miércoles, 6 de mayo de 2009

Muti, Urmana y la Berliner Philharmoniker

El ya tradicional concierto de la Filarmónica de Berlín del 1 de mayo tuvo lugar en el Teatro San Carlos de Nápoles y, siendo retransmitido por televisión a toda Europa, es de esperar que en un futuro sea editado en DVD. A continuación se repitió en la capital alemana dentro del ciclo de abono de la orquesta, y justo allí pude escuchar, concretamente la noche del domingo 3, un precioso programa que incluía la obertura de La forza del destino, La canzone dei ricordi de Giuseppe Martucci y la Octava -o novena, como se prefiera- sinfonía de Schubert, "la grande".


Un Riccardo Muti por el que parece no pasar el tiempo (supongo que se tiñe las canas, pues tiene ya sesenta y siete años) se subió al podio para ofrecernos su inconfundible Verdi "a la Toscanini": rápido, enérgico, tenso y lleno de electricidad. Personalmente prefiero un enfoque más atmosférico y con más espacio para la cantabilidad: inenarrable la interpretación que esta misma orquesta ofreció el 1 de mayo de 1992 en El Escorial con Barenboim. En cualquier caso lo que hizo el italiano fue para quitarse el sombrero. Sencillamente, no es posible imaginar una versión más trepidante y mejor trazada que la suya.

Su pasión por Martucci le llevó a incluir La canzone dei ricordi: muchos hubiéramos preferido escuchar una obra de mayor enjundia, pero la verdad es que interpretada con semejante mezcla de poesía y sensualidad, trazada además con pinceles finos pero sin caer en el mero preciosismo, la audición resulta un placer. Ayudado por unos solistas berlineses de quitar el hipo, lo que hizo Muti con esta página me recordó a su interpretación discográfica del Poema del amor y del mar de Chausson, pieza con la que ésta de Martucci guarda cierta relación. Violeta Urmana, como siempre, un pelín fría pero suntuosa en lo vocal; sólo pude lamentar que la ubicación de mi butaca -lateral izquierdo de la sala- no fuera muy buena para escuchar a la solista, pese a la óptima acústica de la Philharmonie.

Magnífica La Grande. Ofreció Muti la versión tradicional, esto es, con la introducción a un tempo más lento y sin regulador en el último acorde de la partitura. Su acercamiento, por lo demás, fue bastante clásico, optando ante todo por mantener esa tan amplia como delicada arquitectura de la pieza. Y lo consiguió. ¡Vaya si lo consiguió! Todo estuvo en su sitio, expuesto con lógica aplastante, con un perfecto equilibrio de planos y una tensión admirablemente planificada para que todo fluyera con naturalidad y sin bache alguno. Corrigió además algunos errores de su registro de 1986 con la Filarmónica de Viena (EMI), como una transición no del todo convincente en el primer movimiento y, sobre todo, un énfasis excesivo del primer tema del Allegro vivace conclusivo.

Por lo demás, se trató de una interpretación cálida y comunicativa, que se benefició de una orquesta sensacional (¡qué mágicos trombones en el primer movimiento!) y que, como ya ocurriera en su citada interpretación discográfica, fue de menos a más, convenciendo plenamente en scherzo más clásico que dionisíaco pero lleno de convicción -sensacional el trío- y en un Allegro vivace que en absoluto resultó machacón o cuadriculado, gran peligro de esta página.

El éxito de Muti fue extraordinario: una vez dentro la orquesta, el maestro napolitano tuvo que salir de nuevo a saludar. Teniendo en cuenta que el público era fundamentalmente el de abonados a la Filarmónica, queda claro que que hay mucha ganas en Berlín de ver al artista con mayor frecuencia. Y yo me volví a España lamentando no poder escuchar más a menudo conciertos de esta categoría.

Ah, en Youtube hay imágenes del concierto napolitano. Por ejemplo, en el siguiente enlace.

2 comentarios:

Scoresdecine dijo...

Gracias por incluir mis blogs en tu lista. ¡Un saludo!

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Por mi parte lo hago encantado. Saludos.

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