En este sentido, en la Sonata para violín BWV 1001 sobresale la nobleza y la fuerza expresiva del Adagio inicial, paladeado con lentitud pero pulso admirablemente sostenido. La Fuga arranca con cierta timidez y a partir de ahí se desarrolla de manera muy fluida, ofreciendo interesantes juegos dinámicos. Elegante y serena la Siciliana, y espléndido el presto final, dicho con asombrosa fluidez sin necesidad, al igual que Podger, de marcar en exceso los claroscuros.
La Partita BWV 1002 necesita una vuelta de tuerca en lo que a variedad expresiva se refiere, también en sentido de los contrastes y en incisividad rítmica, pero sobre todo en diferenciación expresiva entre cada uno de los números: el conjunto no resulta del todo variado.
En la Sonata BWV 1003 también resulta Fischer un punto distanciada, incluso falta de carácter, echándose de menos una articulación más contrastada, aunque la referida trascendencia espiritual de nuestra artista le hace ganar la partida en un Andante recreado con singular hondura.
La Partita BWV 1004 conoce una lectura de hermosísima sonoridad y admirable vuelo lírico, pero algo falta de contrastes y de tensión interna; incluso un poco sosa, lo que no le impide a Fischer salir airosa de la monumental chacona.
En el adagio inicial de la Sonata BWV 1005 Fischer atiende al dolor que alberga la página, pero procura no extremar los contrastes ni las tensiones. La gran fuga se encuentra estupendamente delineada, graduando con atención las dinámicas hacia los clímax y no renunciando a las asperezas, si bien se echa de menos algo de carácter. Tras un lírico mas no muy hondo Largo, nuestra artista ofrece gran vivacidad y comunicatividad en el Allegro assai final, todo ello con una claridad meridiana.
Para terminar, en la Partita BWV 1006 Julia Fischer pone nuevamente su bellísimo sonido al servicio de una interpretación muy lírica y cantable, de exquisito gusto, pero escasa de personalidad, de contrastes y de garra, amén de poco atenta a las raíces dancísticas de la música, quizá por una articulación en exceso tradicional.
Muy en resumen: una interpretación para aquellos partidarios de una línea "no historicista" que antepongan la belleza por encima de cualquier otra circunstancia. La toma sonora es absolutamente excepcional, sobre todo escuchada en SACD.
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