No sabía que hubiera aparecido una entrevista a Gérard Mortier en Scherzo. Me compraré la revista en cuanto pueda, porque el extracto que aparece en la web, que ustedes pueden leer en el siguiente enlace, me ha entusiasmado.
Dice allí cosas que muchos pensamos pero que nadie se atreve a decir en voz alta. Por ejemplo, que eso que llaman "ópera española" es más bien ópera italiana, y que además no vale un pimiento (como gran parte de la francesa, puntualiza). Que Donizetti y Bellini no son gran repertorio. Y que muchos cantantes ("como el cretino de Marcelo Álvarez", sic) no sirven a la música sino a sí mismos (todo lo contrario que un Domingo, añade). Lean el texto completo, por favor.
¿Boutades? Para mí, y me consta que para muchos otros, verdades como puños. Verdades de las que no se puede hablar sopena de que te tachen, como mínimo, de progre peligroso. Por mi parte suscribo todo lo que dice, punto por punto. Ojalá hubiera muchos Mortiers al frente de nuestros teatros para acabar con las polillas de nuestra muy rancia no-tradición. ¡Olé tus cohone, Gérard!
Un cajón de sastre para cosas sobre música "clásica". Discos, conciertos, audiciones comparadas, filias y fobias, maledicencias varias... Todo ello con centro en Jerez de la Frontera, aunque viajando todo lo posible. En definitiva, un blog sin ningún interés.
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17 comentarios:
Sí, tiene toda la razón. Pero ojo con lo de Donizetti y Bellini, pues, aunque no son Verdi, tienen algunas obras maestras cada uno de ellos. A.C.
Claro que tienen obras maestras (a mí mismo me gustan mucho Norma y Lucia, sin ir más lejos), pero eso también lo reconoce Mortier. Lo que no comparto, aunque él no hable de ello en el texto, es su desinterés por Puccini, que es obviamente un compositor genial.
Mortier no es el único que piensa así, he oído hablar a Jose Luis Téllez de "basura donezzitiana". Bellini, Donizzetti e incluso Rossini son grandes artesanos pero rara vez alcanzan la genialidad (salvo Rossini, que tiene media docena de grandes óperas, pero, ay, mucha música de relleno). Puccini, en efecto, es otra cosa, un gigante. Y aunque esto pueda parecer una "boutade", para mi después de Puccini el único gran operista italiano ha sido Rota (y reconozco los valores de algunas obras de Menotti y de la maravillosa "generazione dell´ottanta" pero en mi opinión esta última destacó sobre todo en la música orquestal y de cámara).
Me parece del máximo interés que se muevan estos temas (parece que los buenos años para el belcantismo y sus acróbatas pasaron a mejor vida, de lo cual me congratulo no poco), pero con respecto al patrimonio español habría que puntualizar varias cosas. Mortier viene de trabajar en Francia y en Centroeuropa donde la labor de recuperación y filtrado de las grandes obras de repertorio está hecha desde hace mucho tiempo (aunque el Centro Barroco de Versalles no deja de sorprendernos de vez en cuando), entre otras cosas porque allí no hubo cortes radicales con la tradición. En cambio en España, no sólo es que la tradición quedara muy afectada en diversos momentos de los siglos XIX y XX, sino que la tarea de recuperación patrimonial está empezando a hacerse ahora, y con no pocas dificultades. Nuestro patrimonio será lo que sea (más si pensamos en en el siglo XIX, que parece el centro de la discusión), pero es el nuestro, y lo mínimo que toca a las instituciones es permitir que salga de los museos y de las bibliotecas, que llegue a manos adecuadas para su estudio, que sea ofrecido (aquello que se estime de interés) en condiciones interpretativas dignas y que se grabe para que pueda ser apreciado por el común. Que luego entre en el repertorio internacional o local será cuestión diferente, pero por lo menos hay que permitir que se conozca y que tenga oportunidad de ser difundido. Y en ello, aunque no sea la línea principal de su programación y de su tarea, tendría que implicarse también el Real.
Eugenio, me sorprende que Téllez haya usado el término "basura donizettiana", porque suele ser una persona moderada, pero al mismo tiempo me alegro -no soy el único,por lo que veo- que se empiece a poner en su lugar al autor de la "trilogía Tudor". No le regatearé su importancia histórica ni la belleza -a veces enorme- que se pueden encontrar en algunas de sus melodías, pero creo que hay compositores operísticos mucho más interesantes y bastante menos atendidos. Y es que la música al servicio casi exclusivo de la pirotecnia vocal me interesa poquísimo.
