Pues bien, los resultados han sido para mí un relativo chasco. La ejecución es soberbia, la planificación irreprochable, la expresión siempre certera. No hay la menor caída en la acumulación decibélica ni en el efectismo. Pero la intepretación, muy objetiva y bastante abstracta, poco interesada en hurgar en recovecos expresionistas, desprende una sensación de distanciamiento e incluso frialdad que no termina de convencer. Esta partitura que en su momento Shostakovich escondiera en un cajón, sin atreverse a estrenarla a la vista que lo que se le venía encima por su Lady Macbeth, necesita bien un planteamiento a tumba abierta como el de Rozhdestvensky (enlace), o incluso el del propio Rattle años atrás, bien una visión fantasmagórica, atmosférica, ambigua y sutil como la de Rostropovich. En cualquier caso hay que alabar una soberbia ejecución de la Filarmónica de Berlín y un tercer movimiento en general bastante conseguido.
La velada se había abierto, acertadamente, con los geniales diez últimos minutos de esa obra maestra absoluta que es la Lulu de Berg, interpretada por Rattle con desbordante pasión "romántica", más que "expresionista". El británico no escatima aristas, sin embargo, en el marcado expresionismo de Les Voix, para soprano, piano y orquesta, obra concluida en 1941 por Paul Dessau, un compositor del que hasta ahora quien esto firma nada conocía. Lars Vogt exhibe un piano muy acerado y Angela Denoke, ideal para este repertorio, sale airosa de las extremas dificultades de su parte. Interesante recuperación, sin duda, de una página que hasta hace muy pocos años no ha visitado el disco y las salas de concierto, y gran acierto de un Rattle que ha sabido inyectar sabia nueva a la programación de la orquesta.
Como en las anteriores ocasiones, dejo aquí el link para escuchar el concierto (enlace).
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