sábado, 8 de enero de 2011

Haydn por la Filarmónica de Viena: extraña seleccion

HAYDN: Sinfonías nº 12, 22, 26, 93, 98, 103y 104.
Orquesta Filarmónica de Viena. Dir: Christoph von Dohnányi, Zubin Mehta, Franz Welser-Möst, Nikolaus Harnoncourt y Pierre Boulez.
Vienna Philharmonic Records, WPH-L-2009/1/2/3
3 CDs. 166’28’’
ADD/DDD
Ferysa
***
M

Haydn Filarmonica Viena

En principio hemos de alborozarnos ante el hecho de que la Filarmónica de Viena abra un sello discográfico propio, y más aún cuando lo hace en serie media, con una presentación atractiva y excelentes notas introductorias (alemán e inglés). Pero la selección de este homenaje a Haydn es desequilibrada: tres páginas de la primera etapa para pasar directamente a cuatro de las “sinfonías londinenses”. Y con la excepción de Harnoncourt, ninguno de los directores que aquí desfilan se encuentra particularmente asociado a esta música. ¿No había nada de Böhm, Bernstein o Colin Davis?

La grabación más antigua -y la única de estas tomas radiofónicas que no suena de manera irreprochable- se remonta a 1972, y nos trae a un joven Zubin Mehta recreando la Sinfonía nº 22, “el filósofo” con sonoridades gruesas, sin gran densidad “filosófica” ni tampoco mucho encanto. Hoy día Mehta la hace algo mejor (circula por la red una interpretación reciente con la misma orquesta, y se la escuché hace poco en Valencia); además ahora apuesta por incluir -sabia elección- un clave al continuo.

Sí que incluye clave, por cierto bastante coqueto y ornamentado, Christoph von Dohnányi en su Sinfonía nº 12 registrada ya en 1991, excesivamente adusta en sus dos primeros movimientos -dramático el tratamiento de la cuerda grave, impresionante en todas estas recreaciones- y muy vitalista en el Finale.

Pierre Boulez hacía gala en 1996 con una Sinfonía 104, “Londres” de todos los tópicos a él atribuidos: objetividad, capacidad analítica, buen gusto y un evidente distanciamiento expresivo. El scherzo le queda particularmente lento y soso, para tomar el final una velocidad no muy convincente.

En 1998 Welser-Möst ofrecía una Sinfonía nº 26, “Lamentatione” más bien lánguida y no del todo clara, defraudando sobre todo en un Adagio que, al igual que otros colegas, hace más bien Andante. Mucho mejor está el director austríaco en 2009 con la Sinfonía nº 98, cálida y bien encaminada, aunque un tanto precipitada en el último movimiento. Un fortepiano se encarga aquí del discreto continuo y del solo final.

Al final es Harnoncourt quien sale mejor parado con las sinfonías nº 93 y 103 “redoble de timbal”, ofrecidas en un concierto del 10 de mayo de 2009 en interpretaciones muy teatrales y contrastadas, llenas de claroscuros, en las que su habitual renuncia a la cantabilidad y al vuelo lírico se ve relativamente compensada por la electricidad, el sabor rústico, la incisividad y la imaginación de que hace gala, siempre dentro de un enfoque adusto, tenso y dramático antes que jubiloso o risueño. A destacar las largas improvisaciones al timbal de Anton Mittermayr, que es precisamente el productor musical de esta edición.

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Artículo escrito en mayo de 2010 para la revista Ritmo, finalmente no publicado por falta de espacio.

1 comentario:

petrillo dijo...

vaya porqueria de seleccion de la Filarmonica de Viena a la hora de elegir a los directores,todo un fiasco. ¿No habia mejores versiones?

¡Menos chichi y más chicha!

Perdón por el chiste malo y ordinario, pero tenía que hacerlo. Acabo de salir del Ateneu Ruman (sí, estoy en Bucarest) de escuchar el Concie...