Pablo, veo que a ti tampoco se interesa. Ya somos unos cuantos. Tienes razón en que la recuperación del patromonio lírico español es reciente, y estoy muy de acuerdo en que las instituciones públicas tiene el deber de sacarlo a la luz en las mejores condiciones posibles. En lo que no estoy de acuerdo es en la sobrevaloración que (a mi juicio, claro) se le está sometiendo por parte de críticos y musicólogos. Ya se sabe, que si esto de Arrieta o de Bretón es tan bueno como esto otro de Donizetti o (uffff)de Verdi. Pues no, no cuela.
Esto me recuera a lo que Enrique Valdivieso (apreciado catedrático de la Universidad de Sevilla especialista en pintura hispalense, para quien no lo sepa) nos dijo una vez en clase: tenemos la obligación de redescubrir y conocer la pintura española del siglo XIX... y una vez conocida, hay que olvidarla. Pues eso.
Gracias por vuestros comentarios.
Añadiría que hacen falta muchos Mortiers no solo para los teatros de este país, sino también para la gran mayoría de instituciones que hacen que un país funcione como es debido.
Sus declaraciones son valientes y gusten o no, al menos vienen de alguien con carácter y criterio, y eso, viniendo de una persona con un cargo como el suyo, se agradece.
Pues te aseguro que Téllez usó esa expresión, fue en una retransmisión operística de Radio 2 en la que le hicieron una entrevista en el descanso. Concretamente, Téllez criticaba la programación de La Scala de Milán y decía que en vez de tanta basura donezzitiana podría programar de vez en cuando a Alban Berg. Mortier hace también una alusión despectiva a la ópera romántica francesa (ahora no recuerdo si es en la entrevista de Scherzo o en la de Ritmo). Por cierto, mi preferencia por la entrevista de Scherzo se debe al interés de lo que dice Mortier y, espero que nadie se moleste, a lo poco que me interesa lo que dicen Marañón y Muñiz (que sólo haban de temas de gestión). Pero supongo que esa es la servidumbre de la ópera, para que existiera Verdi fue necesaria la labor del empresario de La Scala. Por cierto, no tengo nada contra Pilar Jurado, pero me parece que no ha hecho méritos suficientes para estrenar obra en el Real. Si se quería programar una obra escrita por una mujer, yo creo que una opción más adecuada era Katia Saariaho (L´amour du loin, por ejemplo). Aunque Mortier, viendo lo que pasó con "Lulú", no ha querido pasarse de moderno, siento escalofríos sólo de pensar lo que puede pasar con "Mahagonny" o con la obra de Jurado.
A mí lo que dicen Marañón & Muñiz también me interesa bastante poco. Además no me parecen personas de fiar. No soy precisamente fan de López Cobos, más bien al contrario, pero me parece que no han tenido mucho tacto precisamente en la no renovación de su contrato, y menos aún con Antonio Moral.
En cuanto a Pilar Jurado, yo entiendo que el encargo partió en época de Moral, y que por tanto en él descansará el triunfo o el fracaso que consiga. Por mi parte no pienso ir a ese título.
Leída la entrevista entera, lo que más me sorprende no es la arrogancia de Mortier (supongo que para determinados puestos es bueno ser así), sino su permanente posición a la defensiva ante preguntas que en ningún caso eran hirientes. Dicho esto, me parece que su presencia en el Real tiene más aspectos positivos que negativos.
Y por precisar mi comentario sobre el belcantismo romántico: no es que no me interese (en realidad, gustándome obviamente unas cosas más que otras, estoy interesado en toda la tradición clásica occidental), es que me parece que ha habido décadas de auténtico abuso: en multitud de teatros del mundo (entre ellos, la mayoría de los más influyentes), cualquier (¡cualquier!) Donizetti valía por sistema más que cualquier obra anterior a 1750 o posterior a 1926. Por suerte hoy hay cada vez más gente que tiende a aburrirse con Donizetti y a entretenerse con Janacek, en España por fin también.
Es que Mortier es un divo total. Eso ya se sabía, y es precisamente uno de los aspectos que menos confianza me inspiraban (e inspiran) de él. En cualquier caso lo que al final valen son los hechos, no la poses más o menos de cara a la galería.
