Hablé hace poco de la Novena de Beethoven por Rafael Kubelik, dentro del ciclo con nueve orquestas diferentes registrado por DG y ahora reeditado por Pentatone recuperando la cuadrafonía con que se grabó en origen, y hoy quiero traer el doble SACD que incluye la maravillosa Pastoral que grabó en 1973 con la Orquesta de París.
No queda claro si el
maestro escogió a la orquesta porque la consideraba ideal para su concepto o más
bien modeló este para adaptarse a la idiosincrasia de la formación parisina,
pero lo cierto es que esta es una versión que respira “sensualidad francesa” por
los cuatro costados, tanto en la tímbrica como en la propia concepción del
fraseo, cálido y voluptuoso a más no poder, alcanzando en este sentido su cénit
en el que probablemente sea el más poético y embriagador segundo movimiento de
la historia del disco, cantado además con una naturalidad y una flexibilidad
admirables: ¡qué magistral, insuperable dominio de la agógica demuestra Kubelik
a partir de 7’56’’! ¡Qué plasticidad en el tratamiento de la cuerda! ¡Qué
dominio de las masas sonoras! En comparación con semejante prodigio, al muy
sensible y bien paladeado primer movimiento le falta un punto de magia poética.
Irreprochable la danza campesina, poderosísima la tormenta y exultante, como
debe ser, el movimiento conclusivo, tratado con una naturalidad en las tensiones
y distensiones –plenos de grandeza los clímax– digna de ser escuchada. La Sala
Wagram nunca ha ofrecido especial claridad, pero la remasterización cuadrafónica
de Pentatone otorga un relieve y una gama dinámica asombrosas.
Obviamente no acaba ahí el contenido del doble disco. Está también la Séptima de 1974 con la Filarmónica de Viena. Otra magnífica versión en la que, haciendo gala de una
extraordinaria depuración sonora a la que no son ajenas las cualidades
intrínsecas de la formación austriaca, sencillamente la ideal para el enfoque
adoptado por la batuta, Kubelik construye una elegante, equilibrada y
hermosísima interpretación de corte apolíneo, ajena a frenesís dionisíacos y a honduras
filosóficas, pero albergando toda la fuerza arquitectónica, toda la cantabilidad
–lirismo puro, luminoso, transparente– y toda la elocuencia que debe, siempre
con una lógica y una naturalidad en el fraseo que sortean el peligro de la
rigidez en que caen otras interpretaciones. En su línea, portentosa. La toma
sonora ya era espléndida en CD y ahora ha mejorado con la cuadrafonía. Esta, por cierto, es muy distinta de la que en
la misma sala y con la misma orquesta, ofrecerá el mismo sello con protagonismo
de Kleiber: aquella ofrecerá abundante información por los canales traseros,
mientras que esta se limita a recoger una reverberación de los más confortable.
Queda la Octava con la Orquesta de Cleveland, registrada en 1975. Ya desde un comienzo verdaderamente enérgico, lleno de brío, queda
claro que Kubelik va a apostar por una visión mucho menos apolínea que la de la
Séptima, y que tampoco está muy dispuesto a ver aquí un “retorno
al clasicismo”; pero eso no le impide precisamente hacer gala de esa naturalidad
en el planteamiento de las tensiones, esa fluidez en el fraseo y y esa
transparente cantabilidad que caracterizan su arte, como tampoco ofrecer un
segundo movimiento que es todo finura con un punto de picardía. En cualquier
caso, lo que llama la atención en esta lectura es la portentosa planificación de
las dinámicas y la excepcional atención al entramado orquestal, por no hablar de
la formidable ejecución por parte de la formación norteamericana, todo músculo
pero capaz también de las mayores sutilezas. El sonido en SACD ofrece una gama
dinámica y un relieve formidables.
¿Hay que decir más? Un doble SACD por completo imprescindible.
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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4 comentarios:
Hola Fernando,
Casualidad que durante el mes pasado me he ido haciendo con cada uno de los discos que componen esta integral, llegándome este último volumen durante este mismo mes. Conocí el Beethoven de Kubelik gracias a tus recomendaciones, y durante años esperé a que saliera reeditado en CD. Lo adquirí hace un año en una modesta cajita que sacaron al mercado, y ahora con Pentatone en SACD me he lanzado de nuevo a por el, regalando la caja anterior.
Estoy a la espera de que editen la heroica, que es la última que queda para cerrar el ciclo, siendo una de las mejores que he podido escuchar.
Gracias Fernando como siempre por tu valiosa información.
El Beethoven de Kubelik (por unos desconocido, por otros olvidado y por muchos infravalorado) debería estar en la discoteca de todos aquellos a los que les guste Beethoven.
Agradecidísimo por tu reseña y recomendación, me lo pongo en la lista de "pendientes". De vez en cuando hago "mocho" a JPC y pido Pentatone.
Me uno al agradecimiento de Antonio Pérez; tus análisis me parecen notables y, sobre todo, honestos. Una gran labor.
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