidades nunca superadas por el maestro. Luego la septima a mi gusto se deshincha en los ultimos movimientos, la segunda recortadisima perdiendo casi 20 minutos de musica, una tercera que te deja frio. En la primera, sexta y novena esta muy bien. La quinta es especialidad de la casa y no defrauda nunca.No obstante el tiempo, como paso a la integral Mahler de Kubelik, ha ido en su contra pues hay nuevos enfoques que aportan cosas nuevas, como la octava Urfassung de Tintner, que no le gusta a Hurtwitz por cierto.
¿Qué le pasa a Hurwitz? Como todos, tiene sus filias y sus fobias. El youtuber es un personaje, que tiene cosas del Hurwitz real, y cosas que no son del Hurwitz real. En los vídeos se permite ser grosero, caer en la exageración, hacer bromas gruesas. Sabe que eso le reporta más visitas. Los 50.000 suscriptores de su canal están aún lejos de lo que le permitiría vivir holgadamente de ello. Por escrito es más comedido.
Hurwitz tiene sus opiniones. En el caso de Barenboim, ha alabado muchos de sus discos, y ha puesto mal, incluso muy mal, otros. A veces con saña, propasándose.
Pero también podríamos preguntarnos de qué van López y la secta de los aduladores acríticos de Barenboim, para quienes todo lo que hace el argentino es bueno, muy bueno, excepcional o de referencia, de Bach a Boulez, al piano, dirigiendo o silbando. Y, las contadas veces en que les parece malo (menos de las que son realmente) lo encuentran interesante, pues para algo Dani es un genio; y los genios, hasta cuando se equivocan aciertan un poco.
Por partes.
Observador, yo creo que merece la pena escuchar algo de esos ciclos de Thielemann y Nelsons. Del primero de ellos hay que atender al menos a sus registros de las “sinfonías raras”, no solo por lo inhabitual, sino porque creo que están bastante bien en lo interpretativo. Thielemann cree en esa música, y se nota. Lo de Nelsons es más difícil de calificar. Es un Bruckner de alto nivel, pero también algo… ¿aburrido? No diría exactamente eso. Apolíneo, más bien. No entusiasma a quienes nos gusta un Bruckner más “cañero”. Luego está la acústica de la Gewandhaus: yo mismo he comprobado en persona que es un poco rara. Por cierto, ya tengo entrada para estar allí cuando la Orquesta de la Geewandhaus y la Sinfónica de Boston toquen la Leningrado JUNTAS Y REVUELTAS bajo la batuta de Nelsons. Y es que hay vuelo directo desde Jerez…
Vicentín, a mí esa Octava de Jochum en Hamburgo me gusta mucho. Probablemente no sea para tanto como se ha dicho, por unilateral, pero su enfoque terrorífico resulta de lo más atractivo y desmiente eso de que el Bruckner de Jochum sea ante todo de una espiritualidad mansa y ajena a conflictos. Ni siquiera le aplicaría eso a la globalidad de sus dos ciclos, en los que coincido con nuestro común amigo J.S.R. en que el problema fundamental es la falta de unidad en la arquitectura. Dicho esto, sí que me parecen dos ciclos importantes, claro que sí. No seré yo el que le ciegue el pan y la sal al pobre kapellmeister.
xabierarmendariz88, usted conoce a Hurwitz mucho mejor que yo, porque no suelo seguirle, pero creo que empiezo a descubrir qué es lo que le motiva. Le gustan (¿”gustos “de escuela norteamericana”, tal vez?) las versiones extrovertidas, con empuje y vistosas, incluso aunque eso implique una ejecución poco limpia, excesos en la percusión y falta de concentración. Creo que eso explicaría lo mucho que le gusta el Bernstein joven, o que a veces ponga por las nubes las cosas de Neeme Järvi. Detesta profundamente las versiones lentas, góticas y densas. Por ejemplo, pone caldo dos de mis discos favoritos que van precisamente en esa línea: The Planets por Bernard Herrmann y la Quinta de Prokofiev por Bernstein con Israel (¡no la de Nueva York, mucho ojo!). Justo es por eso por lo que sabía que iba a poner a parir la reciente Sinfonía de Franck por Barenboim, que es más de lo mismo. No le voy a negar coherencia en ese sentido: si te parece horrenda esa manera de hacer las cosas, te tiene que parecer horrenda siempre, esté quien esté subido en el podio.
En cuanto al Bruckner de Barenboim con la Staatskapelle, yo lo encuentro justo al contrario que usted, más regular que con la Filarmónica. En cualquier caso, muy distinto: el de Teldec es muy celibidachiano, el de la Staatskapelle aligera considerablemente el asunto.
Y bueno, luego está lo del pesado de “Cañizares”. De eso ya se ha hablado aquí.
https://flvargasmachuca.blogspot.com/2025/01/harding-con-la-filarmonica-de-berlin.html
Para quienes no leyeran aquello, un resumen y más cosas. Muchas más.
El tipo este cayó en mi trampa y pude confirmar su dirección de IP, al menos una de ellas: 147.96.60.222
Eso me ha permitido confirmar no solo su identidad, sino también que está LITERALMENTE OBSESIONADO con mi blog. Fíjense, gracias al programa Statcounter puedo decirles que ayer jueves entró a las siguientes horas: 7:55, 8:59, 9:31, 11:43, 14:18, 16:03, 16:59, 17:47, 18:25 y 19:23. Luego ya se cansó, o entró desde otra dirección de IP que distinta a la de todas estas veces: UNIVERSIDAD COMPLUTENSE.
Hoy lo ha hecho a las 10:51, 11:25, 12:02 y 12:43 (de momento).
