martes, 24 de julio de 2012

Nézet-Séguin vuelve a Berlín: talento por madurar

El concierto del 16 de junio de 2012 de la Filarmónica de Berlín empezó, como otros de la misma temporada, dando paso a uno de los solistas de la excepcional formación alemana. En esta ocasión, Walter Seyfarth se encargaba de ofrecer la Sequenza IX para clarinete solo de Luciano Berio, realizando el artista una demostración no solo de técnica, lo que ya se daba por supuesto, sino también de musicalidad en el más alto grado; ahora bien, el que la línea resultase más sensual que aristada puede que no fuera la única opción posible, aunque quizá sí la más directa para llegar al público de la Philharmonie.


En cualquier caso, el protagonista de la velada fue Yannick Nézet-Séguin, quien a mi modo de ver volvió a demostrar dos cosas: que su talento es enorme… y que aún le queda un recorrido para madurar. De hecho, no me terminó de convencer el Tchaikovsky que ofreció en la primera parte. De Romeo y Julieta el maestro construyó una versión de amplio calado sinfónico; dicha en un solo trazo, perfectamente delineada en sus tensiones hacia la segunda escena de amor, brillante en su punto justo y por completo ajena tanto a la blandura como a cualquier clase de devaneo sonoro, siempre dentro de un enfoque más sombrío que sensual, es decir, más en la línea de la primera grabación de Barenboim que de la última de Bernstein, ambas en DG, por citar dos interpretaciones de referencia. Desdichadamente el resultado, siempre dentro de un nivel notable al que no es ajeno la excelencia de la orquesta, se vio lastrado por una extraña sensación de frialdad, de distanciamiento expresivo, incluso de falta de ideas, que puso en evidencia la falta de madurez a la que antes me refería.

Las cosas funcionaron mejor en Daphnis et Chloè de Ravel, del que en esta ocasión no ofreció la suite nº 2, como hizo en su disco para EMI, sino el ballet completo. Allí el director canadiense demostró no solo su perfecto dominio de colores y texturas, sino también una perfecta comprensión del idioma raveliano con una interpretación que supo ser al mismo tiempo extrovertida y lírica, teatral y refinada, no particularmente sensual pero tampoco brumosa en exceso, y en cualquier caso dicha con evidente entusiasmo sin menoscabo de un perfecto control de los medios a su disposición.

Sobraron, eso sí, algunos detalles en exceso decadentes, y se echó en falta un plus de creatividad, circunstancias compensadas con los solos llenos de musicalidad de los profesores de la orquesta. Espléndid el Coro de la Radio de Berlín. Merece la pena, pues, pasarse por la Digital Concert Hall para ver el concierto, aunque a mi modo de ver la recreación de Riccardo Chailly aquí comentada es aún superior a ésta a pesar de contar con fuerzas orquestales bastante menos suntuosas que las berlinesas.

2 comentarios:

jmfurtwangler dijo...

Sobre Néze-Seguin. He comprado el Bluray de su Carmen en el Metropolitan con Garanka y Alagna e intuyo que es la gran versión moderna. Me ha impresionado.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

A mí la dirección de Nézet-Séguin me gusta muchísimo en bastantes momentos, generalmente los más brillantes y extrovertidos, pero me parece algo trivial y con poca garra en los momentos dramáticos. De todas formas, en conjunto me gusta esa Carmen, sobre todo por la Garança.

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