De momento se ha recibido recibido una cantidad pequeña de ejemplares que los editores va a empezar a distribuir a la prensa, pero en unos días les llegarán los demás ejemplares. Desde ese momento –les tendré al corriente– se va a poder comprar desde su página web (aquí), aunque se prevé una relativamente rápida distribución a nivel nacional en librerías. También estará en Amazon, quizá un poco más tarde. La presentación en principio se realizará en Sevilla el día 1 de abril, pero aún estamos pendiente de confirmación. La semana posterior habrá otra aquí en Jerez de la Frontera que esperamos sea particularmente atractiva por su formato de tertulia con invitado de lujo. Cuando tenga todo confirmado, les aviso.
¿El precio? Me dicen que 28 euros. Yo creo que es razonable para un volumen de semejante formato con portada en color. Por lo demás, estoy contentísimo de cómo ha quedado. A lo mejor será porque me hago viejo, pero me gustan los libros con letras de tamaño grande y márgenes amplios; que haya espacio, que el texto y las imágenes respiren. Creo que está realizado con irreprochable gusto. ¡Bravo por Saulo Moreno y su maquetación! Y luego está el lujazo enorme de las fotos que nos ha cedido con total generosidad Monika Rittershaus. Les dejo algunas imágenes para que vean el resultado definitivo. Y ya les aviso en cuanto se pongan a la venta los primeros ejemplares.
15 comentarios:
¡Qué buenas noticias! Por las fotos, parece tapa semidura, ¿es así? Me gusta ese tipo de formato.
Saludos
La verdad es que no. Es tapa blanda. ¡Gracias por el interés!
Enhorabuena. Estoy deseando adquirirlo.
Enhorabuena de nuevo. De todas formas, como ya le dije hace tiempo (creo que el pasado verano a través del Facebook, del que me tiene bloqueado), como músico profesional los críticos musicales no son santo de mi devoción. Leo las páginas que ha fotografiado para subirlas a esta entrada de su blog, y pienso que si el libro es una continua relación de expresiones tan relamidas como: ... "dirección atenta a los timbres de las maderas..." (yo he sido profesional de fagot, viento madera, y no sé qué quiere usted decir con eso); o "la cuerda grave, por ende robusta y no muy francesa..."; o que el segundo movimiento "al estar "desgranado sin prisas, evita cualquier carácter pimpante..."; y que "la solista se muestra antes doliente que reflexiva..."; me temo que es un libro dirigido al melómano (yo no lo soy, yo soy músico), y al crítico musical, a modo de manual de uso, lo que me parece maravilloso y meritorio, pero la retórica tan abusiva de los melómanos y los críticos se aleja, en mi opinión, de la percepción que de una obra tiene alguien que se ha dedicado a interpretar partituras durante toda su vida, un músico, en definitiva.
Sin embargo, como soy aficionado a las lecturas sobre música, no dude en que cuando viaje a España buscaré su obra en alguna biblioteca para echarle un vistazo antes de decidir si lo compro o no. Esperaba algo diferente, la verdad.
Buenos días. Respecto a su apreciación me parece un juicio de valor gratuito hablar de expresiones relamidas. Es siempre complejo describir en palabras los sonidos y las sensaciones percibidas a través de ellos. Contraponer melómano a músico no lo acabo de entender. He conocido muchos músicos profesionales que apenas conocían un lied de Schubert y melómanos ampliamente versados como Pérez de Arteaga por ejemplo por no citar el autor de este esperado libro. Dicho esto, me parece de rigor alabar el esfuerzo y dedicación a la hora de afrontar esta obra que evidentemente ha requerido de muchas horas de escucha profunda y escritura correspondiente. Ah, por si sirviera de algo, también soy músico.
Con músicos hemos topado!. Conozco a algunos de ellos que no son estrictamente melómanos en el sentido pulcro de la expresión, lo digo con respeto: ni escuchan discografía, conciertos como oyentes los justos y no les saquen ustedes de los repertorios específicos de su instrumento, pués se pierden. Entiendo que el libro va dirigido a melómanos, aficionados y músicos sin prejuicios. Los profesionales tendrán otras publicaciones aparte de este excelente libro
José Antonio, es comprensible que mi prosa resulte relamida y retórica a un músico, al igual que críticas escritas por músicos profesionales o que utilizan un lenguaje con abundante terminología comprensible solo por un músico (que haberlas, las hay) parezcan a algunos melómanos más bien pedantes y clasistas.
