miércoles, 10 de agosto de 2022

Alfonso X, ¿mala influencia?

Escribo esta entrada en calidad de historiador del arte –de segunda o tercera fila, eso ya lo he dicho en otra ocasión– que desde allá por 1993 lleva interesándose por el medioevo andaluz, particularmente por sus manifestaciones artísticas.


He tenido la desgracia de toparme hoy con uno de los artículos más deleznables que he leído recientemente (aquí). Tristeza doble, porque lo firma mi examigo Juan José Roldán Valdés. No tengo más remedio que contestar: me lo piden las muchísimas horas que he dedicado, con mayor o menor fortuna, a la figura de Alfonso X el Sabio y todo cuanto le rodea.

Dice el autor de la reseña:

“(…) acaba de inaugurarse en la emblemática Torre de Don Fadrique un mapping celebrando el paso del monarca por la capital andaluza y la relevancia que tuvo para la ciudad, traducido siempre en aciertos, sin mencionar jamás la influencia que para mal tienen este tipo de personajes que generalmente vitoreamos sin someter al análisis riguroso y certero que merecen. Los milagros de la Virgen sirvieron, a veces en tono jocoso e incluso casi cómico, para perpetuar el sometimiento del pueblo a través de la fe y el dogma, independientemente del valor artístico musical que su traducción en cantigas pueda haber mantenido a lo largo de los siglos.”

Primero. Alfonso X de Castilla ha sido sometido a muchísimos análisis "rigurosos y certeros". Unos más que otros, pero se cuentan por cientos. La bibliografía es extensísima: repárese en la que incluye el catálogo de la reciente exposición celebrada en Toledo, o en la de hace algunos años en Murcia, o bien en las que se incluyen en las monografías de Joseph O’Callaghan o Manuel González Jiménez. La valoración de su reinado no está exenta de puntos de vista muy distintos entre sí, e incluso de polémicas, pero nadie que escriba con un mínimo de conocimiento puede ignorar la ingente bibliografía que Don Alonso ha suscitado.

Segundo. Todos esos historiadores han señalado repetidamente errores, fracasos y actuaciones muy negativas del monarca. Hasta la saciedad. De hecho, en siglos pasados su labor solo fue bien valorada en el plano cultural, y no ha sido sino hasta fechas relativamente recientes cuando se ha empezado a ver que en otros campos de su gobierno hubo también aspectos altamente positivos. No voy a entrar en todo ello: basta con acudir a una librería o bucear por internet en busca de la bibliografía rigurosa, que –debo insistir– es ingente en cantidad.

Tercero. Independientemente de sus desaciertos y fracasos, la figura de Don Alonso fue extremadamente beneficiosa para Sevilla. Tal vez la que más, a lo largo de toda su historia. Al convertirla en capital del reino –ejerce de tal la ciudad en la que reside el monarca, y fue allí donde más tiempo vivió nuestro personaje–, la antigua Hispalis se convirtió en uno de los mayores centros culturales de toda Europa. Justamente, el encabezado por un monarca que en lo que se refiere al interés por las artes no tuvo parangón alguno –no lo digo yo, lo dicen los que verdaderamente saben– en todo el medioevo. Y no solo por las artes "cristianas", sino también por toda la cultura grecolatina, la islámica y la hebrea. ¿Hace falta insistir en cómo asume, aprovecha y renueva el fenómeno que conocemos como Escuela de Traductores de Toledo?

Cuarto. Los milagros recopilados por orden del monarca tienen muy diversa procedencia –a veces ni siquiera eran marianos en origen–, las Cantigas tuvieron un uso privado y, desde luego, no sirvieron “para perpetuar el sometimiento del pueblo a través de la fe y el dogma”. No comprendo cómo se puede escribir una barrabasada semejante. O sí: quizá se han visto demasiadas películas (¡cuándo daño ha hecho El nombre de la rosa!) y se ha leído poco o nada sobre lo que fue la Edad Media.

En fin, aquí el enlace sobre un texto que escribí en Ritmo sobre las Cantigas –ya desactualizado, qué le vamos a hacer–, otro más reciente y una conferencia que impartí el pasado octubre sobre ellas. No serán gran cosa, pero pueden ayudar a combatir la sarta de tópicos y disparates que se han escrito en un medio antaño prestigioso como fue El Correo de Andalucía.


 

2 comentarios:

Sergio dijo...

No puedo estar más de acuerdo. Gracias.

Bruno dijo...

Poco nos pasa. Resulta que un recopilador debe de ser censor. Y que anatema a Sto. Tomás por su defensa de la existencia de Dios aunque argumentara admirablemente y mejor que algunos contrarios a su existencia.
Y que tenemos que juzgar a los caníbales desde el punto de vista de Trump. Porque sabían perfectamente lo que se hacían y además fuera de su ley.

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