En cuanto a su actitud a la defensiva, mo me extraña lo más mínimo habida cuenta de la monumental campaña en su contra que ha venido sufriendo en los últimos meses por parte de no pocos críticos y aficionados. Basta pasarse por la web de Beckmesser, por la misma Forumclásico en la que colaboro o por los diferentes foros operísticos. ¡Y todo ello antes de conocerse la programación!
Yo, de momento, y pasada la desconfianza inicial, veo con buenos ojos su programación y sus proyectos para el futuro. Luego veremos los resultados.
En cuanto a Donizetti, pues eso. No es que haya que eliminarlo de la programación, evidentemente. LO que hay que hacer, como bien dices, es ofrecerlo en sus dosis justas. ¿Cuantos Elixires, Lucias y Don Pasquales se han ofrecido en los últimos años en España?
Pues pasa lo mismo con Mortier, tenemos la obligación de conocerlo y a continuación, olvidarlo. No puede darse en el mundo entero caso de persona más pagada de sí misma, más previsible, más conservadora, más burguesa, es decir más hipócrita, que el señor Barón Mortier. La entrevista de Scherzo no tiene desperdicio alguno. El que presume de cultura, el que viene a salvarnos a nosotros, pobres españolitos sin cultura ni tradición, no se ha tomado la molestia de examinar las 12 temporadas que preceden a su excelsa presencia en Madrid para ver qué se ha hecho y se declara sorprendido porque se haya dado un Glass. Cae en el craso error de creer que fuera del Real no ha habido tradición operística en Madrid, y condena así a las temporadas del Teatro de la Zarzuela que tomaron el relevo allá por los 60 cuando quedó claro que el nuevo teatro de la ópera de AZCA no podría hacerse. Temporadas modestas si se quiere pero con cantantes de mayor calidad que las temporadas presididas por Mortier en París. No es de recibo que califique a un tenor como la copa de un pino como es Marcelo Álvarez de cretino. Mucha educación no tiene el señor Barón, por lo que se ve. Tampoco muchas nociones de ética profesional: allá donde va le acompaña su amante o ex-amante, de muy discutida calidad musical (su Mozart es sencillamente criminal), enchufado a precio de oro. Si le quisiera montar un festival al señor Cambreling con sus propios dineros (y no es pobre el señor Barón, mucho menos cuando logra cobrar 400000 euros por no hacer nada en Nueva York, sin ir más lejos), yo no pondría ninguna pega. El señor Christie hizo lo propio con su señora Audrey Mildmay, de medios más bien discreto, pero el resultado fue el Festival de Glyndebourne. Todo con su propio dinero. Sin embargo, el señor Mortier aprovecha fondos públicos para meter con calzador a un director que por lo visto tiene muchos huecos en su agenda. Por alguna razón será. Lo uno y lo otro.
Mortier carece del más mínimo interés. Es un producto de los años ochenta y está más pasado que la movida, que a estas alturas si produce algo es vergüenza ajena.
Pues nada, nos toca el "abuelo" que se niega a ser jubileta y se cree aún enfant terrible con misión. Hay gente con peores patologías mentales, pero por lo menos no dirigen los destinos del principal teatro operístico del país.
Comprendo, estimado mechero, que la figura de Mortier no sea simpática. Es un divo, de eso no cabe duda. Y su progresismo ciertamente tiene algo de trasnochado, como yo mismo dije en la entrada original. De hecho pienso que lo que atrajo a Marañón & Muñiz de su persona fue más eso, su progresismo de cara a la galería, que el verdadero proyecto artístico que finalmente está desarrollando.
Divos desagradables hay muchos en este mundillo. Lo es Marcelo Álvarez, sin ir más lejos, al que dicho sea de paso yo no calificaría de "tenor como la copa de un pino" como hace usted, salvo que lo haga por el perímetro de su cintura. Y en el mismo mundo de la gestión cultural los divos altaneros abundan. Conozco a uno de origen andaluz, muy progresista él y muy "comprometido", que desde hace años procura no dirigirme la palabra porque no acepta críticas negativas a su trabajo. Y como usted sabrá, el mismo Teatro Real pre-Mortier ordenó tener "a pan y agua" a ese admirable crítico que es Santiago Martín por haber censurado duramente la vertiente escénica del Boris del Real. Veremos si Mortier se muestra en semejantes circunstancias igual de altanero y dado a las represalias... o no. Lo dicho, divos hay muchos, pero hay que juzgarlos por sus resultados, no por sus actitudes. Y Mortier de momento, por lo que plantea, a mí me está convenciendo.