Como dice Javier, este es un libro de un no-músico escrito para otros no-músicos. Bien para despertarles el interés, bien para orientarles (si es que se fían de quien escribe), bien para proponerles instrumentos de reflexión. Ya está. En el mismo libro dejo escrito que la figura de Barenboim en absoluto puede ser abordada únicamente, ni siquiera principalmente, desde la crítica musical, pero que eso tampoco supone que no podamos aportar nuestro grano de arena.
Melómanos músicos y melómanos no músicos acostumbramos a interesarnos por cosas bien distintas, incluso a hablar lenguajes diferentes cuando de música se trata. Sobre esta cuestión, me viene a la mente una anécdota que me contó un profesor de música de instituto que "sabe música", pero también adora discos y conciertos. Una vez salió de una audición durante unas oposiciones en las que los otros opositores estaban desconcertados ante la página que les habían puesto. Que qué demonios era eso. Que parecía tratarse de Clasicismo. Pues bien, era el aria del catálogo de Leporello. ¡Y quieren ser profesores de secundaria!
Enhorabuena. Con ganas de comprarlo ya. Como buen aficionado he seguido con interés tus entradas en el blog, muchas veces coincidiendo con tus criterios en las diferentes discografías publicadas. De nuevo felicitaciones y espero que sea un éxito.
El problema es que la mayoría de la crítica confunde hablar sobre música con la descripción de su propia experiencia como oyente. A mí la nocilla me puede recordar mi infancia, pero yo no puedo escribir "su sabor evoca las tardes de otoño", en base a esa sensación tan única y personal, como si fuera una verdad inamovible. Tendré que hablar de su composición, sus calorías, su aporte nutricional, una descripción lo más objetiva posible de su sabor, sus posibles beneficios o perjuicios para la salud... con datos que apoyen mis argumentos.
Y el 95% de la crítica es eso, pura retórica hueca, que se utiliza para camuflar la falta de conocimientos. Si se va a escribir sobre música, ha de saberse música y utilizar sus términos, no hay vuelta de hoja. Como lector quiero aprender Historia, técnica, estilos, géneros, anécdotas... y no que me cuenten su experiencia metafísica al escuchar la Séptima de Bruckner.
PD: Este mensaje va en respuesta al tema planteado por José Antonio García de Veas, no tiene nada que ver con el autor de este blog ni el libro de Barenboim, que no he leído.
Muchísimas gracias, Klingsor.
Pablo, no estoy en absoluto de acuerdo. Cierto es que, como ha dicho el propio Barenboim, una misma música puede "significar" cosas distintas según la persona, o incluso para una misma persona en diferentes momentos e su vida. Eso me parece incuestionable. Pero si cientos o miles de melómanos coincidimos al hablar de "humanismo" asociado a Giulini o a Rostropovich, o de "sarcasmo" asociado a Otto Klemperer, será por algo. Que tantísimas personas, tan diferentes entre todas y con tan diversas experiencias vitales a nuestras espaldas, y por ende con referentes muy distintos, lleguemos a realizar la misma asociación, algo debe de significar.
Y no, rotundamente un crítico de música no debe ser un músico, al igual que un crítico de pintura no debe ser un pintor ni un crítico de cine un cineasta. ¡Estaríamos apañados si así fuera!
Totalmente de acuerdo estimado Fernando. ¿Es indispensable ser músico para escribir sobre música?No necesariamente. Si bien tener experiencia musical puede ayudar a un crítico a comprender mejor la música y expresar sus opiniones de manera más informada, no es un requisito indispensable. Lo más importante es tener un oído crítico, una comprensión profunda de la música y la capacidad de comunicar ideas de manera efectiva.
Dicho esto argumento algunas cuestiones en ese sentido:
Perspectiva diversa: Algunos críticos no músicos pueden ofrecer una perspectiva fresca y única sobre la música, ya que pueden evaluarla desde una óptica diferente a la de un músico profesional.
Audiencia más amplia: Los críticos no músicos pueden comunicar sus opiniones de una manera que sea accesible para una audiencia más amplia, incluidas aquellas personas que pueden no tener experiencia musical formal.
Enfoque en la experiencia del oyente: Un crítico no músico puede centrarse en la experiencia emocional y estética que la música brinda al oyente, en lugar de analizar aspectos técnicos que pueden ser menos relevantes para el público en general.
Conocimientos adquiridos: Si bien la experiencia musical puede ser beneficiosa, los críticos no músicos pueden adquirir conocimientos y comprensión sobre música a través de la investigación, la práctica auditiva y el estudio, lo que les permite evaluar y analizar la música de manera competente.
"Pero si cientos o miles de melómanos coincidimos al hablar de "humanismo" asociado a Giulini o a Rostropovich, o de "sarcasmo" asociado a Otto Klemperer, será por algo".
No quiero generalizar, pero sospecho que en muchos casos es autosugestión mutua.