En cuanto a la identidad, yo ya lo iba teniendo claro: es ESE crítico musical de ESA revista especializada. La primera sospecha es su desmedida obsesión por Ángel Carrascosa, cuyo blog también torpedea, pero firmando de manera anónima. Me consta que el referido crítico hace tiempo se despachaba a gusto con Carrascosa en el foro de Wagnermanía, por supuesto que bajo seudónimo. Igual, igualito que hacía su amigo Eduardo Torrico en un foro de música antigua bajo el seudónimo Bellerofonte. Sí, ahora todo el mundo anda ensalzando al difunto Torrico, pero a mí ese señor nunca me mereció ningún respeto: Doctor Jeckyll por las mañanas como redactor jefe de Scherzo, Mister Hyde por las noches insultando a diestro y siniestro, con agresividad y chulería singulares, a todo quien no estuviera de acuerdo con sus posturas de historicismo radical. Pero esa es otra historia, claro. Luego sigo con la de “Cañizares”.
La identidad de Cañizares, decía, me quedó más clara cuando hice alusión a cierta crítica sobre el Parsifal de Heras-Casado: pensaba que yo iba por él, cuando en realidad iba por Justo Romero. Pero claro, ahora al ver lo de Universidad Complutense no me queda el menor género de duda, porque ese crítico es profesor allí (su currículo está en la red).
Los lectores menos veteranos se preguntarán los porqués. ¿Por qué ese odio a Carrascosa y esa obsesión con los que pensamos que Barenboim es uno de los más grandes intérpretes musicales que han existido? La respuesta, paradójicamente, está detrás de una persona con quien tanto Carrascosa como yo compartimos nombre de pila: Ángel-Fernando. O sea, A.-F. Mayo, enorme crítico ma quien no tuve la oportunidad de conocer. Enorme, cierto, pero con las mismas manías que podamos tener usted y yo. Nunca pudo tragar a Barenboim. En parte, porque se había criado con los Furt y Kna, y no podía soportar que un no-alemán (peor aún, un judío) fuese un enorme wagneriano. En parte, porque Mayo se encontraba (como Torrico) a la derecha de la derecha política (me consta que le encantaba leer a Pío Moa), y el “izquierdoso” Barenboim no le despertaba ninguna simpatía. Solo comenzó a aceptarlo con su segundo Tristán de Bayreuth (también le costó décadas aceptar el Anillo de Solti: trabajito le costó).
No es ningún secreto, y de hecho lo conté en mi libro sobre Barenboim al que Scherzo le ha hecho un vacío más que previsible: Ángel Mayo fue uno de los exiliados de Ritmo cuando Carrascosa impuso su propia línea editorial “proBarenboim”, convirtiéndose en uno de los fundadores de la revista arriba citada. El nuevo medio tenía que construir su propia identidad. Por ello, entre otras cosas, había necesidad de crear una corriente de opinión que extendiese la idea ente los lectores de que Barenboim no era para tanto. Y se pusieron a ello. Quien con más ahínco lo hizo fue Enrique Pérez Adrián, cuya amistad inicial con Carrascosa se había roto con anterioridad, pero ayudaron lo suyo tanto Arturo Reverter como Ángel-Fernando Mayo, este último con la merecida auctoritas que le otorgaba su trayectoria.
El problema es el de siempre: confundir auctoritas con infalibilidad. “Cañizares” se propuso desde hace ya bastantes años continuar el legado de Ángel Mayo, y eso para él ha incluido no solo heredar sus gustos, cosa perfectamente justa, legítima y comprensible, sino también, y esto no merece justificación alguna, perpetuar sus enfrentamientos personales, sus manías y sus batallas: “Barenboim no es para tanto”, “tiene cosas buenas y cosas malas por igual” y los que opinamos que es un genio somos el enemigo a combatir. Dia y noche.
Y además de todo esto, “Cañizares” está como una reputísima cabra: esa obsesión es patológica. O será que se aburre muchísimo en su despacho de la Complutense, porque dedicar el tiempo a mi blog…
De Ángel Fernando Mayo Antoñanzas sólo pude leer algunas críticas de CDs que se publicaban en la extinta Diverdi. Por cierto, ¿alguien sabe por qué cerró dicha página?
Observador, el boletín de Diversi desapareció porque la distribuidora cerró: era una revista promocional, y por ende solo tenía sentido con la empresa abierta. Entiendo que esta se hundió al mismo tiempo que la industria del disco físico, y por las mismas razones que en todo el planeta. Sí me consta que Diversi fue salvada in extremis del cierre por el diario El País, que le inyectó mucho dinero con la publicación de una serie de CD, pero eso fue tanto solo un balón de oxígeno por unos cuantos años. Una lástima que nadie haya conservado una web con todos los PDF.
Por cierto, el Cañizares sigue entrando en mi blog continuamente y mandando un mensaje tras otro. Este hombre está MUY, PERO QUE MUY ENFERMO. Tiene obsesión conmigo, con Carrascosa, con Barenboim... Si viviésemos en la misma ciudad ya le habría denunciado, porque es de esas situaciones que dan miedo.
Diverdi distribuyo muchos sellos mas o menos corsarios a precio de oro. Luego las firmas eran cuando menos "bienaventuras" con los discos, aunque cometiendo errores groseros aqui y allá con tal de vender la publicacion. Respecto a las series de discos de el Pais, fueron al menos dos colecciones, una con una seleccion bastante arbitaria de titulos (clasica el pais) de la que tengo casi todos los ejemplares, y otra de Mozart, mas fallida. Con sellos como Testament, Wergo, Tahra...trajeron mucha cultura.
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