Con respecto a la batuta de Cambreling, obviamente yo no la he catado como lo ha hecho el propio Mortier. Quiero decir, que le he escuchado poco: unos Troyanos en DVD, que me gustaron, y un concierto en directo con el Klangforum Wien, del que no guardo particular recuerdo.
No me parece que Mortier tenga el gusto muy desarrollado en lo que a los directores musicales se refiere, porque su defensa de alguien como Bychkov resulta preocupante, pero a Cambreling le juzgaremos por los resultados de las apariciones que tenga en el Real. ¿Son dos esta temporada, verdad, el recital con la Lott y el San Francisco? Pues no afirme, estimado mechero, que Mortier le ha montado un proyecto a su "más que amigo", porque las cifras no cuadran. Puede ser verdad que lo haya hecho en París (desconozco los porcentajes de sus apariciones), pero en Madrid de momento parece que sus intervenciones van a ser puntuales.
Y que conste que si algo de lo que hace me parece más mediocre aún de lo que en los últimos año nos ha ofrecido al soporífero López Cobos a cambio de cuantiosos ingresos, seré el primero en abuchear.
Tengo que corregirme a mí mismo: Sylvain Cambreling realizará no dos sino tres apariciones esta temporada en el Real: el Erwartung con la Polaski, el recital Offenbach de la Lott y las funciones del San Francisco de Asís. En cualquier caso, dentro de la amplia nómina de directores que veremos, su presencia será tan solo una entre otras muchas.
- ¿Será Sylvain Cambreling el más habitual en el foso?
- Siempre la misma pregunta [Ah, no lo sabía]. Él y Pritchard fueron directores musicales en Bruselas, conmigo [qué bien]. Pero no tiene tiempo [No veo la relación, pero en fin]. Es director de la Orquesta de la SWR, de la Ópera de Stuttgart y de la Yomiuri de Tokio. Sólo podrá venir una vez al año, quizá dos. Y es una pena, pues es un gran director. Teodor Currentzis [¡horror!] vendrá dos veces al año. Harmut Haenchen, que es un gran director de ópera [snif], también todos los años. Y Semion Bichkov [uf] y Thomas Hengelbrock [este sí me gusta]. Todos son directores musicales de alguna orquesta y todos estarán aquí dos meses. Es un sistema basado en la experiencia. He llegado a Madrid después de treinta años de profesión y no tengo que demostrar que conozco mi trabajo... [y así todo... ¿La pregunta pone en duda su conocimiento del oficio?]
Gracias por la transcripción, Pablo, que supongo corresponde a la entrevista en Scherzo (la leeré completa este fin de semana, cuando pille un ejemplar).
A Currentzis jamás le he escuchado. A Harmut Haenchen tampoco, la verdad, a pesar de que tiene muchos discos en su haber (generalmente en sellos menores).
A Bychkov sí que le he escuchado mucho. Me parece un director pedestre, vulgar, grueso en lo sonoro, tendente al escándalo gratuito y con un evidente ramalazo hortera. La Séptima de Shostakovich que le vi hace años con nuestra ONE fue de juzgado de guardia. No obstante hay cosas que me han gustado. Por ejemplo, su DVD de La Canción de la Tierra o su Daphne con la Fleming.
Que venga Hengelbrock sí que me parece, como a ti, un acierto. También lo es que se incorpore a la nómina del Real Pablo Heras-Casado (espero hablar pronto de él en este blog), o que sigan apareciendo Josep Pons y Pedro Halffter. Sobre Víctor Pablo no lo tengo tan claro: ese señor con tanto talento parece últimamente algo despistado. La visita de Tate resulta especialmente bienvenida, y es de aplaudir la intención de que repita Steinberg.
En cualquier caso, lo mejor del foso de la era Mortier es que se ha largado López Cobos y que nos hemos librado, aunque por los pelos, del temible Daniel Harding en que pensaban Marañón & Muñiz. Uf.
No sólo me llama la atención la ausencia de Puccini en la lista de operistas imprescindibles. También Richard Strauss debería estar en dicha lista.
Desde luego, pero Strauss sí parece gustarle a Mortier. Menos mal.
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