Afirma usted que "no, rotundamente un crítico de música no debe ser un músico, al igual que un crítico de pintura no debe ser un pintor ni un crítico de cine un cineasta. ¡Estaríamos apañados si así fuera!"
¿Perdón? ¿Rotundamente no debe? ¿Por qué? ¿Acaso un catador de vinos no debe ser rotundamente un enólogo? Pues la mayoría de enólogos conocen la ciencia de catar vinos y en la industria vinícola se exige ser enólogo para ser catador profesional. Otra cosa es que haya gente con especial sensibilidad para diferenciar sabores y texturas, pero al final acaban adquiriendo conocimientos de enología.
Yo no estoy de acuerdo con usted en ese no rotundo con respecto a un crítico de música o de pintura o de cine. Se podrá ser músico o pintor o cineasta. Conozco a músicos que son críticos musicales y sus criterios a la hora de juzgar una obra son infinitamente superiores a los suyos, que se basa solamente en la percepción subjetiva que un director o una orquesta le transmite. Conozco a críticos de pintura que son pintores profesionales y que hablan de tal o cual autor con conocimiento de causa y no basándose simplemente en lo que le produce la mezcla de colores en un lienzo. Este amigo además explica por qué una mezcla tal o cual provoca en el espectador determinadas sensaciones, positivas y negativas. Conozco a un doctor en cinematografía crítico de cine, que explica divinamente por qué un director de cine es más o menos genial a partir de su conocimiento de este arte.
No Fernando, no, rotundamente no. Un crítico de arte puede o no ser especialista en el área que critica, pero conocimientos sobre ella sí que debe tener para ser capaz de saber si un artista es más o menos bueno en lo suyo.
Imagino que usted se muestra así de rotundo porque de esa manera tapa su desconocimiento absoluto de la interpretación musical. Apuesto lo que sea a que si le planto delante una partitura usted no sabe distinguir un sol de un la o una semicorchea de una semidifusa. Usted no tiene ni idea de lo que suponen horas de ensayo y pasión por la música y los nervios y el cosquilleo de un estreno o un concierto. Me lo imagino en su butaca buscando el fallo, aguzando el oído para ver si los violines se fusionan correctamente y hay alguna flauta que entra milésimas de segundo antes de lo que debiera. A lo mejor no llega a ese nivel, por lo que tendrá que ver si el director le pone demasiada pasión a una obra que usted escuchó en alguna grabación o concierto en los que el director le ponía menos efusividad.
No caballero, reflejar eso luego con lenguaje relamido no es verdadera crítica musical. La verdadera crítica musical la hacemos los propios músicos, dentro de la propia orquesta, cuando hablamos con colegas de otras compañías, pero no lo ponemos por escrito salvo algunos colegas que sí que lo hacen y con criterio de verdad, porque aúnan conocimientos musicales y profesionales, y la propia emoción de la música que todo músico tiene.
Antes de afirmar con esa rotundidad vehemente que busca que nadie le lleve la contraria y si lo hace ya le impone usted el veto, por favor, deje que el resto opine, sobre todo los músicos. Melómanos, cinéfilos y aficionados hay para dar y regalar.
De la página 28 del libro:
"Me gustaría también –quizá la osadía sea grande– que este trabajo sirviera como contribución al conocimiento de la personalidad artística –no vamos a ocuparnos de los aspectos biográficos ni políticos– de Daniel Barenboim. Cierto es que buena parte de esa labor debe recaer en musicólogos y musicógrafos, que son los profesionales en un campo en el que tampoco podemos desdeñar la contribución de artistas y docentes de la música. Este volumen tiene carácter divulgativo, no científico. No es –ni pretende, ni puede serlo– el análisis sistemático de la aportación de este músico nacido en Buenos Aires en 1942. Ahora bien, no por ello los que nos dedicamos a eso que llamamos «crítica musical» debemos permanecer callados. Algo podemos aportar desde nuestra parcela, que no es otra que la de la aproximación puramente estética. La misión
principal de los críticos no es decir si el artista ha tocado mejor o peor. No es señalar aquí y allá presuntos defectos de ejecución a la manera del petulante Beckmesser de Los maestros cantores de Núremberg. Consiste en acercarse a los porqués expresivos de la manera de tocar, de dirigir o de cantar. Comparar, contextualizar, valorar y reflexionar."
José Antonio García de Veas: cuando dice que algunos músicos sí ponen por escrito sus opiniones, ¿se refiere a libros sobre obras, compositores, directores? ¿O se refiere a artículos en prensa sobre conciertos o grabaciones? Me gustaría conocer algunos nombres a los que seguir.
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